Las flores vuelven a las plazas

Después de dos meses con los quioscos de flores cerrados por la pandemia las personas vuelven a comprar flores

Reapertura de los quioscos de plantas y flores como este de la Avenida de Oporto durante la Fase 0 del Estado de Alarma. En la imagen, Coral, una empleada.KIKE PARA (EL PAÍS)

El viernes 13 de marzo los floristas tuvieron que cerrar sus puestos de trabajo con toda la compra de flores del fin de semana hecha. “Tenía un género de 100 plantas y perdí 98”, cuenta Jorge Guerra, de 56 años, que tiene su quiosco de flores en la madrileña plaza de Tirso de Molina desde hace 12 años. Estos dos meses es el mayor tiempo que Guerra ha pasado lejos de su hexaedro de cuatro metros cuadrados. En donde no tiene ni baño, calefacción o un frigorífico para conservar las flores. Cuando volvió a su puesto después de todo este tiempo se encontró con una auténtica masacre de flores. Todas...

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El viernes 13 de marzo los floristas tuvieron que cerrar sus puestos de trabajo con toda la compra de flores del fin de semana hecha. “Tenía un género de 100 plantas y perdí 98”, cuenta Jorge Guerra, de 56 años, que tiene su quiosco de flores en la madrileña plaza de Tirso de Molina desde hace 12 años. Estos dos meses es el mayor tiempo que Guerra ha pasado lejos de su hexaedro de cuatro metros cuadrados. En donde no tiene ni baño, calefacción o un frigorífico para conservar las flores. Cuando volvió a su puesto después de todo este tiempo se encontró con una auténtica masacre de flores. Todas habían muerto en su ausencia.

Los quioscos de las flores han vuelto a las plazas de los barrios de Madrid. Desde este lunes, ya es posible comprar flores viéndolas y tocándolas. Durante 63 días los madrileños solo pudieron regalar flores que compraban por internet.

“Este es un nuevo comienzo”, dice animado este peruano que llegó hace 30 años a Madrid con la ilusión de un futuro mejor para su familia. Su quiosco ha vuelto a estar lleno de flores y sus clientes habituales están muy emocionados con su regreso. “Todos quieren plantas para sus balcones”, afirma Guerra. Durante el confinamiento muchas personas descubrieron que su balcón es su sitio preferido de sus casas y lo quieren adornar.

La reapertura de los locales también ha implicado nuevas medidas de seguridad. Cinta roja en el suelo que indica la distancia de seguridad que deben tener los compradores, guantes, mascarillas y mucho cuidado con las plantas que tocan los clientes. “No podemos desinfectar las plantas, las mataríamos”, dice Guerra entre risas.

Una de las más veteranas de la plaza es Jimena Rojas, de 50 años, que lleva 16 años en la plaza. Rojas nació en Bolivia entre flores. “Toda mi familia es florista”, cuenta. Las flores siempre le han dado de comer y tras estos dos largos meses ha podido volver a su quiosco a trabajar. “Las echaba mucho de menos, no veía la hora de volver a mí puesto de trabajo”, afirma Rojas mientras termina su comida en su cubículo huyendo del sol. “Un día de confinamiento me mandaron unas fotos de la plaza y estaba irreconocible. Ahora que han vuelto las flores, siento que ha vuelto la vida a la plaza”, afirma.

Los tulipanes, las margaritas y los claveles son las flores que la gente compra en esta época
Matilde Fernández, florista
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Rojas al igual que el resto de floristas de la plaza de Tirso de Molina llevan más de cuatro meses sin pagar los 600 euros del alquiler de local. “Desde que no hay un intermediario entre Mercamadrid y el Ayuntamiento, nadie sabe que va a pasar con nosotros”, afirma Rojas. Esto supuso un gran alivio estos meses que los floristas no tuvieron ningún ingreso. Sin embargo, su futuro es incierto.

Al norte de la ciudad, en la plaza de Manuel Becerra a la florista, Matilde Fernández, de 56 años, se le han agotado los tulipanes en su primer día de vuelta al trabajo. Fernández lleva 22 años siendo florista y es la segunda generación de su familia encargada del local. El quiosco lleva el nombre de su madre, Nina en homenaje a ella. “Los tulipanes, las margaritas y los claveles son las flores que la gente compra en esta época”, dice Fernández mientras que corta los tallos de un ramo.Han sido meses muy difíciles para el negocio. Dos meses sin trabajar y, en su caso, con dos trabajadores contratados para la temporada. “Decidí que no iba a hacer un ERTE y estamos aguantando como podemos,”, afirma Fernández.

La mayoría de las flores vienen de Holanda y una pequeña parte son nacionales. Estos meses de marzo, abril y mayo son los meses más importantes para el negocio y se han perdido en su mayoría por la pandemia. El día de la madre, es la semana del año en la que más ventas hacen los floristas y este año ninguna madre tuvo flores del quiosco en su día.

Más de 27.000 personas han muerto a causa del coronavirus en los últimos 60 días y ni los familiares ni las flores pudieron estar presentes en los ritos de velatorios y entierro. En la nueva normalidad de la fase 0.5 los entierros ahora permiten 10 personas y las flores se vuelven a hacer presentes en las ocasiones especiales de todos los madrileños.

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