La experiencia personal de una trabajadora de la limpieza: "Es un esfuerzo en beneficio de todos”

La autora, trabajadora de la limpieza en Alcorcón, explica cómo ha cambiado su trabajo durante la pandemia

Sara Gema López Martín
Sara Gema López, trabajadora de la limpieza de la empresa municipal de Alcorcón

Alcorcón se paró, pero desde los servicios de limpieza seguimos trabajando. A pesar de que tuvimos que reorganizarnos y modificar los horarios para evitar aglomeraciones, continuamos dando un servicio óptimo a la población. Esta crisis nos ha obligado a tener más disciplina, pero nos hemos adaptado rápido a las nuevas normas. Ha habido pocos contagios y esa es la mejor prueba de que lo estamos haciendo bien y cumpliendo con las medidas de seguridad sanitaria.

Desde que llegó la crisis por el coronavirus, somos más meticulosos. Por ejemplo, hemos dejado de usar las sopladoras para limpia...

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Alcorcón se paró, pero desde los servicios de limpieza seguimos trabajando. A pesar de que tuvimos que reorganizarnos y modificar los horarios para evitar aglomeraciones, continuamos dando un servicio óptimo a la población. Esta crisis nos ha obligado a tener más disciplina, pero nos hemos adaptado rápido a las nuevas normas. Ha habido pocos contagios y esa es la mejor prueba de que lo estamos haciendo bien y cumpliendo con las medidas de seguridad sanitaria.

Nuestro trabajo es intervenir en los focos de contagio y limpiarlos. Visto así, suena arriesgado, pero lo enfrento de la manera más aséptica posible

Desde que llegó la crisis por el coronavirus, somos más meticulosos. Por ejemplo, hemos dejado de usar las sopladoras para limpiar más con agua. Es efectivo, aunque también mucho más costoso al tener que recoger las hojas mojadas que pesan mucho más. Sin embargo, sé que el esfuerzo es en beneficio de la salud de todas las vecinas y vecinos y, por eso, el esfuerzo merece la pena. Ahora cuando limpio interiores también tengo más cuidado. Barandillas, puertas, manillares… ahora todo lo hacemos a fondo. Los interruptores y los pomos se limpian todos los días, repasándolos hasta dos o tres veces.

Nuestro trabajo es intervenir en los focos de contagio y limpiarlos. Visto así, suena arriesgado, pero lo enfrento de la manera más aséptica posible. Hay que hacerlo. Consciente de que el riesgo es grande, intento tocar lo menos posible y salgo con todo el equipo de protección necesario, del que la empresa nos ha provisto desde el primer momento a mí y a mis compañeros.

La actitud de la gente hacia el servicio ha cambiado de palabra, pero agradecería que lo hiciera más en los hechos. Los vecinos nos dicen que los aplausos deberían ir por nosotros, y se lo agradecemos mucho. Pero en cuanto a la limpieza, vemos actuaciones irresponsables. Aunque la mayoría se comporta cívicamente, aún hay personas que actúan de manera irresponsable: papeles en el suelo, guantes desperdigados, bolsas de basura que no se depositan en el contenedor sino en una papelera... En definitiva, falta sensibilidad que aumenta nuestro riesgo de contagio.

Siempre decimos que nos estamos dejando la piel, pero esto es cosa de todas y todos. La gente debería ser más empática. Es tan sencillo como que cada uno se responsabilice con lo que hace. Por ejemplo: ¿Tienes que tirar un papel? Guárdatelo en el bolsillo hasta que llegues a la papelera. O si quieres tirar la basura, no la dejes en la calle, camina un poco más y tírala al contenedor.

No cuesta tanto hacer esas pequeñas cosas. Al igual que en tu casa te gusta ver las cosas limpias, así debería ser en la ciudad. Porque también vives ahí. Cuando un vecino actúa de manera responsable está respetando no sólo a las trabajadoras y trabajadores de la limpieza, sino a toda la comunidad. Sólo espero que de esta salgamos siendo más respetuosos los unos con los otros. Así nos irá mejor.

Sara Gema López Martín es trabajadora de limpieza de Empresa de Servicios Municipales de Alcorcón (Esmasa)

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