La obsesión por resolver el crimen de la zapatera de Sabadell: “Deseo que el asesino de mi hermana se pudra en la cárcel”
Trazas de hierro, cobre y estaño en la ropa de la víctima permiten imputar a un electricista casi 20 años después por el homicidio de Ana María Milán
Encarna Milán recibió la peor llamada de su vida el 28 de febrero de 2007, pasadas las ocho de la tarde. “Mi hermano me dijo: ‘baja, baja, la Anamari...’ Dejé una nota en casa y salí corriendo”, resume Encarna, casi dos décadas después del asesinato de su hermana, con 47 años. En nada, se plantó en la zapatería Acín, en Sabadell, donde trabajaba Ana María Milán desde que era una cría. “Yo pensaba que estaba viva, q...
Encarna Milán recibió la peor llamada de su vida el 28 de febrero de 2007, pasadas las ocho de la tarde. “Mi hermano me dijo: ‘baja, baja, la Anamari...’ Dejé una nota en casa y salí corriendo”, resume Encarna, casi dos décadas después del asesinato de su hermana, con 47 años. En nada, se plantó en la zapatería Acín, en Sabadell, donde trabajaba Ana María Milán desde que era una cría. “Yo pensaba que estaba viva, que solo habrían robado. Incluso le dije al policía que me dejase entrar, que era mi hermana. Pero no me dejó”, recuerda Encarna, que acto seguido se desmayó. En todo este tiempo, la investigación por el crimen se ha abierto y cerrado y con ello la esperanza de la familia de ver resuelto el caso... Pero la obstinación de un grupo de mossos y los avances científicos han permitido hallar cobre, plomo, hierro y estaño en la ropa de su hermana y que un electricista, F. O., fuese imputado el pasado 26 de noviembre por el asesinato.
En dos meses, se cumplirán 19 años de un crimen que acabó en el cajón de los temas sin resolver: todo apuntaba a un robo, a manos de un desconocido. “Apenas se habían llevado 200 euros”, detalla Manel Novoa, un subinspector de los Mossos que lidera la pequeña unidad policial que desempolva temas viejos. El caso de Ana María lo asumieron en 2017. “Nos pusimos a revisar de arriba abajo el expediente”, cuenta el subinspector. La escena era la típica de un robo: ella estaba en el suelo de la trastienda del pequeño negocio, con un golpe mortal en la cabeza, propinado con una bombona de butano, y desparramadas por el cuello tenía “dos o tres monedas de un céntimo”. Por el suelo estaba el monedero tirado, con un tique de una compra y un billete de 10 euros, “como si alguien lo hubiese abierto y vaciado sobre el cadáver”, observa el subinspector. A sus pies, había una hoja rota de un cúter, con el que la habían herido. Faltaba el dinero de la caja registradora, y el bolso de Ana María seguía colgado, con la cremallera abierta.
Además del análisis de la escena, los investigadores perfilaron a los protagonistas. “¿Era Ana María alguien que se opusiese a un robo violento? Nunca”, explica el subinspector sobre el carácter de la víctima, que conformaron entrevistando a sus amigas, familia y el dueño de la tienda. “Era una mujer divorciada, con un hijo, sin enemigos. Con una buena relación con sus amigas, y su exmarido”, resume. “La querían mucho en el barrio, todas las yayas iban allí porque se agachaba y les ponía los zapatos”, la describe su hermana Encarna, que le sacaba tres años y medio, y con la que guardaba un gran parecido. Y una mujer “muy ordenada”, añade el mosso.
Después estudiaron a todo el que pasó por la tienda aquel día. “Nadie tenía antecedentes”, indica el subinspector. Tampoco el electricista que arregló unas luces de la parte pública de la zapatería, F. O. Pero en ese escudriñamiento del caso, sí les saltó una alarma: “En la dirección en la que vivía el electricista existía un incidente de 2017: una mujer llamó al 112”. Nadie denunció, pero constaba un breve resumen de lo ocurrido, que indicaba que una cuidadora de una mujer enferma decía que “no aguantaba más la violencia verbal y las insinuaciones de carácter sexual” del marido, y había pedido ayuda a la hija de ambos, que es quien había llamado a la policía. El hombre en cuestión era el electricista que había estado en la zapatería esa tarde. Los investigadores encontraron a los mossos que acudieron a la casa, y redactaron una minuta. También interrogaron a la hija, que declaró que su padre sufría brotes de violencia en ocasiones y que padecía problemas con el sexo. Además, tomaron declaración a cinco cuidadoras, que habían sufrido percances con F. O.
