La decana del Colegio de Arquitectos de Madrid, en la cuerda floja en medio de la crisis del ‘caso Monasterio’

La decana de los arquitectos de Madrid, Belén Hermida, se enfrenta a una revuelta interna para destituirla, según ha podido saber EL PAÍS. Siete de los 14 miembros de la junta de gobierno han presentado su dimisión este viernes en el Colegio de Arquitectos de Madrid, el COAM, según tres personas con conocimiento de los hechos. La salida múltiple deja a Hermida en una posición muy débil y alienta a los arquitectos de los grupos de oposición que están promoviendo una moción de censura contra ella, ...

La decana de los arquitectos de Madrid, Belén Hermida, se enfrenta a una revuelta interna para destituirla, según ha podido saber EL PAÍS. Siete de los 14 miembros de la junta de gobierno han presentado su dimisión este viernes en el Colegio de Arquitectos de Madrid, el COAM, según tres personas con conocimiento de los hechos. La salida múltiple deja a Hermida en una posición muy débil y alienta a los arquitectos de los grupos de oposición que están promoviendo una moción de censura contra ella, indignados por polémicas decisiones de ordenación interna, despidos y su respuesta lenta y débil al caso Monasterio.

Hermida no va a dimitir. En una rueda de prensa en respuesta a la noticia dada por este periódico, la decana se ha presentado como víctima de una campaña en respuesta a sus esfuerzos para “limpiar la institución”, persiguiendo lo que ella caracterizó como corruptelas de sus predecesores.

Por primera vez ha hecho una crítica directa a Monasterio, la dirigente de Vox que durante años operó como arquitecta sin serlo, según las pruebas que este periódico comenzó a publicar en octubre. "Es una irregularidad, claro, no es otra cosa. Por supuesto. Yo creo que eso no se ha puesto en duda en ningún momento”, ha dicho Hermida en la comparecencia en la sede del COAM. Comparó a Monasterio con “un médico que firma cuando no está titulado, o no está colegiado”. Durante cuatro meses, la decana mantuvo silencio sobre el caso, según ella porque no quería influir en la investigación interna de dos órganos de colegiados elegidos por sorteo. Esta semana el caso fue archivado permanentemente en el COAM porque los hechos han prescrito.

Los miembros de la Junta de Gobierno que han presentado su dimisión pertenecen al propio grupo de Hermida. Entre los que salen se encuentra María Antón, secretaria de la junta, uno de los cargos con más poder, según los estatutos que gobiernan la entidad. También abandonan a la decana dos vocales, Álvaro Soto y Eva Hurtado, y cuatro vocales suplentes, Jerónimo Junquera, Paula Montoya, Ophélie Herranz y Jorge Sotelo.

Hermida ha atado las dimisiones a una vieja polémica en el COAM, la venta en 2013 del edificio de la Fundación COAM, en la calle Piamonte 2013. Según Hermida, aquella venta fue irregular y la oposición quiere impedir que prospere su demanda contra el decano que autorizó aquella venta, José Antonio Granero, y los miembros de su junta. En la rueda de prensa reveló que esa demanda fue admitida a trámite hace una semana por un juzgado de Primera Instancia de Madrid.

La decana alega que el edificio fue vendido por medio millón de euros por debajo del valor de tasación, cuatro millones, causando un grave daño a las cuentas de la institución.

“Esta decana y su junta no van a dar un paso atrás en su objetivo de devolver el COAM al lugar que se merece, garantizando su imagen y solvencia”, ha afirmado Hermida.

Su gobierno ha puesto en marcha el proceso para reemplazar a los miembros que han dimitido. Para sustituir a la secretaria es obligatorio convocar nuevas elecciones.

Oposición extraordinaria

Hermida llegó al decanato en mayo tras ganar las elecciones para representar a los casi 10.000 arquitectos colegiados. Fue cabeza de la candidatura Somos COAM, que integraba a los dos grupos mayoritarios históricamente enfrentados (Reset y Activo).

En poco tiempo ha suscitado una oposición extraordinaria. Seis de los ocho grupos de representantes pidieron en enero a Hermida que convocara una junta extraordinaria para rendir cuentas por el contrato de Elena Sarabia para un alto cargo de nueva creación, el de directora de la Oficina del Decano. Los críticos creen que el nombramiento de Sarabia es un fraude de ley. Las normas internas prohíben repetir mandatos a los miembros de la junta de gobierno y Sarabia había sido secretaria en el decanato de José María Ezquiaga (2015-2019).

Otro motivo de crispación ha sido una reforma este mes de un órgano que gestiona concursos de arquitectura a nivel nacional, la Oficina de Concursos. Entre otros esta oficina ha supervisado los concursos públicos para remodelar la Puerta del Sol o la plaza de España de Madrid. Los opositores han denunciado el desmantelamiento de un órgano que vela por los intereses de los arquitectos y la decana se ha defendido diciendo que las tareas de la oficina serán repartidas entre otros departamentos.

La decana es vista por algunos representantes como una figura afín al alcalde, José Luis Martínez-Almeida. Dicen que en contraste con su predecesor, Hermida ha mantenido un perfil bajo y no ha hecho pronunciamientos sobre grandes asuntos urbanísticos en la capital. Tampoco reaccionó rápidamente contra las pruebas de intrusismo profesional de Rocío Monasterio, líder de Vox, partido aliado del PP de Martínez-Almeida.

Tres fuentes de la oposición a la decana han declarado a este periódico que desde hace semanas están recogiendo firmas para presentar una moción de censura. Son necesarios dos tercios de firmas de la junta de representantes (72 miembros) para someter a voto la continuidad de la decana. Si las reúnen, la decana debería convocar una sesión en el plazo de un mes, y si los representantes aprueban la moción, debería ser sometida a referéndum de los colegiados en menos de dos meses.

Si esta triunfa, una junta de edad gobernaría el COAM hasta unas nuevas elecciones, según los estatutos.

Esta moción de censura es una situación extraordinaria en la historia reciente del COAM. Los arquitectos madrileños tienen un sistema garantista singular que incluye su propio “parlamento” (la junta de representantes) y permite un mayor control a su gobierno. Es un diseño producto de la crisis de finales de los 90, durante el mandato del decano Luis del Rey.