La Educación Física, en el parque
Un colegio cercano a la Dehesa de la Villa y otro al Retiro han incorporado la naturaleza como escenario de clases ante la reorganización de espacios por la covid
La reorganización de espacios que los centros escolares han acometido este curso por imperativo de la covid ha extendido al parque algunas horas lectivas en el colegio Escuelas Santísimo Sacramento. A escasos metros de la puerta del centro comienzan las casi 70 hectáreas de la Dehesa de la Villa, una zona poblada por pinos, encinas y alcornoques que ahora acoge las clases de Educación Física. Ni la Consejería de Educación ni la Federación de l...
La reorganización de espacios que los centros escolares han acometido este curso por imperativo de la covid ha extendido al parque algunas horas lectivas en el colegio Escuelas Santísimo Sacramento. A escasos metros de la puerta del centro comienzan las casi 70 hectáreas de la Dehesa de la Villa, una zona poblada por pinos, encinas y alcornoques que ahora acoge las clases de Educación Física. Ni la Consejería de Educación ni la Federación de la Comunidad de Madrid de Padres y Madres del Alumnado (FAPA) Francisco Giner de los Ríos, tienen constancia de que abrir las puertas de los colegios a las zonas verdes cercanas se haya convertido en una tendencia, aunque también otros centros, como el Arcángel, están sacando al parque a los alumnos en horario escolar, en este caso al Retiro.
“Hemos utilizado la Dehesa algunos meses, como en mayo o junio, pero muy esporádico, nunca como ahora que venimos casi todos los días por la situación que hay. Mira qué patio, es una delicia, nos abre unas posibilidades increíbles”, comenta Alberto Padilla, tutor de los niños de nueve años del colegio Escuelas Santísimo Sacramento. Desde cuarto de primaria hasta el ciclo de la ESO, todos los cursos han realizado este año clases semanales en la Dehesa, siempre que el tiempo lo ha permitido.
Las distancias de seguridad que deben mantener los pupitres y la creación de grupos burbuja para controlar posibles brotes han servido para que las clases de Educación Física abandonaran el gimnasio del centro, que ahora hace las veces de aula, como ocurre con la sala antes dedicada al Teatro.
En fila india y extendiendo el brazo para tocar el hombro del compañero de delante, los niños de cuarto de primaria caminan con el chándal y una cantimplora en la mano. Entienden que la crisis de coronavirus les obliga a tocarse lo menos posible. Muchos dan saltos de alegría y avanzan a paso rápido. Dos profesores los flanquean a pesar de que ya se conocen el camino de memoria.
El director del centro, José Hernández, señala que el Plan de Contingencia les hizo conscientes de la necesidad de buscar espacios abiertos para cumplir con las medidas de seguridad en la Educación Física. Tanto el equipo directivo como el claustro valoraron positivamente impartir el mayor número de clases en este espacio. “A nivel organizativo, la proximidad de la Dehesa al colegio facilita los desplazamientos y todas las familias han autorizado la salida al comienzo de curso para que sus hijos disfruten de esta alternativa”, explica. Además, añade que desde la Comunidad de Madrid se instó a los centros a buscar lugares al aire libre para desarrollar la actividad escolar en un entorno seguro.
Cada niño tiene un árbol. El profesor de Educación Física, Diego Hernández, divide la zona en la que realiza su clase en la Dehesa de la Villa en trozos imaginarios. Y, a partir de ahí, a saltar los obstáculos y aros de colores que coloca sobre el suelo o, más de toda la vida, a jugar a la liebre. Y los chavales le ponen ganas. “¡Despacio, que esto no es una competición, cada uno compite contra sí mismo!”, se escucha gritar al profesor Padilla. La temperatura no lo pone difícil en este día de principios de diciembre.
El material que están usando ahora lo desinfectan después con lejía y no dejan que los niños lo toquen. El tutor indica que más adelante llega la parte de mímica, expresión corporal, bailes, improvisación, contenidos que en este parque dan mucho juego. “Ahora mismo tenemos todo el gimnasio cogido por quinto de primaria y no lo podemos utilizar. El patio sí que está libre, aunque tenemos vallas para separar los distintos grupos estables de convivencia, pero la forma de evitar el contacto entre clases es irnos a la Dehesa de la Villa. Muchas veces hacemos aquí el recreo si después tenemos la clase. En la situación que estamos esto es un mundo de posibilidades”, señala.
Hay otros colegios como el Arcángel que también están aprovechando los espacios verdes de Madrid. Desde el centro escolar cuentan que como tienen el Retiro cerca se han organizado para subir dos veces a la semana, martes y jueves, para dar desde clases de Educación Física o Ciencias Naturales hasta dinámicas de grupo. También algunos recreos los hacen en este parque para que no se junten tantos niños en el patio.
En la Dehesa, Estrella Picazo, de nueve años, se esfuerza por hacer los ejercicios tal y como le indica su tutor. Para ella esto es una “excursión interminable”. Es alegre, dicharachera y quiere ser doctora: “Es super divertido. He visto un pájaro africano y conocemos a los perros de los vecinos. Por eso nos encanta la Dehesa, nos desilusionamos mucho cuando no venimos, preferimos estar aquí que en el gimnasio”. Además de hacer Educación Física aprenden el nombre de aves y árboles. El tema de las distancias y la mascarilla no le hace tanta gracia: “Qué ganas de abrazarse y darse besos y cosas así, ¿verdad?”.