La Feria del Libro de Madrid decide su futuro físico y digital

Varios libreros, editores y escritores plantean alternativas para descentralizar la feria, retrasada a octubre, y llevarla a las librerías con escaparates en las aceras y firma de autores

Preparativos para la edición de la Feria del Libro de Madrid 2019.Eulogio Martín Castellanos

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El futuro de la Feria del Libro de Madrid, aplazada del 2 al 18 de octubre, se decide en estos días en que debía haberse realizado. Y, sea la feria que sea, abrirá un nuevo capítulo en su historia con cambios en todos los sentidos y dará un paso a lo digital. La propuesta oficial de Feria segura, basada en las medidas sanitarias de la covid-19, reduce el evento a su tercera parte en longitud y a la sexta en público, mientras eleva su coste.

Es un reto organizati...

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El futuro de la Feria del Libro de Madrid, aplazada del 2 al 18 de octubre, se decide en estos días en que debía haberse realizado. Y, sea la feria que sea, abrirá un nuevo capítulo en su historia con cambios en todos los sentidos y dará un paso a lo digital. La propuesta oficial de Feria segura, basada en las medidas sanitarias de la covid-19, reduce el evento a su tercera parte en longitud y a la sexta en público, mientras eleva su coste.

Es un reto organizativo, sanitario, económico, editorial, tecnológico, pedagógico con el público y ecológico porque aspira a realizarse donde lo ha hecho desde 1967: el Parque del Retiro. Libreros, editores y distribuidores evalúan si asisten o no, de acuerdo a la propuesta presentada por la dirección de la Feria esta semana, en coordinación con el Ayuntamiento de Madrid y la Comunidad de Madrid, y que deberán responder cuando acabe junio.

“Todo depende de cómo evolucione la pandemia”, advierte Manuel Gil Espín, director de la Feria del Libro de Madrid. “Si en una fecha determinada las autoridades sanitarias la desaconsejan no la hacemos. Pero”, agrega, “en cualquier caso, la marca de la Feria no estará ausente porque potenciaremos temas virtuales para garantizar la relación con los lectores”.

Plano de las casetas para la edición de octubre.

Aunque a todo el sector le gustaría que la Feria se realizara, hay muchas dudas de participación por las medidas sanitarias y la difícil rentabilidad en esas condiciones. Algunos libreros, editores, distribuidores y escritores coinciden en que es el momento para mejorar el modelo actual y descentralizar la feria por la ciudad. Un ejemplo, dicen Marina Díaz (librería Turuletras), Ramón Alba (Polifemo Ediciones), Verónica García (Antonio Machado Grupo de Distribución) y el escritor Blue Jeans -uno de los que más público atrae- es que el Ayuntamiento autorice que las librerías puedan sacar a sus aceras una mesa con libros y algún autor firme allí para evitar congestiones en el Retiro y en la propia librería.

Es una estrategia que ya se hace con La Noche de los Libros los días 22 y 23 de abril, o con fiestas populares. “Si los bares y locales de comida pueden sacar sus bebidas y alimentos a la calle durante varios días, ¿por qué las librerías no podrían sacar los libros”, se preguntan Marina Díaz y Verónica García.

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“Todas las limitaciones nos hacen que seamos imaginativos. Buscaremos las mejores fórmulas para la cultura. Si la descentralización viene bien para la feria y el libro lo intentaremos”, asegura Andrea Levy, delegada del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid. Aunque establecer eso es complejo porque todo el sector debe estar de acuerdo, explica Pablo Bonet Ayllón, secretario del Gremio de Librerías de Madrid. “Estudiamos todo para hacer la mejor feria”, añade.

Es una oportunidad para mostrar que existimos, que el libro es importante y dejar claro que somos una industria que aporta mucho a la sociedad y a la economía
Manuel González Moreno, presidente de la Asociación de Editores de Madrid

Levy recuerda que la Feria fue declarada de “especial significación y de interés general para preservarla y garantizar la presencia en el Retiro de algo que ya es tradición”. Esto abre la posibilidad de incentivos fiscales para aliados estratégicos, patrocinios o publicidades especiales que se quieran vincular a la Feria y esos ingresos amortiguarían los gastos. Verónica García insiste en que su distribuidora va a ir, pero “si la Feria no es rentable no tiene sentido. Se trata de una feria comercial, no cultural”.

Para Manuel González Moreno, presidente de la Asociación de Editores de Madrid, “es una oportunidad no tanto de negocio como de visualización. Mostrar que existimos, que el libro es importante y dejar claro que somos una industria que aporta mucho a la sociedad y a la economía”.

Este año se habla de pérdidas que sobrepasarían los mil millones de euros, casi la mitad de la facturación de 2019

Solidaridad y apuesta pide Manuel Gil. Recuerda que el escenario es completamente distinto y que “si bien es verdad que la Feria no garantiza la rentabilidad de años anteriores es una feria de apuesta económica y cultural por parte de todos. Quien piense que solo va a ganar dinero este año se equivoca”.

El sector del libro está muy esperanzado en la Feria, que suele ser un balón de oxígeno, sobre todo desde la crisis económica de 2008. Este año se habla de pérdidas que sobrepasarían los mil millones de euros, casi la mitad de la facturación de 2019.

Sea la feria que sea, la presencia de Colombia como País invitado de honor está garantizada, según la embajadora María Carolina Barco Isakson: “Colombia acompaña con cariño y gran empeño y compromiso a Madrid y a España en este evento significativo en momentos muy difíciles por los cuales atraviesa la cultura y en particular la literatura aquí y en el mundo entero”.

Las normas de la próxima edición

  • Los 1.500 metros de longitud que ha ocupado en los últimos años en el Paseo de Coches del Retiro quedarían reducidos a unos 400.
  • Se haría en la parte más ancha del Paseo de Coches, entre los paseos de Venezuela y Uruguay.
  • Habría casetas en los laterales y en la parte del centro.
  • Estaría vallada y con dos accesos de entrada y salida, a norte y sur.
  • Tendría un control de aforo. El año pasado la visitaron más de dos millones de personas y este año se calcula unas 300.000.
  • Público con mascarilla, toma de temperatura al ingresar, dos o tres personas por diez metros cuadrados y permanencia de una hora y media, aproximadamente, para que el público fluya.
  • Los libros podrían ser tocados, pero con guantes que distribuiría la feria o cada librería, geles hidroalcohólicos y se estudia la instalación de unos aparatos especiales con luz ultravioleta para la desinfección de libros.
  • Las firmas en casetas están en estudio. La propuesta original es hacerla en tres casetas grandes: ocho autores por cada una y rotación cada hora y media, para un total de 24 escritores firmando a la vez, sobre todo los fines de semana. Este apartado está en proceso de perfección y búsqueda de alternativas físicas y digitales. En 2019 firmaron 1.800 autores en más de 3.000 actos de firmas.
  • El presupuesto del año pasado de la Feria fue de 1,2 millones de euros y el de este 2020 parte de esa cantidad, pero depende de múltiples factores debido a los nuevos gastos que implica el control sanitario. Es ahí donde el Ayuntamiento estudia varias opciones para aliviar la carga a los expositores como reducción de tasas y aumento de la subvención, señala a EL PAÍS Andrea Levy, Delegada del Área de Gobierno de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid.

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