La campaña de las europeas ralentizará las decisiones en Cataluña pero el PSC confía en gobernar
Los socialistas dejarán tiempo para procesar el resultado aunque están convencidos de que les reforzará
La euforia de los socialistas es muy evidente. Se han cumplido los dos objetivos políticos fundamentales: ganar las elecciones catalanas con claridad —casi 200.000 votos le ha sacado Salvador Illa a Carles Puigdemont— y sobre todo que los partidos nacionalistas catalanes —luego independentistas— no han logrado la mayoría absoluta que encadenaban sin interrupción desde 1984. Y con eso, ...
La euforia de los socialistas es muy evidente. Se han cumplido los dos objetivos políticos fundamentales: ganar las elecciones catalanas con claridad —casi 200.000 votos le ha sacado Salvador Illa a Carles Puigdemont— y sobre todo que los partidos nacionalistas catalanes —luego independentistas— no han logrado la mayoría absoluta que encadenaban sin interrupción desde 1984. Y con eso, Pedro Sánchez ya tiene mucho material para reforzar su discurso político frente a una oposición que le criticaba la amnistía no solo por considerarla injusta sino porque pensaban que reforzaría a los independentistas, cuando los datos indican que ha sucedido lo contrario. Sánchez, que aún no ha hablado de la cuestión en público, aunque sí lo ha hecho en la Ejecutiva socialista, lo hará en los próximos días y prepara también este asunto como un elemento central de la campaña de las europeas, que el PP quería volver a centrar en la amnistía con nuevas manifestaciones en la calle en plena campaña.
La gobernabilidad en Cataluña es una cuestión más compleja, y precisamente el hecho de que todos los partidos implicados, no solo el PSC sino también Junts y ERC o los Comunes, estén también pendientes de esa campaña en la que se la vuelven a jugar, dificultará la toma de decisiones de manera inmediata. Probablemente no habrá nada definitivo hasta después del 9 de junio, cuando son las europeas, aunque antes tendría que cerrarse una cuestión importante, la mesa del Parlament, que debería constituirse como muy tarde el 10.
Illa, según fuentes socialistas, trabajará para hacer una mesa equilibrada que cuente con todos y empezar ahí a buscar una nueva etapa más calmada que le permita pensar en un pacto con abstenciones para poder gobernar en solitario y evitar una repetición electoral que, en teoría, no debería convenir a nadie, desde luego no a ERC, la más debilitada tras los comicios y cuyos voto son decisivos. “Lo deseable es que las elecciones no impidan esta tarea. Nosotros nos vamos a poner las pilas”, aseguró Núria Parlón, portavoz del PSC, que remarcó que la estrategia del PSC es hablar con todas las fuerzas, salvo las que fomentan los discursos de odio (en alusión a Vox, que ha logrado 11 diputados, y Aliança Catalana, dos).
Pese a que los primeros movimientos tanto de ERC como de Junts indican que no tienen intenciones de abstenerse para que Illa pueda ser investido, en el PSC confían en que poco a poco todos se irán dando cuenta de que en este momento es la opción más sensata para todos después de un resultado tan claro. Illa dejará estos días que cada partido haga la digestión del resultado, especialmente duro para ERC, pero también frustrante para Junts, que confiaba en tener una mayoría independentista y ahora ve que la investidura de Puigdemont es una quimera salvo que se abstenga el PSC, algo impensable después de una victoria tan clara.
En La Moncloa y en el PSOE creen además que este gran resultado, que en su opinión pone el final definitivo en las urnas al procés, hará que la mayoría con la que gobierna Pedro Sánchez, lejos de debilitarse, se consolide, salvo que ERC entrara en una deriva interna imprevisible y decidiera romper con todo. Lo que se había hablado entre el PSOE, ERC y Junts, es que nada de lo que sucediera en Cataluña afectaría a los pactos de legislatura que se habían establecido, con diversas mesas de diálogo, y eso es lo que piensan mantener.
En esta legislatura Sánchez depende tanto de los votos de ERC, la gran derrotada de las elecciones catalanas, como de Junts, que pretende una investidura en Cataluña con la abstención del PSC. Sin embargo, el propio Puigdemont dejó claro este martes que las dos cosas no están relacionadas: no condiciona el apoyo en Madrid a lo que haga el PSC en Cataluña, sino al cumplimiento de los acuerdos de investidura y los avances de las mesas de diálogo.
