El sesgo del voluntario sano: por qué los expertos tachan de despilfarro las PCR masivas en Madrid
La Comunidad está ocultando su fracaso en la contratación de rastreadores con una medida más de populismo sanitario, según los epidemiólogos
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo dijo enfáticamente al principio de la pandemia: “Test, test, test”. Era un mensaje simple que Tedros Adhanom Ghebreyesus repitió tres veces. Entonces, ¿por qué critican los epidemiólogos la campaña de 15.000 PCR que está haciendo la Comunidad de Madrid para detectar asintomáticos?
La respuesta tiene una buena ilustración en la enorme cola para hacerse un test gratis ...
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) lo dijo enfáticamente al principio de la pandemia: “Test, test, test”. Era un mensaje simple que Tedros Adhanom Ghebreyesus repitió tres veces. Entonces, ¿por qué critican los epidemiólogos la campaña de 15.000 PCR que está haciendo la Comunidad de Madrid para detectar asintomáticos?
La respuesta tiene una buena ilustración en la enorme cola para hacerse un test gratis este jueves en Fuenlabrada, uno de los municipios madrileños seleccionados para la campaña. Al mediodía daba la vuelta a todo el edificio de especialidades El Arroyo y se perdía a lo lejos por la calle de los Arados. El Sol pegaba con fuerza y aquello podía durar más de una hora, pero daba igual. Para ellos merecía la pena porque podrían salir de dudas de una vez.
Los epidemiólogos creen que esa cola no es una representación fiable del impacto de la pandemia en Fuenlabrada por culpa del “sesgo del voluntario sano”. Dicen que es muy probable que una gran cantidad de esos participantes sean el tipo de personas cautas y preocupadas por su salud que han cancelado vacaciones o se quitan la mascarilla para dormir y poco más.
La Comunidad ha vendido esta campaña como un esfuerzo de detección precoz y corte de la cadena de transmisión, pero la Asociación Madrileña de Salud Pública (Amasap) la ha tachado de una acción “inútil”, un despilfarro movido por interés políticos y no por la ciencia de la epidemiología. Dicen que la Comunidad de Madrid ha adoptado una palabra clave de la estrategia recomendada por la OMS, los test, pero se ha olvidado de atar esas pruebas a otra acción que ha caracterizado los esfuerzos de países exitosos: rastreo, rastreo, rastreo.
La crítica de esta asociación es compartida por otros epidemiólogos consultados. “Estos esfuerzos son brutales pero no son el mejor empleo de recursos escasos”, observa Quique Bassat, investigador del instituto barcelonés Isglobal. “Mucho más efectivo como estrategia de contención sería tener cientos de rastreadores aunque solo estuvieran empleados durante dos semanas”. En resumen, los expertos piden hacer muchos test, pero guiados por un trabajo detectivesco.
La comunidad inició esta campaña el lunes de la semana pasada en distritos y municipios con alta prevalencia de infectados por covid-19. En teoría el esfuerzo fue diseñado para que solo se hicieran pruebas los vecinos que recibieran un SMS. La comunidad quiso centrarse en el grupo de edad entre 15 y 49 años porque creía que ahí es donde se concentra el mayor número de asintomáticos. Pero en la práctica ha habido barra libre, no solo en Fuenlabrada este jueves sino también en el resto de lugares (los distritos madrileños de Carabanchel, Usera, Villaverde y Puente de Vallecas y los municipios de Alcobendas, Móstoles, Fuenlabrada y Parla).
En Fuenlabrada algunos llegaron a las 8.00, dos horas antes de la apertura. Cuando abrieron las puertas, la cola “sin SMS” daba la vuelta al edificio y solo seis personas aguardaban en la cola “con SMS”, según cuenta Elena Reinares, una vecina de 56 años. Ella estaba allí porque se había enterado por Telemadrid y el boca a boca, así que aprovechó la oportunidad y acudió con dos hijas y un yerno. Su marido ha estado muy enfermo con la covid-19 y aunque ya todos se hicieron la prueba hace meses, querían una nueva garantía: “Le tengo bastante respeto. La gente no sabe lo que es esto hasta que lo ve de cerca”.
