Feijóo admite que la mayoría absoluta es casi inalcanzable en Extremadura y que el PP dependerá de Vox
El líder del PP, tras la cruzada de Ayuso contra los tibios: “Yo no he sido tibio en mi vida”
Alberto Núñez Feijóo ha reconocido este martes, desde Zahínos (Badajoz), que es casi imposible que el PP pueda lograr una mayoría absoluta en las elecciones del próximo domingo en Extremadura. Lo cual obligará al PP, con toda probabilidad, a volver a depender de Vox...
Alberto Núñez Feijóo ha reconocido este martes, desde Zahínos (Badajoz), que es casi imposible que el PP pueda lograr una mayoría absoluta en las elecciones del próximo domingo en Extremadura. Lo cual obligará al PP, con toda probabilidad, a volver a depender de Vox para gobernar, pese a que la presidenta extremeña, María Guardiola, ha adelantado las elecciones precisamente porque la extrema derecha le ha bloqueado la gobernabilidad. El líder del PP ha admitido hoy que es “muy, muy, muy difícil conseguir una mayoría absoluta en la España actual” y ha explicado que su objetivo es que el PP logre más votos que la izquierda para abaratar el precio de Vox (porque baste con su abstención). Pero los de Santiago Abascal tendrán en todo caso la batuta. “Espero que nadie bloquee [Extremadura] votando con la izquierda”, ha exhortado Feijóo a Vox.
Feijóo ha ajustado las expectativas del PP, consciente de que la mayoría absoluta, como reconocen también en privado los populares, es inalcanzable en este contexto en Extremadura. En 2011, en la mejor marca del PP, ni con el 46% de los votos le bastó para conseguirla a José Antonio Monago, expresidente extremeño del PP. Eran tiempos todavía del bipartidismo, y aún así Monago necesitó el apoyo de Izquierda Unida para gobernar. Ahora, Guardiola, que además concurre en un contexto multipartidista, está lejos de ese porcentaje de voto, en gran parte por el ascenso de Vox. En la encuesta de 40dB. para EL PAÍS, la candidata del PP alcanza el 38,8% de los votos, lo que supondría 30 escaños, a tres de la mayoría absoluta. Vox, según este sondeo, escalaría a 9 diputados (con el 14%). Lo que Guardiola sí podría conseguir según este barómetro es lograr más diputados que la izquierda, porque el PSOE caería a 21 escaños (31%) y Unidas por Extremadura lograría 5 (8,3%).
En este escenario, Feijóo reconoce que su objetivo en Extremadura no es la mayoría absoluta, sino tratar de abaratar el precio de Vox. “El objetivo es tener más votos que toda la izquierda. Por supuesto que vamos a trabajar por una mayoría, pero el objetivo base, fundamental, es desbloquear la gobernabilidad y tener más votos que toda la izquierda”, ha afirmado este martes en Badajoz. “Y espero que nadie bloquee a alguien votando con la izquierda”.
El PP da por hecho, no obstante, que el partido de Santiago Abascal reducirá sus exigencias, pero fuentes de Vox transmitieron a EL PAÍS tras el pacto valenciano lo contrario: que van a exigir al PP a partir de ahora un precio “más alto” que el de Valencia a cambio de su apoyo. En Extremadura, además, las relaciones entre el PP y Vox son especialmente complicadas: Abascal, que se ha volcado en la campaña casi como si fuera el cabeza de lista de Vox, ha llegado a sugerir que el PP tendría que cambiar de candidata si quiere un pacto con su partido. Guardiola le ha contestado estos días llamándole “machista”.
La tensión entre ambos partidos viene de lejos, porque el pacto extremeño fue el más complicado de cerrar en 2023. Guardiola protagonizó entonces el discurso más duro que se ha escuchado en el PP contra Vox hasta la fecha: “Yo no puedo dejar entrar en mi Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista, a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes, y a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI...“. Al final, terminó dándoles entrada en su Gobierno con una consejería, la de Mundo Rural, que ocupó Ignacio Higuero, que se mantuvo en el Gobierno de Guardiola después de que Abascal diera, en julio de 2024, la orden de romper los ejecutivos autonómicos y que el pasado agosto dimitió tras descubrirse que había falseado su currículo. Ahora, Guardiola ha convocado a las urnas porque ha sido imposible acordar los Presupuestos extremeños con Vox.
Feijóo confía en que con Extremadura dé inicio un “efecto dominó” favorable al PP en el resto de autonomías que van a las urnas en los próximos seis meses (Aragón, Castilla y León y Andalucía). El PP ha diseñado un carrusel autonómico de elecciones para que, noche a noche electoral, se visualice que el PP crece en votos y escaños y el PSOE baja o incluso se desploma, como esperan que ocurra en Extremadura. El problema para Génova es que, en paralelo, la foto incluirá también una subida de Vox, que además todo indica que llevará a la paradoja de que los populares sigan en manos de la extrema derecha pese a haber adelantado las elecciones porque Vox les ha bloqueado la gobernabilidad.
En el entorno de Feijóo admiten ese riesgo, pero afirman que lo importante es la sucesión de golpes al PSOE con noches electorales amargas que seguirán erosionando el estado de ánimo de la izquierda. Y sostienen que estaban obligados a mantener la coherencia de discurso, ya que las autonomías del PP no podían prorrogar los Presupuestos mientras Génova reclama al Gobierno de Sánchez que adelante elecciones por no ser capaz de aprobar unas cuentas públicas.
En paralelo a las expectativas extremeñas, Feijóo se ha referido también este martes, a preguntas de los periodistas, a la cruzada que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha emprendido contra “los tibios”. En la cena del PP de Madrid, delante de Feijóo, Ayuso, sin mencionar a nadie, pidió al PP no ser “tibio”, sino “apasionado”. “Es el momento de quemarse”, dijo.
“Los tibios no entrarán en el reino de los cielos”, ha ironizado hoy Feijóo, al ser preguntado sobre si se sentía interpelado por esas palabras de la presidenta. Y ha rematado: “No tengo ningún interés en formar parte de ese equipo de tibios. No he sido tibio en mi vida. Cada vez que me he presentado a unas elecciones las he ganado, y no creo que la gente vote a tibios”. El líder popular ha sugerido que sí se siente interpelado, porque cree que algunos le consideran un tibio. “Deberían ponerse de acuerdo, porque unos dicen que soy muy duro y grosero, y parece ser que otros dicen que soy tibio”, se ha quejado.
Feijóo ha cargado, por otro lado, contra el presidente del Gobierno por el balance del año que hizo este lunes y su situación al frente del Ejecutivo, pero ha vuelto a descartar presentar una moción de censura en estos momentos. “Yo no recuerdo un balance con un presidente tan deteriorado como el que vimos ayer”, ha enfatizado el líder del PP, que cree que “el balance ya está hecho, se lo han hecho la UCO, la UDEF y los tribunales”. Con todo, Feijóo sigue sin ver una moción de censura en estos momentos, por mucho que cada día tenga “más interés” en poder presentarla, porque cree que fracasaría. “Yo no voy a hacer una moción de censura para validar los comportamientos corruptos amparándose en una votación de una moción de censura”, ha zanjado.