El virus crea un nuevo perfil de persona vulnerable en Madrid: más universitarios y menos jubilados

Los Servicios Sociales de Madrid prevén atender cada vez a un mayor número de jóvenes cualificados y familias monoparentales y con hijos

Anthony, venezolano de 21 años, el pasado marzo mientras esperaba una plaza en el albergue de emergencia para personas sin techo de Ifema.Luis De Vega Hernández

Se acerca la fecha del fin del estado de alarma, este domingo 21 de junio, pero las consecuencias sociales y económicas de la pandemia, no. Es más, las previsiones apuntan a una resaca larga en el tiempo y a un perfil diferente de las personas que van a necesitar ayuda por parte de los ...

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Se acerca la fecha del fin del estado de alarma, este domingo 21 de junio, pero las consecuencias sociales y económicas de la pandemia, no. Es más, las previsiones apuntan a una resaca larga en el tiempo y a un perfil diferente de las personas que van a necesitar ayuda por parte de los Servicios Sociales del Ayuntamiento. El madrileño vulnerable será más joven, pues se espera que sea necesario triplicar la atención a personas de entre 30 y 64 años.

Habrá asimismo más personas cualificadas, pues los universitarios atendidos está previsto que sean más del doble que antes del coronavirus. Además, la crisis golpeará más los hogares monoparentales y las familias con menores. El Ayuntamiento de Madrid ha llegado a esta conclusión tras comparar el perfil de los usuarios previos a la covid-19 con las previsiones que se manejan con la llegada de la pandemia.

El número de personas de entre 30 y 64 años que van a ser potenciales usuarios pasa del 10,1% al 33,1%. La horquilla 30-44 años salta del 4,5% previo a la covid-19 a una previsión del 16,7% y la del 45-64 años del 5,6% al 16,4%. El crecimiento es muy similar en el tramo de edad 18-29 años, que pasa del 3,3% al 11,9%. Por el contrario, entre los mayores de 65 años se prevé un descenso del 10,2% al 8,1%.

Los que tiene estudios universitarios que prevén que van a tener que recurrir a los Servicios Sociales son el 9,5% frente al 3,9% que son usuarios en la actualidad. En cuanto a los que cuentan con estudios de secundaria, pasarían del 7,1% al 18,4%. Apenas hay crecimiento entre aquellos que no tienen estudios, del 17,1% al 18,6%. Con respecto al perfil laboral, los parados siguen al frente aunque se disparan del 14% al 42,4%. El empleado del 4,4% al 14% y el trabajo doméstico no remunerado del 6,1% al 10,9%. En cuanto a los pensionistas, bajan del 10% al 7,3%.

Los hogares monoparentales pasarían del 10% al 22% mientras que los unipersonales con mayores de 65 años descenderían de 14,8% al 6,2% y los unipersonales de 18-54 años crecerían del 4,6% al 11,5%. Los que tienen menores a cargo subirían del 2,4% al 11% y los que no tienen menores del 5% al 12,2%. Los hogares en los que vive alguna persona en paro pasan del 9% al 33,7%; los que no tienen entre sus moradores a nadie desempleado del 3,8% al 12%, y los hogares con algún jubilado descienden del 11,7% al 6,9%.

“Nos enfrentamos a una crisis que está mutando, está viva” que hace que “el espectro sea cada vez más amplio”
Begoña Villacís, vicealcaldesa

Son todos datos que sirven para leer qué va a ocurrir en los Servicios Sociales en los próximos meses, pero que, al mismo tiempo, no son extraños porque coinciden con el patrón histórico resultante de otras crisis, señala Héctor Cebolla, director general de Innovación y Estrategia del Área de Familias, Igualdad y Bienestar Social.

Los cinco grupos políticos del Ayuntamiento de Madrid se sientan estos días en torno a cuatro mesas sectoriales para diseñar las bases sobre las que llegar a un acuerdo de reconstrucción de la ciudad tras la pandemia. Este nuevo perfil de madrileño que va a necesitar ayuda quedó dibujado en la encuesta encargada por el Consistorio en plena crisis sanitaria y que se llevó a cabo de forma telefónica en 1.566 hogares entre el 13 y el 23 de abril. Los integrantes de la mesa que se encarga de las políticas sociales y vivienda pudieron conocer esos detalles el pasado 15 de junio.

El nuevo perfil se desarrolla frente al anterior dominado por personas mayores de 65 años solas, ha destacado la vicealcaldesa Begoña Villacís durante su visita a un centro de Servicios Sociales en el distrito de San Blas-Canillejas. “Nos enfrentamos a una crisis que está mutando, está viva” que hace que “el espectro sea cada vez más amplio”. Hay “personas que no estaban en el radar de los servicios sociales porque no eran usuarios clásicos” que ahora tienen que reclamar ayuda “por primera vez”, ha comentado Villacís.

Por un lado, entiende Héctor Cebolla, estamos ante una “catástrofe social” pero, al mismo tiempo, supone un reto para los Servicios Sociales el tener que atender a una población que va a ser más exigente. “Esta va a ser nuestra nueva realidad por desgracia”.

Polémica en Aluche

Más de 100.000 personas reciben estos días en la capital ayuda en forma de alimentos. Aproximadamente el 80% lo hacen por los cauces municipales y el 20% a través de las redes vecinales. Algunos son vecinos acostumbrados a ser ayudados. Otros, no. “Estos nuevos perfiles no se quieren ver en una cola de Servicios Sociales porque eso genera estigmatización”, señala la vicealcaldesa en referencia a las largas filas para recibir comida en numerosos puntos de la ciudad.

