Vargas Llosa recibe el premio Francisco Umbral por ‘Tiempos Recios’
El escritor señala que la consecuencia más importante de la literatura es que hace a los ciudadanos “profundamente críticos de la sociedad tal como es”
Mario Vargas Llosa (Arequipa, 84 años) recibió este lunes el premio Francisco Umbral al libro del año 2019, Tiempos recios (Alfaguara), tras varios aplazamientos a causa de la pandemia después de ser anunciado en enero. En una ceremonia, transmitida por vídeo desde la Real Casa de Correos, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en compañía de la junta y el jurado de la Fundación Francisco Umbral y el alcalde de Majadahonda, José Luis Álvarez Ustarroz, le entregó al Nobel el galardón. Vargas Llosa habló sobre el papel de la literatura en la sociedad y charló con el p...
Mario Vargas Llosa (Arequipa, 84 años) recibió este lunes el premio Francisco Umbral al libro del año 2019, Tiempos recios (Alfaguara), tras varios aplazamientos a causa de la pandemia después de ser anunciado en enero. En una ceremonia, transmitida por vídeo desde la Real Casa de Correos, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, en compañía de la junta y el jurado de la Fundación Francisco Umbral y el alcalde de Majadahonda, José Luis Álvarez Ustarroz, le entregó al Nobel el galardón. Vargas Llosa habló sobre el papel de la literatura en la sociedad y charló con el periodista de EL PAÍS Juan Cruz acerca de temas como el lugar que ocupa Madrid en la vida del autor, de la libertad dentro de su obra y, principalmente, del origen y objetivo de su última novela.
Tiempos recios transcurre en la Guatemala de los años cincuenta y aborda el golpe de Estado para derrocar al presidente Jacobo Árbenz orquestado por Estados Unidos, a instancias de la United Fruit Company. El alzamiento contra su Gobierno liberal en 1954 estuvo encabezado por el coronel Castillo Armas, que también cayó poco después, en una operación en la que participó el dictador de Santo Domingo, Trujillo. Es justamente este entramado geopolítico el que es reconstruido por Vargas Llosa mezclando voces y perspectivas en la narrativa de la novela.
Ante la pregunta de Juan Cruz sobre cuál era el objetivo del autor con esta obra, y más allá, de su recurrente exploración de momentos históricos latinoamericanos, como la dictadura de Trujillo en La fiesta del Chivo o la dictadura de Manuel Odriá en Conversación en la Catedral, Vargas Llosa se remontó a su primera relación con la historia de Árbenz. El Nobel relató cómo lo que ocurrió en Guatemala tuvo un efecto traumático y muy general en América Latina, pues inspiró movimientos revolucionarios y justificó, por otra parte, la represión militar y las dictaduras que les siguieron. En definitiva, que fue un momento clave en la historia de la región que se conoce apenas superficialmente.
Por esta razón, y tras descubrir los entramados políticos detrás de esa historia con la publicación de archivos secretos, Vargas Llosa se propuso volver a contar un relato riquísimo, pero tan manoseado y tergiversado a lo largo de los años. “De ahí surgió esta novela, me pareció que había que rendirle un homenaje a Árbenz. Él intentó hacer algo que durante décadas no se volvió a intentar en América Latina. Intentó hacer reformas a través de la democracia, algo que no pudo hacer por Estados Unidos, no se lo permitió. Es un caso verdaderamente trágico, y creo que es una de esas figuras dramáticas de la historia de América Latina, al que, de alguna manera, merecía reivindicarse”, explicó el Nobel. Además, Vargas Llosa señaló que la consecuencia más importante de la literatura, y uno de sus objetivos permanentes cuando escribe sobre estos temas sociales y políticos, es que hace a los ciudadanos “profundamente críticos de la sociedad tal como es”.
El alcalde de Majadahonda, José Luis Álvarez Ustarroz, hizo eco de este sentimiento en sus palabras en reconocimiento al autor afincado en Madrid. “Tiempos recios refleja de una manera impresionante cómo los poderes públicos pueden influenciar en las sociedades valiéndose del poder de los relatos”. Pero fue la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, la encargada de cerrar el acto, y aprovechó la ocasión no para hablar de literatura, sino para hacer un símil entre la novela premiada, que termina en una intervención militar extranjera, y lo que ella considera “la peligrosa deriva política en España”.