Cuando salieron por la puerta del centro se toparon con el vicepresidente madrileño Ignacio Aguado, acompañado del viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid-19, Antonio Zapatero. Habían convocado a la prensa para fotos y preguntas. Reinares y los suyos curiosearon un poco y se fueron: “Ya los veremos en la tele”.
Lo que dijeron el político y el médico que dirigió el hospital de campaña de Ifema es que el muestreo va a dar una información muy valiosa sobre los enfermos asintomáticos que permitirá a la Comunidad tomar decisiones, entre las que no descartan los confinamientos. Hasta ahora se han hecho 11.500 PCR y el 2,5% han dado positivo.
Zapatero defendió el muestreo diciendo que están sacando información útil. Según dijo han aprendido que el 35% de los que han dado positivo no tenían capacidad de contagio. “Es una intervención que yo creo que numéricamente no se ha hecho en España y es buena para la ciudadanía”, afirmó.
Este énfasis en los grandes números hace desconfiar a los epidemiólogos. Ven esta campaña como “populismo sanitario”, una continuación de las medidas de impacto que la Comunidad ha tomado durante la pandemia. Entre ellas se encuentran la construcción de un nuevo hospital para la pandemia o el regalo a todos los madrileños de dos mascarillas FFP2.
El portavoz de Amasap, Fernando García, dice que la actual campaña se asemeja a las pruebas de seroprevalencia masivas —104.299 participantes— que llevó a cabo el municipio madrileño de Torrejón de Ardoz a finales de mayo y principios de junio. Otro gran esfuerzo fue el estudio de prevalencia de anticuerpos que publicó en julio el Ministerio de Ciencia —68.296 participantes— pero en ese caso, señala García, el fin declarado era otro: estimar cuántos españoles tienen anticuerpos y observar su evolución. Por contra, la Comunidad busca detectar positivos y cortar la cadena de contagio.
“Sería más eficaz concentrarse en un área de población más reducida donde haya señales de alto número de contagios y hacerle la prueba a todos los vecinos, pero de un modo proactivo, puerta a puerta”, recomienda García.
De hecho, en el documento con su Estrategia de Detección Precoz, Vigilancia y Control de Covid-19, la propia Consejería de Sanidad madrileña desaconseja hacer PCR a personas asintomáticas fuera de estrategias de cribado a poblaciones vulnerables en contexto de brotes. García entiende que eso las limita a casos como residencias de mayores o un colegio, universos más reducidos en los que puede hacerse un cribado de todos los miembros. “La Comunidad incumple su propia norma. Esto lo debe saber la directora general de Salud Pública, Elena Andradas, pero no sé qué influencia tiene ella en la toma de decisiones”, añade el portavoz de Amasap.
Este experto cree que el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso ha adoptado esta medida como consecuencia de las críticas por la escasez de rastreadores. Madrid dispone de 560 profesionales dedicados a esta tarea, según la última actualización dada por la Comunidad la semana pasada. Esta cifra está muy por debajo de los 2.000 que Amasap estima necesaria para una población de 6,6 millones. Hacen el cálculo con base en un estudio de Harvard que recomienda a las autoridades 30 rastreadores por cada 100.000 habitantes.
Otra epidemióloga consultada, Andrea Burón, portavoz de la Sociedad Española de Salud Pública (Sespas), observa que es probable que muchas de las personas más expuestas al virus no tienen tiempo o interés para hacerse las PCR de la Comunidad. Son quienes trabajan en entornos de riesgo como residencias o quienes tienen miedo a ser positivos porque no tienen garantizada una baja laboral.
Si el sistema de detección de casos estuviera funcionando bien estos muestreos adicionales, aun cuando mal diseñados, podrían ser de utilidad, pero al no ser así, no parece el mejor uso de los recursos, añade Burón: “Entre comillas esto es como matar moscas a cañonazos”.
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