El Imperio Baltar se tambalea en Ourense tras el 28-M
El PSOE busca una fórmula para desalojar a la familia que rige la Diputación desde hace 33 años, después de que el PP haya perdido la mayoría absoluta. El problema: la llave la tiene Jácome
El 28-M puede provocar en Galicia un vuelco político de consecuencias tan profundas como impredecibles para el PP a poco más de un año de las elecciones autonómicas. El Imperio Baltar se tambalea en la tierra de las esencias del partido, cuna de su fundador (Manuel Fraga), del último presidente que alcanzó La Moncloa con sus siglas (Mariano Rajoy) y también de su líder actual (Alberto Núñez Feijóo). Los populares han perdido por un solo...
El 28-M puede provocar en Galicia un vuelco político de consecuencias tan profundas como impredecibles para el PP a poco más de un año de las elecciones autonómicas. El Imperio Baltar se tambalea en la tierra de las esencias del partido, cuna de su fundador (Manuel Fraga), del último presidente que alcanzó La Moncloa con sus siglas (Mariano Rajoy) y también de su líder actual (Alberto Núñez Feijóo). Los populares han perdido por un solo escaño la mayoría absoluta en la Diputación de Ourense, una institución que solo ha sido gobernada por la derecha desde la llegada de la democracia y que durante los últimos 33 años ha estado en manos de una misma familia: de 1990 a 2012 la presidió José Luis Baltar y desde entonces hasta hoy, su hijo Manuel. Los socialistas han iniciado formalmente negociaciones para desalojar al barón del PP. El futuro de Baltar está en manos de otro político polémico: el alcalde de Ourense, Gonzalo Pérez Jácome.
El apoyo electoral a Jácome se ha multiplicado pese a su turbulento mandato y los audios en los que hablaba de “dinero en B” y presuntas mordidas a empresas concesionarias del Ayuntamiento. Su partido, la formación populista de derechas Democracia Ourensana, ha pasado de tercera fuerza en 2019 a ser la más votada con 10 concejales de 27, tres más de los obtenidos hace cuatro años. Entonces, pese a quedar tercero y ser el PSOE primera fuerza, el PP de Alberto Núñez Feijóo convirtió a Jácome en alcalde a cambio de que este hiciese presidente a Baltar en la Diputación, ya que el barón popular había perdido por primera vez la mayoría absoluta. Ahora Baltar ha recuperado 9.000 papeletas en la provincia pero no ha sido suficiente: se ha quedado por segunda vez sin la garantía de gobernar la institución que le traspasó su padre y vuelve a depender del partido de Jácome. Esta vez, sin embargo, no está claro que pueda salvarse.
Jácome ha dejado claro que su prioridad es conservar la alcaldía y ese requisito marcará el sentido del voto de su partido en la Diputación. Lo tiene más fácil que en 2019 porque solo una impensable alianza entre populares, socialistas y BNG podrían echarlo. El PP, por su parte, ha prometido por activa y por pasiva que no repetirá su acuerdo con él. Así lo dijo Baltar en la campaña ante el presidente del partido y de la Xunta, Alfonso Rueda: “Negamos tajantemente la posibilidad de pactar con quien ahora está de alcalde. Nunca pactaremos con él“. El candidato popular a la Alcaldía de Ourense, Manuel Cabezas, ha secundado al barón provincial criticando incluso el acuerdo de 2019: “No se tenía que haber producido nunca”. Después de que las urnas hayan dictaminado que lo necesitan para mantener la Diputación, los populares se refugian en el silencio.
