Historias mínimas que no lo son: Freddie Mercury y Montserrat Caballé en Barcelona
Asociaciones de vecinos se oponen a que el Ayuntamiento dedique una estatua a los dos inolvidables intérpretes de la canción ‘Barcelona’
La semana pasada se conoció la reacción de las asociaciones de vecinos de Glòries al anuncio del Ayuntamiento de Barcelona de dedicar una escultura a los cantantes Freddie Mercury y Montserrat Caballé. La pieza artística, que aún se tendría que diseñar, según lo que se ha planteado desde el actual gob...
La semana pasada se conoció la reacción de las asociaciones de vecinos de Glòries al anuncio del Ayuntamiento de Barcelona de dedicar una escultura a los cantantes Freddie Mercury y Montserrat Caballé. La pieza artística, que aún se tendría que diseñar, según lo que se ha planteado desde el actual gobierno municipal, debía homenajear a los dos inolvidables intérpretes de la canción Barcelona, himno de los juegos olímpicos de 1992. De hecho, la voluntad de dedicar algún vestigio permanente a los dos artistas viene de lejos. El socialista Jaume Collboni propuso en 2018 que Mercury y Caballé tuvieran cada uno una calle alegando que la ciudad tenía “una deuda pendiente con los dos artistas por todo lo que representaron para la Barcelona olímpica, con una música que inspiró a toda una generación”. A finales de 2023, con Collboni ya alcalde, la ponencia del nomenclátor aprobó destinar un mirador a los dos cantantes en el nuevo espacio entre la calle Castillejos y la plaza de las Glòries. Ahora se quería ir más allá con una estatua, pero la propuesta se ha encontrado con la oposición de las asociaciones de vecinos de los barrios de Fort Pienc, el Clot, el Poblenou y la Sagrada Familia.
Los debates en torno a quienes son los referentes simbólicos en el espacio urbano acostumbran a producirse, porque, aunque parezcan historias mínimas -el nombre de una calle, una estatua en un rincón de una ciudad-, no son para nada una cuestión menor. Sólo hace falta pensar en la importancia que tuvieron en el proceso de consolidación democrática las decisiones en torno al cambio de nombres de las calles dedicadas a personajes de la dictadura. O más recientemente, en el caso de Barcelona, la vicisitud de la antigua Plaza de Antonio López, primer Marqués de Comillas, empresario que se había enriquecido con el tráfico de esclavos durante el siglo XIX, que la presión de los movimientos sociales y la decisión del Ayuntamiento, permitió renombrar en 2022 como Idrissa Diallo, migrante guineano muerto el año 2012, después de haber pasado por el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE).
Por ello parece significativo el posicionamiento de las asociaciones de vecinos con respecto a la estatua ya que declaran no tener ningún problema con Freddy Mercury, pero sí con Montserrat Caballé, y por razones muy concretas. Sin cuestionar en ningún momento el valor artístico de la cantante, consideran que “una persona que estableció su residencia en el extranjero y que fue juzgada y condenada por fraude fiscal no constituye un ejemplo para nadie”. Es claro, contundente, y concreto. No se trata de demonizar a nadie, pero sí de estigmatizar un comportamiento que entronca con la idea que manifestaban al CIS este verano el 79,5% de los entrevistados, cuando declaraban que “engañar a Hacienda es engañar al resto de los ciudadanos”. Las historias mínimas explican a veces historias muy grandes, que merecen ser contadas.