La Milla de Oro es ahora la ruina de oro

La falta de turistas extranjeros, la mayoría de origen asiático, tumba la economía de las marcas de lujo

Poco ambiente de compras y locales cerrados en busca de nuevos inquilinos en la Calle Serrano, Madrid.Víctor Sainz

Ir de compras es casi una religión en calles como Serrano u Ortega y Gasset en el centro de la Milla de Oro, donde las tiendas de lujo no hacen tantas rebajas, porque su público es diferente. La mayoría de los trabajadores hablan inglés, mandarín y español. Al entrar en algunas tiendas ofrecen agua y hasta cava. Sus clientes vienen de Asia y Latinoamérica. Pero con la pandemia todo cambió: los ricos también tienen miedo.

Su público estrella ya no desfila por las pasarelas de Serrano cargados de bolsas. Se han esfumado las colas de coreanos en Chanel y las oleadas de mexicanas queriendo ...

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Ir de compras es casi una religión en calles como Serrano u Ortega y Gasset en el centro de la Milla de Oro, donde las tiendas de lujo no hacen tantas rebajas, porque su público es diferente. La mayoría de los trabajadores hablan inglés, mandarín y español. Al entrar en algunas tiendas ofrecen agua y hasta cava. Sus clientes vienen de Asia y Latinoamérica. Pero con la pandemia todo cambió: los ricos también tienen miedo.

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Su público estrella ya no desfila por las pasarelas de Serrano cargados de bolsas. Se han esfumado las colas de coreanos en Chanel y las oleadas de mexicanas queriendo comprar charms de Pandora para regalar a toda su familia.

“Hubiéramos podido cerrar a las seis de la tarde, me aburro y aquí siempre tocaba hacer todo corriendo porque no dábamos abasto. Es que si no entra nadie ni para mirar, mucho menos para comprar”, dice una trabajadora de la tienda de joyas Pandora mientras limpia una pulsera de una clienta. Sigue hablando sola mientras le saca brillo a un dije de plata: “La gente de aquí se cree que por ser Serrano es más caro y entonces ni viene”, refunfuña.

Lucía Sainz de Santamaría se está tomando una copa de vino tinto en la terraza de la Bodega La Lavinia. La terraza tiene una vista perfecta a Valentino y Celine, dos tiendas de lujo muy apetecidas por sus bolsos de moda. “Siempre me siento en esta mesa porque me encanta ver a todas las mujeres salir y entrar de todas las tiendas llenas de bolsas, pero ahora estoy aquí sola”, afirma mientras toma un sorbo de vino. “Es como si fuera de mal gusto exteriorizar la riqueza en tiempos de crisis”, reflexiona Sainz.

En un paseo por el barrio de Salamanca es posible encontrarse con firmas como Chanel y Dior (han cesado el trabajo en sus plantas de Francia, Italia y Suiza), Armani (a finales de febrero cerró sus centros en el norte de Italia), Tous (anunció un ERTE que afectará a la mayoría de sus 4.000 empleados), Burberry (su facturación se reducirá a la mitad). Ahora las apariencias, sí que engañan.

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Es como si fuera de mal gusto exteriorizar la riqueza en tiempos de crisis
Lucía Sainz de Santamaría

El director de Innova TaxFree y miembro de la junta directiva de Distrito 41 Barrio de Salamanca, Luciano Ochoa explica que aunque el comercio de proximidad está mejorando, el comercio de lujo no. “Salimos de la feria de Fitur con unos índices muy prometedores de turismo asiático y con un incremento de la demanda del 50% hasta 2025 y ahora no sabemos ni siquiera si algunas tiendas van a tener que cerrar”, explica.

Madrid es un destino cultural, gastronómico y de compras, no es un turismo de playa, eso hace que su público sea más exclusivo. “Aquí la gente viene a gastar”, aclara Ochoa. Pero esa gente no está en Madrid. Y la Milla de Oro es ahora la ruina de oro.

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