Vuelve el Madrid disidente

“Si no fuera por esta red de resistencia, de cuidados, Madrid no tendría sentido"

dtespacioescénico.com

Vivir el calor de Madrid en verano detrás de una mascarilla desechable. Mientras subimos una cuesta me seco el sudor de la frente con el mismo ímpetu que un figurante sobreactuando en una película. Veo de reojo cómo una familia me está mirando desde la terraza. El señalamiento y las miradas de transeúntes en las calles siempre estuvieron presentes, antes de la nueva normalidad, sea por mi racialitud, sea por mi forma de caminar y mover las caderas, hasta tal punto que empecé a vestirme de forma más llamativa para que ellos pasaran de señalarme como “el chino maricón” a “el extravagante” (que a...

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Vivir el calor de Madrid en verano detrás de una mascarilla desechable. Mientras subimos una cuesta me seco el sudor de la frente con el mismo ímpetu que un figurante sobreactuando en una película. Veo de reojo cómo una familia me está mirando desde la terraza. El señalamiento y las miradas de transeúntes en las calles siempre estuvieron presentes, antes de la nueva normalidad, sea por mi racialitud, sea por mi forma de caminar y mover las caderas, hasta tal punto que empecé a vestirme de forma más llamativa para que ellos pasaran de señalarme como “el chino maricón” a “el extravagante” (que además es chino y es maricón)”. Aprendí hace mucho a acentuar mi identidad como un plato sobre-adornado de estrellas Michelin: si molestas, molesta más, ya que en nuestra casa no hacemos las cosas a medio camino.

Mi móvil no marcaba ni los 5.000 pasos y ya no podía más. Veníamos del Mamoneo En El Río, un picnic, una propuesta no mercantil que busca generar un espacio de ocio para la diversidad, en el que en un marco de respeto, nos invita a que compartamos un atardecer con música y amistades bajo el Puente de Arganzuela. Este reencuentro con amistades me hizo darme cuenta de lo mucho que les echaba de menos. Viviendo en un barrio cisheteronormativo, mi única forma de conectar con mi comunidad y mis amistades fue a través de Zoom, de poner música en Club Quarantine o en Shop Heaven —de Madrid a Los Ángeles desde mi cocina, pero sin ir más lejos— o para celebrar el segundo aniversario de Pay It No Mind. Esta última es una fiesta electro queer creada desde la unión entre el colectivo VOLTA y Stop Plumofobia, quienes hace poco organizaron una experiencia creativa y virtual con actuaciones virtuales de artistas queer de toda España, acordándose de los actos de Marsha P. Johnson.

La vuelta a los espacios físicos no solamente nos ha traído la maravilla que es el Mamoneo En El Río, sino la función Cárcel Drag Latina que este sábado (de 20 a 22 horas en DT Escénico, en la calle de la Reina, 9) presentan una obra en la que, entre rejas, pelucas y lentejuelas, nos contarán sus vicisitudes llegando a Europa y sus experiencias con el racismo institucional y los prejuicios xenófobos. Juntas tienen una misión: su libertad. Para ello tienen que unir fuerzas y el travestismo es la única escapatoria. Nativa la Reina Mexicana, Shirley StonyRock, Lady Cirka, Gad Yola y Clush protagonizan la historia. Nos paramos de nuevo y nos sentamos en un banco. “Que Marsha bendiga la Madrid disidente”, dijo L. “Si no fuera por esta red de resistencia, de cuidados, Madrid no tendría sentido”, dije, mientras me secaba con el último pañuelo que tenía de la bolsa de clínex. Qué ganas tenía que volviera el Madrid disidente.


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