El secesionismo acelera la búsqueda de un pacto para neutralizar a Illa

El futuro presidente del Parlament decidirá el candidato a la investidura según los apoyos

El candidato de ERC, Pere Aragonès, y la candidata de Junts, Laura Borràs, este lunes en Barcelona.Albert Garcia

Los partidos independentistas, con ERC a la cabeza y con mayoría absoluta en el futuro Parlament, se han conjurado para acelerar las negociaciones del nuevo Ejecutivo catalán. Hay margen hasta el 12 de marzo para que se conforme el Parlament, pero los secesionistas ven urgente neutralizar el plan del PSC de presentar ...

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Los partidos independentistas, con ERC a la cabeza y con mayoría absoluta en el futuro Parlament, se han conjurado para acelerar las negociaciones del nuevo Ejecutivo catalán. Hay margen hasta el 12 de marzo para que se conforme el Parlament, pero los secesionistas ven urgente neutralizar el plan del PSC de presentar la candidatura de Salvador Illa a la investidura. El pacto entre independentistas incluye la presidencia de la Cámara, de la que tomarán la decisión del candidato a la investidura. El socialista Salvador Illa carece, a priori, de los apoyos suficientes para garantizarse salir elegido.

Las llamadas entre partidos durante la noche electoral en Cataluña no se limitaron a las clásicas felicitaciones para los ganadores y los deseos de “buena suerte” para los perdedores. Con el escrutinio todavía en marcha, los dirigentes de los partidos independentistas —con mayoría absoluta de 74 escaños sobre los 135 del hemiciclo— se comunicaron para dejar a un lado meses de pésimas relaciones y sondear si será posible pactar el futuro Govern y la presidencia del Parlament. Se trata de una manera también de cerrar el paso a que Illa, con 33 escaños, pueda aspirar siquiera a defender su candidatura en una sesión de investidura.

No había tiempo que perder. Illa salió exultante casi al final del escrutinio para anunciar que intentaría la investidura al ser la fuerza ganadora en votos y en escaños, aunque en este caso empatada con ERC. Una idea en la que insistió este lunes: “Me presentaré a la investidura para encabezar un gobierno de cambio. Tiene que ser la legislatura del diálogo, del reencuentro en Cataluña. Corresponde encabezarlo al partido que ha ganado las elecciones”, defendió.

El independentismo consideró que no podía permitirse dar la imagen de que estaba perdiendo el poder en la Generalitat de Cataluña tras lograr por fin superar el 50% de los votos pese a la bajada de la participación. El resultado fue la puesta en marcha de las primeras conversaciones para formar un Ejecutivo secesionista que, pese a un sinfín de incógnitas, este lunes continuó fraguándose a través de distintas llamadas. ERC anunció a última hora que comenzará el diálogo con la CUP, formación que, a diferencia de Junts, también desea incorporar a En Comú Podem a la ecuación. El equipo negociador de ERC estará formado por la secretaria general adjunta del partido, Marta Vilalta; el presidente del Consejo Nacional del partido, Josep Maria Jové; el jefe de filas en el Parlament, Sergi Sabrià y la número dos de la candidatura, Laura Vilagrà.

El terreno estaba abonado para llegar a un acuerdo, algo que quedó en evidencia con el cambio de discurso de la CUP: tras las fuertes críticas del carácter “autonómico” del actual Ejecutivo durante la campaña, se abrió a explorar acuerdos. Eso sí, se sumó a la idea del candidato de Esquerra, Pere Aragonès, de sumar a las negociaciones a Catalunya a En Comú Podem, que lidera Jéssica Albiach. El republicano defiende que sumando a los comunes se eleva hasta 82 escaños la mayoría que apoya una amnistía y la celebración de un referéndum de autodeterminación. El problema es que Junts y la formación de Albiach se rechazan mutuamente. Jordi Sánchez, secretario general de Junts, insistió este lunes en que “trabajará sólo para formar un Govern independentista”. ERC anunció que “en breve” pondrán en marcha sus equipos negociadores y Junts dijo que no tiene “líneas rojas” sobre la hoja de ruta programática del eventual Govern. El problema es que los mimbres sobre los que debe sustentarse esta mayoría distan, hoy por hoy, de ser sólidos más allá de cerrar el paso a una presidencia de Illa. En ERC y Junts dicen que habrá más coordinación que en el actual Govern, sin especificar cómo.

En los partidos independentistas insisten en que la aritmética no le permite al socialista ser president y creen que su decisión de presentarse a una investidura solo busca dar empaque a una victoria que no tiene materialización. Illa rechazó ayer esas acusaciones: “No es simbolismo presentarme a la investidura, es un gesto real”, dijo. Entre el PSC y Albiach suman 41 diputados. La idea de Illa es contar con apoyos externos, pero los republicanos rechazan de plano esa posibilidad. Este lunes lo volvió hacer el presidente del partido, Oriol Junqueras. “Somos las dos fuerzas políticas más contrapuestas del Parlamento”, dijo en TV-3. “Es evidente que estamos en posiciones muy, muy, muy, muy alejadas”, remarcó.

Aragonès insistió en ese plan de “vía amplia” y Vilalta anunció que no tardarán en poner en marcha la comisión negociadora con el resto de fuerzas independentistas. Evitó, eso sí, dar detalles adicionales sobre cómo se abordarán esas conversaciones y de un posible reparto de responsabilidades o acuerdo programático. Esos encuentros sugieren una lista de temas a tratar bastante espinosos. El equipo de Junts dejó claro que no quiere dar la imagen de que todo está hecho.

La duda es hasta qué punto ERC está dispuesta a ceder ante exigencias de máximos de unos socios independentistas cuya agenda sigue pasando, en mayor o menor grado, por la vía unilateral; y en un momento en que, de cara a la gestión de los fondos europeos para la reconstrucción tras la pandemia, la cooperación entre las administraciones va a resultar clave.

La estrategia de fondo de los republicanos pasa por continuar la pugna con el Estado sin poner en riesgo a sus dirigentes. “Ya hay suficiente gente en la cárcel”, suele decir Junqueras a quienes le visitan en la prisión de Lledoners. La decisión de la Fiscalía, este lunes, de recurrir el tercer grado de los líderes del procés, justo el día después de la campaña electoral, enfureció aún más al independentismo. Durante estos días, los presos solo han dormido en la cárcel las noches entre semana y han acudido a distintos mítines.

Montilla y el tripartito

Ni ERC ni Junts quieren hablar aún de “sillas”. En el Parlament, a diferencia del Congreso, los partidos en el Govern suelen incluir en el pacto de reparto del poder también la presidencia de la Cámara. Usualmente corresponde al segundo socio, y Junts puede reclamarla. Se trata de un puesto clave a la hora de permitir el trámite de iniciativas y desempeñará un papel fundamental para bloquear a Illa. Quien ocupe la presidencia de la Cámara autónoma decide, tras la ronda de partidos, si un candidato se puede someter o no a un debate de investidura.

Todo esto no altera la agenda de Illa, que pasa por continuar reivindicando su histórica victoria en Cataluña. Ahora quiere presentarse como alternativa de un futuro más o menos próximo y para ello, la tarde de este lunes, inició los contactos llamando a varios partidos. No pasó inadvertido que el expresidente de la Generalitat, José Montilla (PSC) abogara mediante un comunicado por formar un nuevo Govern de PSC, ERC y Comunes como el que él presidió entre 2006 y 2010.

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