El “No puedo respirar” de las miles de personas que se han manifestado contra el racismo
Lo que en principio era una concentración frente a la Embajada estadounidense en Madrid, se ha convertido en una marcha que ha recorrido el centro de la ciudad
Yasmin de la Cruz nació en Berlín, es hija de dominicanos y vive en Madrid. Modelo, madre de dos hijos, esta mañana ha acudido junto a miles de personas a la concentración antirracista convocada a las 11.00 frente a la sede de la Embajada de Estados Unidos en el marco de la ola global de protestas surgida a raíz del presunto homicidio de George Floyd, asfixiado por la rodilla de un policía en Minneapolis el pasado 25 ...
Yasmin de la Cruz nació en Berlín, es hija de dominicanos y vive en Madrid. Modelo, madre de dos hijos, esta mañana ha acudido junto a miles de personas a la concentración antirracista convocada a las 11.00 frente a la sede de la Embajada de Estados Unidos en el marco de la ola global de protestas surgida a raíz del presunto homicidio de George Floyd, asfixiado por la rodilla de un policía en Minneapolis el pasado 25 de mayo. Lo que en principio era una concentración en la calle de Serrano, se ha convertido en una manifestación que ha recorrido el centro de Madrid.
Media hora después del inicio de la concentración, a De la Cruz le ha salido “del alma” tumbarse boca abajo junto a su amigo, Francis Rojas, y han gritado, cada vez más fuerte, “I can’t breathe” (no puedo respirar), súplica de Floyd antes de morir y uno de los lemas de las manifestaciones. Un círculo de gente les ha rodeado mientras la joven gritaba desgarrada: “We are one” (somos uno).
De La Cruz se ha levantado con lágrimas en los ojos y varios manifestantes se han acercado a ella para hacerse un selfi. “He sentido el agobio que tiene que ser lo que le hicieron a George. Me ha dolido mucho. Dios sabe que no merecemos esto”, ha dicho después la joven.
A la manifestante, de cabello corto y muy rizado, le quemaron un trozo de pelo sus compañeros de instituto de Madrid. “Me traumatizó, me hizo sentir que no encajo. Ahora quiero quererme como soy: mi raza, mi cultura, mis ojos y mi piel. Y quiero conocer las otras razas que no conozco y también quiero”, ha declarado la joven, que asegura que en cada tienda que acude le revisan el bolso. “Cuando ven que no he robado, no me piden perdón”, cuenta.
Como ella, miles de personas han acudido a la concentración antirracista de Madrid, convocada por varios colectivos (Comunidad Negra Africana y Afrodescendiente de España (CNAAE), sindicato de manteros, sindicato de estudiantes), que se han desarrollado ante gran presencia policial y ha llegado hasta la Puerta del Sol. La Delegación del Gobierno en Madrid había autorizado la protesta con el límite de 200 personas y siempre que se respetara la distancia de seguridad, pero la medida ha sido imposible de cumplir ante una convocatoria que ha excedido varias veces esa cifra.
A la altura de la plaza de Colón, Coral de la Torre, del Sindicato de Estudiantes, ha cogido un megáfono y ha gritado un discurso improvisado. “Estamos aquí para unirnos a los hermanos y hermanas de Estados Unidos, para señalar a los racistas. A Donald Trump. A Santiago Abascal”, ha gritado.
“Ningún ser humano es ilegal” y “Aquí están los antifascistas”, han sido uno de los lemas más coreados por los asistentes, así como algunos concretos sobre la situación en España: “La ley de extranjería mata gente cada día” y “CIES no”. También se ha podido escuchar “Madrid será la tumba del racismo”, que ha cogido fuerza en los lugares emblemáticos de la capital como la Puerta de Alcalá y en la Puerta del Sol, donde los convocantes, sobre las 13.30, al finalizar la marcha, han pedido a los manifestantes que griten el lema de las reivindicaciones estadounidenses: “No justice, no peace” (Sin justicia no hay paz).
En la céntrica plaza, los portavoces han leído un manifiesto señalando los motivos concretos en España: “Es fácil relacionar la muerte de George Floyd con las muertes en el Mediterráneo, las 14 personas en El Carajal [la muerte de inmigrantes durante un intento de entrar por mar a nado a Ceuta en 2014], Lucrecia Pérez [el considerado primer crimen racista en nuestro país, que desató protestas en varias ciudades], Mame Mbaye [el senegalés que murió en 2018 huyendo de la policía]”. Para ilustrar su lucha, los manifestantes se han arrodillado con el puño en alto al final de la protesta, gesto del movimiento antirracial más grande desde la muerte de Martin Luther King.