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Excrementos y humedad: Cultura intenta proteger el mayor mural de Miró en Barcelona

La obra del artista en la fachada de la T2 del Prat pasa a ser Bien de Interés Cultural a la espera de su traslado a la T1

El mosaico cerámico que Joan Miró instaló, en 1970, en el aeropuerto de Barcelona está en peligro. Así lo asegura, este miércoles, el Boletín Oficial del Estado (BOE) destacando: “El mural está ubicado en una zona exterior, con un alto tránsito de pasajeros y vehículos, y en una localización cercana al mar. Debido a estas condiciones, sobre la superficie del mural se acumulan rápidamente excrementos de aves, arena, h...

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El mosaico cerámico que Joan Miró instaló, en 1970, en el aeropuerto de Barcelona está en peligro. Así lo asegura, este miércoles, el Boletín Oficial del Estado (BOE) destacando: “El mural está ubicado en una zona exterior, con un alto tránsito de pasajeros y vehículos, y en una localización cercana al mar. Debido a estas condiciones, sobre la superficie del mural se acumulan rápidamente excrementos de aves, arena, humedad, contaminación, polvo y suciedad”. El BOE destaca que el uso intensivo del aeropuerto expone a la obra a “factores de riesgo humanos, ya sea por accidente, vandalismo o, simplemente, descuido”. Pero no solo eso: indica que hay defectos en la “cocción de la cerámica y que su esmaltado y el montaje de las placas han provocado ”pérdidas de material, pequeñas grietas y otro tipo de alteraciones”. El boletín advierte que, ante tal situación, el Ministerio de Cultura ha incoado el expediente para declarar al mural Bien Interés Cultural (BIC), la máxima protección prevista para así tomar “las medidas adecuadas para su correcta conservación”. La declaración de BIC se efectúa meses después de que Aena anunciara su intención de trasladar el mural a la Terminal 1, la más grande y más nueva del aeropuerto. El traslado sigue sin tener fecha a la espera de obras de gran calado en la terminal de destino pero en cualquier caso el cambio de ubicación requerirá de un informe previo del Ministerio una vez el bien sea declarado com BIC.

El mural de Miró es en parte un encargo, en parte un regalo. En 1968 se inauguró una nueva terminal en el aeropuerto de Barcelona, la actual Terminal 2B, y el ayuntamiento franquista de Barcelona -con José María de Porcioles a la cabeza- encargó a Miró la creación de un gran mural. El artista diseñó una maqueta en 1969 y la obra se realizó -en colaboración con el ceramista Josep Llorens Artigas- y se inauguró el 18 de marzo de 1971. La obra es un mural faraónico de 50 metros de ancho por 10 de alto. No es el mosaico más grande de Miró ya que existe otro de 55 metros por 10 metros en el Wilhelm Hack Museum de Ludwigshafen (Alemania). El mural de el Prat se extiende desde el suelo hasta la viga maestra que sostiene la cubierta y lo forman 4.865 placas de gres esmaltado. Cada una de las placas pesa cerca de seis kilos. Una vez cocidas las piezas, tardaron seis meses para instalar todas las placas. En total, el mural pesa 35 toneladas. El propio BOE advierte: “Cada placa fue montada tras su cocción sobre una pared estable de cemento de la terminal, comenzando desde la parte inferior derecha y empleando para su fijación únicamente un mortero de cemento sin tapar las juntas. La pared escogida sobre la que se asienta el mural no es de carga, en previsión de su correcta instalación y de un posible desmontaje”.

En la misma inauguración del mural el 18 de marzo de 1971, Miró se vino totalmente arriba y se comprometió a diseñar otras dos obras de grandes dimensiones proyectadas para dar la bienvenida a la ciudad a los visitantes que vinieran por tierra, mar y aire (esta última ya la tenía con el mural del aeropuerto). Anunció una enorme escultura de 60 metros en el parque Cervantes para recibir a los que vinieran en coche (no se construyó) y el mosaico de 65 metros cuadrados instalado en el Pla de l’Os de la Rambla para aquellos que vinieran a la ciudad por vía marítima.

Fuentes del Ministerio de Cultura han asegurado a EL PAÍS que el organismo no se opone al traslado del mural a la terminal 1 pero que, en el caso de producirse, ahora deberá contar con los informes y las garantías necesarias para su traslado. De hecho, fueron las propias administraciones -tanto el Ministerio como la Generalitat junto con la fundación Joan Miró- las que acordaron la necesidad de proteger un mural que lleva 54 años a la intemperie. La única gran intervención que se efectuó sobre el mosaico tuvo lugar hace dos décadas, en 2005, cuando se restauró y se identificaron los problemas de conservación.

Ahora, una vez catalogado el mosaico como BIC se protege la obra pero se permite trasladarla a la otra terminal. De hecho, cuando se anunció su traslado, una de las voces discordantes con mover el mural fue la del Colegio de Arquitectos de Cataluña (COAC) que reclamó que se declarara la obra como BIC y aseguró que Miró concibió el mosaico en el lugar donde se encuentra. AENA tiene prevista la reubicación y será la Fundación ENAIRE – la que gestiona el patrimonio histórico, cultural y artístico acumulado en las infraestructuras de transporte aéreo- junto con la colaboración de la Fundació Miró y con los informes necesarios del Ministerio de Cultura los que decidirán cómo se hace. Habrá que retirar, transportar y volver a montar las casi 4.865 placas. Por el momento Aena no sabe cuándo podrá realizar esta operación.

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