Desmontado un parque infantil para poner una terraza

Era la una de la tarde del sábado pasado, antes de empezar la fase 1. Maria Granadino se asomó a su balcón y se encontró con una desagradable sorpresa: el parque infantil que tenía enfrente de su edificio estaba siendo desmontado. Granadino acaba de tener un bebé y siempre se había imaginado que sus hijos iban a poder jugar en los columpios que ahora estaban quitando. Sin saber muy bien qué hacer, llamó a la policía y, además, escribió un tuit con la vana esperanza de que algún vecino del barrio lo leyer...

Era la una de la tarde del sábado pasado, antes de empezar la fase 1. Maria Granadino se asomó a su balcón y se encontró con una desagradable sorpresa: el parque infantil que tenía enfrente de su edificio estaba siendo desmontado. Granadino acaba de tener un bebé y siempre se había imaginado que sus hijos iban a poder jugar en los columpios que ahora estaban quitando. Sin saber muy bien qué hacer, llamó a la policía y, además, escribió un tuit con la vana esperanza de que algún vecino del barrio lo leyera y le ayudara a alertar del problema.

Menos de una semana después de ser publicado, su mensaje acumula ya casi medio millar de retuits y casi la misma cantidad de me gusta, junto con más de medio centenar de respuestas que van desde quienes entienden que se retire ese espacio de juegos para ganar espacio en favor de los negocios de la zona hasta quienes afirman sentir vergüenza e indignación contra lo que consideran que es un ataque a padres, madres y niños.

El origen de la historia es más complicado que lo que parece. El parque infantil era propiedad del Ayuntamiento de Madrid, pero estaba instalado en un terreno que pertenece al Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) y que queda a la altura del número 24 del Paseo del Rey, detrás de la estación de Príncipe Pío. A cada lado, el parque tiene dos bares-restaurantes, el Café del Rey y el Mercado San Carlos, cuyo propietario es el empresario Víctor Cruz.

Cruz cuenta que alquiló el terreno, donde montó sus terrazas hace más de siete años, a Adif. Sin embargo, esta pequeña parcela reservada a los niños y que separaba las terrazas de sus dos locales siempre se había mantenido intocable. Así fue, al menos, hasta que llegó el coronavirus y, con él, la obligación de que las terrazas solo puedan funcionar a la mitad de su capacidad.

El empresario, en vista de la situación en la que iba a tener que abrir sus restaurantes y con la intención de sacar a toda su plantilla del ERTE en el que se encontraban desde hace meses, decidió pedir a Adif un contrato de arrendamiento por esa porción de terreno que le faltaba. El objetivo es claro: ganar terreno y aforo para sus terrazas. Adif aceptó y, pocos días después, el parque fue desmontado. No fue una decisión difícil.

El organismo sostiene que nunca nadie le consultó sobre la construcción de este parque, con lo que se siente plenamente legitimado para ceder ese terreno al mejor postor. “En Adif nunca se ha recibido ninguna petición, ni de organismo público ni privado, para la instalación de ese parque, y Adif tampoco ha dado su conformidad ni autorización para su instalación”, afirma un portavoz de la entidad a pregunta de este periódico. Es el propio arrendatario quien se ha encargado de sufragar todas las medidas de acondicionamiento y adecuación del espacio, añade Adif.

Sin embargo, fuentes del Ayuntamiento aseguran que no han recibido ninguna petición de la ampliación de la terraza del restaurante Café del Rey, un trámite por el que debe pasar todo negocio que quiera ocupar más terreno de espacio público. Los vecinos alertaron al Consistorio, que se topó con una sorpresa. “Recibimos unas fotos de las mesas ya montadas en el terreno, pero cuando un trabajador de la junta de distrito de Moncloa- Aravaca fue a revisar, ya no estaban”, afirma un portavoz del Ayuntamiento.

El Consistorio señaló este miércoles que valorará la petición del empresario cuando la reciba, y reconoció que fue el propio Ayuntamiento el que había colocado el parque, aunque no pudo especificar cuándo ocurrió ni bajo qué condiciones. El parque no aparece en la lista oficial de la ciudad.

“Llevaba a mi hija allí y siempre me salvaba porque no tengo mucho tiempo y no hay más espacios de juegos para los niños cerca”, afirma Grace Ascuasiati, vecina de esta calle. Al igual que ella, quienes viven en las calles colindantes afirman que es el único parque de la zona y que, para ir a otro hay, que subir cuestas o dar la vuelta a Príncipe Pío. Esta versión no la comparte el dueño del Bar, Victor Cruz, que afirma que el parque era un foco de suciedad y que ningún niño lo utilizaba nunca, lo que lo había convertido en una zona muy insegura. Ahora, sin parque infantil, todo el Paseo del Rey será una gran calle llena de mesas, música y gente.

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