El PSdeG-PSOE, por su parte, afronta el dilema con tensiones internas. La dirección provincial se ha mostrado dispuesta a tragarse el sapo de Jácome, ahora que ha salido de las urnas como el más votado. Ha decidido emprender contactos con él y con el BNG para responder a la “demanda histórica de los alcaldes y alcaldables socialistas de la provincia” de acabar con el Imperio Baltar, explican fuentes de la ejecutiva provincial. Este órgano aprobó el martes por unanimidad iniciar formalmente estas negociaciones. La dirección gallega que encabeza Valentín González Formoso, sin embargo, ha desautorizado este acuerdo. Fuentes del equipo de Formoso aseguran que su prioridad es también desalojar a Baltar pero, pese a admitir que la caída de este y de Jácome a la vez resulta aparentemente imposible, defienden que los pasos a dar se decidirán en conversaciones con el BNG a nivel autonómico, dentro del acuerdo de alianzas en los gobiernos locales de toda Galicia que estas formaciones suscriben desde hace años tras las elecciones municipales: “El PSdeG no negociará nada con Jácome”.
El conflicto entre la cúpula gallega del PSOE y la dirección provincial de Ourense viene de atrás. El equipo de Formoso impuso un cambio de candidato en la ciudad para el 28-M. El actual líder provincial, Rafael Villarino, fue cabeza de cartel en 2019 y logró quedar primero, pero no se hizo con el bastón de mando por el pacto entre Baltar y Jácome. En estas elecciones, la dirección autonómica suspendió las primarias y apartó a Villarino. En su lugar, designó al exalcalde socialista Francisco Rodríguez, dimitido en 2012 tras ser detenido por supuesta corrupción, pero no salió bien. Rodríguez fue nombrado aspirante a la alcaldía pese a tener causas pendientes con la justicia y ha quedado tercero, dejándose por el camino 4.000 votos.
El BNG afirma que no votará ni al PP ni a Jácome porque, esgrime, “son las dos caras de la misma moneda”. “¿Va a seguir manteniendo la situación insostenible de Baltar?”, le ha preguntado a Rueda este miércoles en el Parlamento gallego su líder, Ana Pontón, que ha calificado al barón popular de “peligro público”. La nacionalista ha pedido explicaciones al presidente gallego por unos audios publicados por el diario Público en la jornada de reflexión en los que el hermano del presidente de la Diputación de Ourense también habla de supuestas mordidas. Rueda ha evitado no solo desvelar qué hará el PP, sino incluso pronunciar el nombre del barón de Ourense. Y le ha pedido a Pontón que “sea coherente” y apoye “a la segunda lista más votada”, la de los populares, para que Jácome no sea reelegido.
Jácome es llave de la Diputación después de que PP, PSOE y BNG lo hayan llevado ante los tribunales por los audios publicados por la prensa local en los que el regidor habla con sus colaboradores de supuestas mordidas para financiar la campaña de las municipales. Es solo uno de los escándalos que han sacudido a Ourense en la antesala de las votaciones del pasado domingo. El propio Baltar está procesado por un supuesto delito contra la seguridad vial, tras ser cazado el pasado 23 de abril a 215 kilómetros por hora al volante de un coche oficial y en domingo. El juicio, que el político logró aplazar a después del 28-M con diversas maniobras, iba a celebrarse finalmente este miércoles, pero ha tenido que ser suspendido por la huelga de funcionarios judiciales.
Baltar fue pillado en la A-52 a la altura del municipio de Asturianos, en Zamora, y el incidente destapó otras multas impuestas a la Diputación de Ourense por culpa de la conducción peligrosa del dirigente del PP. El presidente de la institución provincial ha reconocido otras dos multas, pero la oposición está convencida de que son más. Señala una sanción de 1.500 euros que tuvo que abonar la entidad por no identificar al conductor de uno de sus coches que fue pillado a 157 kilómetros por hora en una vía donde no se podía pasar de 90. La Cadena SER ha divulgado otras dos multas del coche oficial de Baltar, de 2021 y 2022, en las que la Diputación identificó como conductoras a la hija y a la mujer del jefe del parque móvil de la entidad, que ni siquiera trabajan en ella. Y hace unos días se conoció que, menos de una hora antes de ser interceptado en Zamora a 215 kilómetros por hora, fue pillado en Allariz (Ourense) a 173 kilómetros en una zona limitada a 120. Pese al escándalo, el barón del PP ha contado durante la campaña con el apoyo incondicional de Rueda y el visto bueno de Feijóo.