Vox irrumpe como cuarta fuerza política en Cataluña con 11 diputados

El partido de Abascal lidera la derecha españolista a costa del hundimiento de Ciudadanos y el PP

El candidato por VOX, Ignacio Garriga (a la derecha), acompañado por el presidente del partido, Santiago Abascal. En vídeo, declaraciones de Garriga.Vídeo: ANDREU DALMAU / EFE / EUROPA PRESS

Vox irrumpió ayer en el Parlament como cuarta fuerza política, con 11 diputados. Su resultado revolucionó el tablero político catalán y provocó un seísmo cuyas réplicas en la política nacional están aún por ver. La formación ultra no solo se hizo con el liderazgo de los partidos de la derecha española en Cataluña sino que adelantó también a En Comú Podem, la versión catalana de Podemos, y a la CUP.

El éxito de Vox se debió no tanto a sus resultados (consiguió el 7,6% de los votos, solo 1,3 puntos más que en las últimas elecciones generales), como al hundimiento del PP y Ciudadanos, sus ...

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Vox irrumpió ayer en el Parlament como cuarta fuerza política, con 11 diputados. Su resultado revolucionó el tablero político catalán y provocó un seísmo cuyas réplicas en la política nacional están aún por ver. La formación ultra no solo se hizo con el liderazgo de los partidos de la derecha española en Cataluña sino que adelantó también a En Comú Podem, la versión catalana de Podemos, y a la CUP.

El éxito de Vox se debió no tanto a sus resultados (consiguió el 7,6% de los votos, solo 1,3 puntos más que en las últimas elecciones generales), como al hundimiento del PP y Ciudadanos, sus dos rivales en el campo del nacionalismo español en Cataluña.

La menor participación benefició a Vox, cuyos seguidores estaban más movilizados: tuvo casi el mismo número de votos que en noviembre de 2019 (217.000 frente a 240.000), pero consiguió retenerlos en unas elecciones autonómicas, donde el electorado de los partidos nacionales suelen retraerse. Y también jugó a su favor el que las elecciones se plantearan una vez más en términos esencialistas, independentismo frente a unionismo, y no en el terreno de la capacidad de gestión, en el que carece de capacidad y experiencia.

Aunque en la cúpula de Vox se debatió si el hostigamiento a sus actos durante la campaña podría ahuyentar a parte del electorado, al proyectar la imagen de un partido conflictivo, al final le acabó beneficiando y fue su mejor gasolina de campaña. El acoso que ha sufrido por parte de grupos radicales le ha puesto en el foco mediático y le ha permitido presentarse como la fuerza política que planta cara al independentismo, diluyendo el perfil del PP o Ciudadanos. En una localidad como Salt (Girona), donde los dirigentes de Vox recibieron una lluvia de objetos, el partido ultra ha obtenido el 10% de las papeletas, “convirtiendo las piedras en votos”, en palabras de Abascal.

El partido ultra tuvo sus mejores resultados en la provincia de Tarragona, donde alcanzó el 9,3% de los sufragios; seguida de Barcelona (7,8%), Girona (6,1%) y Lleida (5,5%). En L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), donde Vox intentó captar el voto de la población castellanohablante, logró el 9,65%.

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El presidente del partido, Santiago Abascal, compareció cerca de la medianoche, con el recuento casi completado. Se presentó como líder de “la primera fuerza nacional en Cataluña” y agradeció a sus seguidores la “lección de templanza y actitud pacífica” que dieron durante una campaña electoral que se desarrolló “en un clima de violencia sin parangón en Europa”, según sus palabras. Huyendo de la euforia, relativizó el “pequeño éxito” conseguido por su partido y aseguró que los resultados globales de las elecciones “son malos para España y, por tanto, son malos para Vox”. Eliminó cualquier posicibilidad de apoyar la candidatura de Salvador Illa a la Presidencia de la Generalitat al homologar a los socialistas con los independentistas. “Los partidos que han atacado el orden constitucional son los que han obtenido las tres primeras posiciones”, dijo, en alusión al PSC, ERC y Junts.

Sin mencionar en ningún momento al PP, se mostró dispuesto a “tender la mano” a los españoles que han visto “con sorpresa y preocupación” el resultado electoral “para construir una alternativa patriótica al socialismo sin escrúpulos, al comunismo autoritario y al separatismo egoísta que hoy gobiernan España y Cataluña”. Por su parte, el candidato de Vox a la Presidencia de la Generalitat, Ignacio Garriga, proclamó: “Nos ha dicho durante meses que no pasaríamos y yo desde aquí les quiero decir que hemos pasado, que pasaremos y que seguiremos trabajando hasta desalojarlos de todas las instituciones de Cataluña”.

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El propósito expreso de Vox en estas elecciones era entrar en la Cámara catalana con grupo parlamentario propio, cinco diputados. Su verdadero objetivo, sin embargo, pasaba por adelantar al PP e incluso a Ciudadanos, como vaticinaban las encuestas de los últimos días. Los primeros avances del recuento de votos, que superaban las mejores expectativas, fueron recibidos con cautela en el cuartel electoral de Vox, instalado en el Avenida Palace, un hotel de cuatro estrellas en el Eixample de Barcelona. Al contrario que el líder del PP, Pablo Casado, que prefirió quedarse en Madrid, Abascal se trasladó a Barcelona, convencido de que sería una noche de celebración para su partido y deseoso de capitalizar a nivel nacional los resultados de las autonómicas.

En el entorno del líder ultra se saboreaba desde hace días la venganza contra el presidente del PP, que humilló públicamente a Abascal con su inesperada réplica en el debate de la moción de censura del pasado octubre, una descalificación política y personal que abrió heridas entre ambos que aún no han cicatrizado.

Hasta en la misma jornada electoral la presencia de los líderes de Vox en Cataluña estuvo rodeada por las protestas. Cinco activistas de Femen se manifestaron en el exterior del colegio al que acudió a votar su candidato a la Presidencia de la Generalitat, Ignacio Garriga. Las mujeres, con el torso desnudo, corearon y exhibieron pancartas con los lemas: “No es patriotismo, es fascismo” y “Vota Garriga, vota fascista”.

Vox denunció también una agresión a una apoderada del partido en una mesa electoral en Canovelles (Barcelona). Fuentes de los Mossos explicaron a Europa Press que se trató de una pelea entre dos personas y que, al identificarlas, se comprobó que una tenía una orden de detención vigente, por lo que fue arrestada.




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