El Reina Sofía y los colectivos de Lavapiés denuncian la catástrofe sanitaria y social
La asamblea Museo Situado lanza un manifiesto pidiendo la acción del Ayuntamiento
Un museo no es un ente metafísico que flota en el espacio abstracto de lo artístico. Un museo es una institución que está enraizada en un lugar geográfico: en un país, en una región, en una ciudad, en un barrio. El Reina Sofía trata de abrirse al exterior en todas estas escalas, colaborando con instituciones de fuera de España y de fuera de Madrid, pero también se abre, y muy especialmente, al barrio en el que está enclavado: Lavapiés. Ahora, mediante la iniciativa Museo Situado, lanza, junto con los movimientos barriales...
Un museo no es un ente metafísico que flota en el espacio abstracto de lo artístico. Un museo es una institución que está enraizada en un lugar geográfico: en un país, en una región, en una ciudad, en un barrio. El Reina Sofía trata de abrirse al exterior en todas estas escalas, colaborando con instituciones de fuera de España y de fuera de Madrid, pero también se abre, y muy especialmente, al barrio en el que está enclavado: Lavapiés. Ahora, mediante la iniciativa Museo Situado, lanza, junto con los movimientos barriales, un manifiesto titulado Una ética de catástrofe, para alertar de la catástrofe sanitaria y social que se vive en la ciudad y protestar ante la inacción de las autoridades.
Piden que se asegure el acceso a la salud para todas las personas y en todas las lenguas migrantes. Piden más profesores y también medios para la educación en el hogar. Piden un fondo de emergencia habitacional, la paralización de los desahucios y el freno a la gentrificación. Piden la recuperación de las mesas de diálogo entre Ayuntamiento y colectivos sociales, y respeto para la red de espacios autogestionados que está siendo desarticulada (La Ingobernable, La Dragona, el Solar Maravillas, etc). Etcétera. “La situación se está agravando mucho, no solo en el plano sanitario, sino en general: hay problemas de vivienda, laborales, de desprotección, y hay falta de respuesta del Ayuntamiento y las otras administraciones públicas. Son los colectivos sociales los que se están haciendo cargo de lo que deberían hacerse cargo las instituciones”, señala Longoni, directora de Actividades Públicas del Reina Sofía y responsable del proyecto.
Museo Situado surgió hace tres años, tras los disturbios que siguieron a la muerte del joven mantero senegalés Mame Mbaye mientras era perseguido por la policía. “Pudimos percibir con mucha claridad que el museo seguía su vida cotidiana como si nada pasara, mientras en el barrio todo estaba dislocado y convulso”, recuerda Longoni. Así se formó la asamblea, que incluye a diferentes vecinos y asociaciones del barrio, por ejemplo, Valiente Bangla, Teatro del Barrio, Lavapiés, ¿dónde vas?, Territorio doméstico, Dragones de Lavapiés o Red Interlavapiés, entre otras. “Se necesitan espacios para atender a las necesidades de los ciudadanos, para instalar bancos de alimentos o talleres sanitarios”, dice la directora.
El proyecto ha trabajado a buen ritmo estos tres años, ofreciendo en el museo clases de español para inmigrantes, una escuela de derechos, talleres de danza, charlas sobre los más diversos temas, aulas para niños de primaria o picnics para los vecinos en los jardines. “Queremos que los vecinos sepan que en ese mastodonte rojo metalizado que es el museo ocurren cosas que les implican”, apunta Longoni. Ahora, en la emergencia pandémica, la asamblea ha considerado necesario denunciar la situación de emergencia en los barrios de Madrid y la cerrazón del Ayuntamiento para escuchar a los movimientos ciudadanos.
“En vista de los efectos a medio plazo de la pandemia, en forma de hambre y sufrimiento, o del frio que han pasado muchos vecinos durante la nevada, a través de los reportes que hicieron en la asamblea los diferentes colectivos, ha surgido un golpe de indignación que ha llevado a la publicación de este manifiesto”, explica Jesús Carrillo, portavoz de la asamblea, profesor del departamento de Historia y Teoría del Arte de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y autor del libro Space Invaders (Brumaria), que estudia la evolución de los movimientos artísticos y políticos en el barrio. El foco ha cambiado: si bien en tiempos prepandemia el problema principal en estas calles eran los procesos de gentrificación y turistificación, una avalancha difícilmente abordable y ahora ralentizada por la coyuntura vírica, la nueva situación ha alimentado el fuego del descontento.
En efecto, Lavapiés ha sido tradicionalmente un hervidero de este tipo de movimientos, al menos desde los años 90, que resisten incluso en tiempos en los que muchos vecinos son expulsados del barrio por la subida del precio de los alquileres. La deslocalización de los vecinos, sin embargo, no es determinante: muchos siguen participando en las luchas vecinales y sociales, aunque tengan su domicilio en otras zonas de la ciudad, como si Lavapiés fuese, más que un espacio geográfico (que ni siquiera existe administrativamente, pues forma parte del barrio de Embajadores), un relato, una historia, un espacio simbólico de compromiso y aglutinación. “A pesar de que muchos movimientos de este tipo tienen vida corta, la actividad en el barrio no muere”, dice Carrillo, “es el mismo tejido de base de siempre que sigue reaccionando a las situaciones de catástrofe”.
La actual hibridación del museo y de lo social en Museo Situado es una experiencia singular. “Que se articule la protesta desde el Reina Sofía le da un carácter diferente y tal vez encuentre otro eco: la cultura es un ámbito creador de derechos humanos y universales”, concluye Carrillo.