Fuentes de Ferraz subrayan que los acuerdos de investidura con ERC y Junts no están ligados a quién gobierna en Cataluña y añaden que Salvador Illa está al corriente de todo lo que se habla en las mesas con los independentistas. “Los resultados de estas elecciones no tendrán ninguna repercusión en la gobernabilidad”, afirmó Esther Peña, la portavoz del PSOE, tras la reunión de la ejecutiva federal.
“El PSOE tiene acuerdos de gobernabilidad con Junts y Esquerra, y el PSOE cumple sus acuerdos. Además, no hay ninguna otra alternativa al presidente Sánchez, que ha visto validada su hoja de ruta con unos magníficos resultados para el PSC. Por tanto, ninguna duda de la continuidad de un Gobierno que está a pleno rendimiento y al que le quedan más de tres años y medio por delante, con una agenda legislativa intensa e intensiva”, ha manifestado. Peña incluso se ha mostrado convencida de que ERC “jugará un papel determinante en el diálogo” que Illa abrirá en Cataluña para recabar los apoyos a su investidura y evitar un bloqueo que desemboque en una repetición electoral.
“Iremos partido a partido”, desdramatiza un peso pesado de la cúpula del PSOE. “Tendremos que ir viéndolo, pero los dos, tanto Esquerra como Junts, nos han dicho desde antes de las elecciones en Cataluña que quieren seguir andando. Y no tienen ningún incentivo para irse corriendo”, abunda un ministro. En el Gobierno y en el PSOE nadie contempla una moción de censura con apoyo independentista que supondría la llegada a La Moncloa de un Ejecutivo de coalición de PP y Vox: “Si no se facilita la gobernabilidad y los independentistas optan por que la legislatura acabe, una de las consecuencias del cambio de Gobierno sería que se pondría punto y final a la mesa de diálogo”
Mientras, el PSC celebró este lunes su ejecutiva con la satisfacción de haber roto un techo al lograr por primera vez en unas elecciones autonómicas una victoria en votos y escaños. Los socialistas se han fijado como doble objetivo descartar la repetición electoral e investir a Illa. Amparados en sus 42 escaños, alegan que son la fuerza mayoritaria y que como tal tienen el mandato de liderar Cataluña y que su candidato tome el testigo de Aragonès. Su principal argumento es que el independentismo ha perdido la mayoría absoluta y que los electores quieren pasar página. La ejecutiva abordó estos dos escenarios: un Gobierno progresista junto a otras fuerzas y, si no es posible, uno en minoría y que alcance acuerdos puntuales aplicando la geometría variable.
Parlón mostró su respeto por la decisión de Aragonès de dimitir, pero pidió a ERC que siga la senda del PSC en este último mandato como una oposición “seria y constructiva” y que ha tendido puentes. De hecho, el PSC aprobó los presupuestos en 2023 y alcanzó un pacto con los de 2024 que finalmente decayeron. Con todo, también es verdad que los apoyos eran recíprocos porque el PSOE necesitaba los votos de ERC en el Congreso. “Si se quedan en la oposición, que no bloqueen el inicio de esta nueva etapa”, afirmó la portavoz.
La también alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet fue taxativa cuando afirmó que bajo ningún concepto harán president a Carles Puigdemont y pidió aplicar “el principio de realidad” que han arrojado las urnas. “Debería pensar (Puigdemont) que qué le conviene más: si un Gobierno de derechas que no pase página u otro que esté por la convivencia. No le deja en buena posición amenazar a un Gobierno transformador. No puede condicionar con la posibilidad de dejar caer al Gobierno de España”.
El rompecabezas es tan complicado que en su comparecencia ha sobrevolado la posibilidad de que Illa sea investido gracias a la abstención del partido de Abascal. El PSC exigió hace semanas a Junts que dijera claro que no aceptaría los votos de la extrema derecha catalana. Tras el debate electoral en TV3, todos los partidos, menos el PP y Ciudadanos, firmaron hace una semana un compromiso afirmando que ni por activa ni por pasiva aceptarían los votos de Aliança Catalana ni de Vox. La realidad es que no hay mecanismos parlamentarios para rechazar los de ningún grupo. “Lo dejamos bien claro desde el principio. Fuimos los primeros en decir que no pactaríamos con aquellas opciones que fomentan el odio”, dijo Parlón cuando se le preguntó si podría garantizar que Illa no sería investido con la complicidad de Vox. “No podemos ligar las manos a las opciones políticas que hay en el Parlament, que voten lo que quieran. Supongo que eso lo entiende todo el mundo. No podemos evitar lo que vote, pero no queremos pactos con ellos”.