Las que cada fin de semana tienen lugar en el barrio de Aluche siguen enfrentando al Ayuntamiento y a la Asociación de Vecinos de Aluche (AVA). El Consistorio les reclama los datos de los ciudadanos a los que ayudan y pide que estas entregas de comida se hagan bajo el paraguas municipal. La asociación se escuda en la protección de datos para no ofrecer esa información y ha invitado al alcalde a que este mismo sábado sea testigo de cómo distribuyen los alimentos.

“La solución es muy sencilla: basta con que acudan los Servicios Sociales a los repartos de todos los sábados y tomen nota de todas las personas que necesitan ayuda y que se comprometan a atenderlas a todas. AVA estará encantada, y los vecinos y vecinas en situación de vulnerabilidad aún más”, explican en un comunicado.

“Nosotros hacemos las cosas de otra manera” y “trabajamos muy bien con otras asociaciones”, se defiende Villacís. “La labor no es solo darle una bolsa de comida. Es ayudar a la familia, ver si los niños están escolarizados, si tienen algún otro tipo de necesidad, si tienen una vivienda digna. Se hace un trabajo integral”. Insiste en que no saben si esas personas que reciben comida en Aluche están siendo ya ayudados por el Ayuntamiento, la Comunidad o si reciben alguna prestación del Estado.

El Ayuntamiento anula la cesión de la Casa del Cura a los vecinos de Malasaña

La Casa del Cura en Malasaña.

Los vecinos de Malasaña llegaron este viernes a la reunión que tenían prevista con la Junta Municipal del Distrito de Centro para recibir las llaves de La Casa del Cura, que habían ganado en un concurso público en 2019. Sin embargo, lo que iba a ser un día de felicidad para el barrio se volvió una decepción al escuchar que el Ayuntamiento revocó el contrato de cesión del local que firmó la anterior legislatura con el colectivo Haciendo Barrio, que engloba a 38 asociaciones de vecinos.

El edificio se convertirá en una oficina que acogerá al personal de servicios sociales del distrito, en el que se van a incorporar siete nuevos profesionales que comenzarán a prestar sus servicios en el Ayuntamiento de Madrid, según ha confirmado un portavoz de la Junta de Distrito Centro.

La asociación de vecinos denuncia que el consistorio había cambiado la cerradura de entrada al edificio hace semanas, aprovechando las obras de instalación de un ascensor y el cambio de contadores eléctricos, pero mantuvo en secreto sus planes. “Algunos muebles y el material de las diferentes asociaciones de vecinos todavía siguen dentro del edificio”, comenta la presidenta de la Asociación Vecinos de Malasaña, Pilar Cirugeda.

El edificio, situado en la Plaza del Dos de Mayo, número 1, había permanecido vacío hasta que el anterior consistorio inició las obras de adecuación en 2018. El Ayuntamiento de Madrid invirtió más de 230.000 euros en rehabilitar una superficie de 600 metros, distribuida en cuatro plantas de altura, planta baja y sótano. Tras esta reforma, en abril de 2019 se cedieron estas instalaciones al proyecto Haciendo Barrio, que inició las actividades propuestas para este espacio.

La emisora Onda Maravillas empezó a hacer el programa en las instalaciones, las diferentes asociaciones de vecinos por fin tuvieron un lugar donde reunirse y los más pequeños del barrio empezaron a utilizar el espacio para realizar sus actividades de scouts. Esto, hasta julio de 2019, cuando el consistorio les comunicó que el edificio no reunía las condiciones de accesibilidad y energéticas adecuadas y que tendrían que esperar a que se pudieran realizar las obras para que pudieran continuar con las actividades. “Las obras de subsanación de estas deficiencias han concluido recientemente”, comunicaron desde La Junta del Distrito. Sin embargo, los vecinos ahora no pueden volver.

Por su parte, el concejal socialista Pedro Barrero lamenta el giro que ha dado el Gobierno Municipal en un momento en que se está intentando llegar acuerdos en las Mesas para la Reconstrucción, y asegura que “el alcalde mantiene una guerra abierta con las entidades vecinales”.

El resultado de todo esto es que las asociaciones de vecinos de Malasaña siguen sin tener un espacio en el barrio. Esto, “en un momento en donde son las Asociaciones las que más están ayudando a las familias vulnerables durante la crisis por la COVID-19”, recuerda Barrero.

Durante el estado de alarma, los vecinos, al no contar con una sede propia, tuvieron que acudir a Ecologistas en Acción, que les cedió el sótano de una de sus sedes para que pudieran atender una despensa de alimentos que, por ahora, ha servido para ayudar a 500 personas del barrio. Al final, el Ayuntamiento les dio un espacio en el centro cultural Clara del Rey, pero ahí no pueden almacenar alimentos perecederos.

Según el consistorio, está decisión se da ante la nueva normativa COVID-19, que obliga a establecer distancias de seguridad entre trabajadores. Ello, unido al aumento de la plantilla de servicios sociales y a la falta de espacios disponibles, ha hecho imprescindible, a ojos del Ayuntamiento, retomar el edificio para ellos. “Ha sido necesario recuperar dicho inmueble en la zona de Malasaña, donde los servicios sociales están volcados con los vecinos del barrio”, afirman desde el consistorio. / LUCÍA FRANCO

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