Paralelamente, cuando revisaron las pruebas de la escena, el subinspector descubrió que nadie había analizado el tique hallado tirado en la trastienda. “Y era del monedero de la víctima”, recuerda Novoa. Al mirarlo, hallaron una huella que correspondía al electricista. “Ya teníamos más pruebas”, explica, prudente, el subinspector, ante la revelación de una línea de investigación sólida. También visionaron de nuevo las imágenes de cámaras de la zona, y dos personas —una secretaria del electricista y un antiguo vecino— le reconocieron en sede policial. Con la huella, las imágenes y el perfil del hombre, lograron la reapertura de la causa. A las diez de la mañana del 5 de junio de 2019, los Mossos detuvieron a F. O., y registraron su casa y su taller. “Espontáneamente, él manifiesta que a la víctima la mataron con un cúter”, rememora el inspector, algo que solo sabían los investigadores y el autor, porque no había trascendido a los medios. Y añadió: “A esta mujer la mató alguien que la pretendía”. La hipótesis precisamente policial de lo que pasó: la intentaron agredir sexualmente, se resistió y la mataron. Y que tampoco se había publicado.
“Pero la justicia nos falló”, lamenta Encarna Milán, que se queja de que después de la euforia de la detención del electricista llegó el chasco de un nuevo archivo del caso. Los testigos que le reconocieron en las imágenes se desdijeron en sede judicial. “Les condicionaron”, denunció el abogado de la familia, Raúl García. “Pudimos verle tomando un café con su secretaria poco antes de ir al juzgado”, confirma el subinspector. El abogado de F. O. no ha respondido a las llamadas de este diario. Solo con la huella, el juez resolvió archivar el caso.
Hasta que cinco años después, en 2025, el subinspector Novoa y su equipo asistieron a una presentación de los avances en los laboratorios científicos, en la detección de transferencia de sustancias químicas. “Y se nos encendió la luz: ¿y si mirábamos la ropa de Ana María?”, explica el subinspector. Y algo más importante aún: ¿y si se revisan sus uñas? “En su día no encontraron ADN, pero sí había unas sustancias de color oscuro, que no se sabía qué eran”, recuerda el subinspector. La ropa la encontraron perfectamente preservada en Sabadell, pero de las uñas no hallaron rastro... “Se perdieron y habrían sido muy relevantes para saber si había restos del acusado”, lamenta el letrado de la familia. Los análisis de la ropa dieron positivo: en una manga y en la parte trasera del jersey de Ana María hallaron cobre, hierro, plomo, estaño y lantano-ceri-neodimi. “Los mismos elementos que tiene el electricista en su chaqueta de trabajo”, revela el subinspector.
Con los nuevos indicios, el 26 de noviembre F. O. fue citado en el juzgado e imputado por “asesinato con alevosía” porque no existe una “explicación lógica y racional sobre la aparición” de los materiales típicos de un electricista en la ropa de la víctima, señala el auto del juzgado de instrucción 5 de Sabadell. Ello, unido a la huella del tique, permite “afirmar indiciariamente” que F. O. “es el presunto responsable de la muerte violenta de la señora Milán”, a quien dijo no haber visto en ningún momento aquel día. El juzgado ha desoído la petición de la defensa de sobreseer la causa.
Encarna lamenta que F. O., de 74 años, haya quedado en libertad, solo con medidas cautelares. “Mi madre se murió sin tener la satisfacción de saber quién era el asesino de Anamari”, lamenta. La mujer vivía cerca de la zapatería y esperaba a diario a su hija a la salida para despedirla. “Como ese día no salía, entró, y se puso a llamarla, pero el mostrador la tapaba. Por suerte no vio nada”, reflexiona. Y aunque es escéptica, aguarda con esperanza el juicio: “Deseo que el asesino de mi hermana se pudra en la cárcel”.