Los títeres del Tibidabo invitan a un viaje en el tiempo para todas las edades
La XII Mostra recupera la magia del oficio artesanal con espectáculos que combinan humor, memoria y juego familiar
Subir al Tibidabo ya es, en sí misma, una pequeña aventura. El funicular asciende entre curvas, con vistas que expanden el horizonte de Barcelona y el Mediterráneo al fondo. Arriba, entre colores vivos y ecos de otras épocas, el parque invita, durante tres fines de semana de noviembre, a un viaje distinto: el de desconectarse de las pantallas y reencontrarse con la paciencia y la curiosidad de lo artesanal. Es el comienzo de la XII edición de la Mostra de Titelles del Tibidabo, un festival que reivindica el arte del títere y su capacidad para transportarnos a un universo de la belleza de lo artesanal.
El festival combina diversión familiar y memoria artesanal. Propone distintas actividades para compartir tiempo entre generaciones y redescubrir, a partir del patrimonio cultural, una forma de ocio que une a mayores y pequeños. Las funciones equilibran presentaciones al aire libre e itinerantes por el parque con otras en horarios fijos dentro del Marionetàrium, un espacio que transporta al público a la atmósfera de un antiguo circo.
Allí, cada fin de semana del festival (con funciones a las 13.00, 14.00, 16.00, 17.00 y 18.00 horas), se representa Cabrioles de Fil, de la compañía Marionetas Herta Frankel, un espectáculo que combina nostalgia y humor. Aunque no es la protagonista, una mascota marioneta es capaz de llenar el escenario con su encanto y termina robando la escena. Fiel compañera de su titiritero, provoca risas y complicidad: los niños participan del juego escénico y los adultos, por unos minutos, recuperan una risa fácil y ligera.
Tras la función, las puertas del escenario se abren y comienza una visita guiada. Los espectadores descubren el puente de manipulación desde donde trabajan los titiriteros suspendidos, los sistemas de poleas que permiten mover varias figuras a la vez y una colección de marionetas históricas, restauradas con paciencia por generaciones de artesanos. Entre ellas, Harpo Marx, Carmen Miranda o una Lola Flores, ejemplos de una época en que cada figura era creada inspirada en grandes personalidades.
La muestra rinde también homenaje a Lluís Fontanet, considerado el padre del titella de fil en Barcelona. Fue el artesano que, en 1948, dio forma a las primeras marionetas de Herta Frankel, la bailarina austríaca que trajo a la ciudad el espíritu del cabaret vienés y encontró en los títeres una manera de seguir actuando cuando ya no podía bailar.
El festival sigue en el parque
En el emblemático ajedrez gigante como escenario de la plaça de Somnis, durante las tardes, se sucederán espectáculos de distintas compañías al aire libre. Las historias, contadas entre cuerdas, risas y recuerdos, invitan al público a dejar volar la imaginación y a viajar a un pasado que sigue muy presente.
Este sábado y domingo, la compañía eLe presenta Roulettes, una historia sobre la amistad y la soledad contada con delicadeza. Un relato sensible sobre cómo los lazos más inesperados pueden renovar nuestra alegría de vivir y hacer que la vida siga con más ligereza, valorando las conexiones humanas y la belleza de la amistad entre personas de distintas edades.
El siguiente fin de semana, 15 y 16 de noviembre, también por la tarde, la plaza acogerá El retorn dels Putxinel·lis, un espectáculo de 30 minutos que viaja al corazón de l’Escola del Putxinel·li Català y revive la tradición impulsada por Juli Pi. La pieza se caracteriza por la interacción directa con el público, con un ritmo vivo, lleno de carreras, golpes de cabeza y humor. La pieza, la más antigua representada por las tres generaciones de Titelles Vergés, revive un humor basado en las jerarquías entre amos y criados, desde una mirada actual. De forma lúdica, invita a reflexionar junto a los niños sobre la sociedad en la que vivimos. Se representa en un teatrito de estética tradicional de principios del siglo XX, acompañado por una banda sonora que recupera partituras del libro Titella pròdig, de Santiago Rusiñol.
Los días 22 y 23 de noviembre, el Centre de Titelles de Lleida presentará Kuntur, un espectáculo itinerante que invita al público a recorrer el parque junto a un majestuoso cóndor de los Andes. La imponente marioneta, de tres metros de altura y envergadura, sobrevuela el espacio en un itinerario de unos 300 metros por el parque, interactuando con el entorno y con los visitantes. El montaje aborda temas como la emergencia climática y la fragilidad de los ecosistemas para provocar la conciencia medioambiental, a partir de la relación entre el ser humano y la naturaleza. Dirigido a un público familiar, el espectáculo tiene una duración aproximada de 35 minutos.
Al caer la tarde, cuando se apagan las luces del parque, entre hilos, risas y miradas curiosas, la Mostra devuelve al público un tiempo distinto: el de la atención compartida y la paciencia. En el Tibidabo, los títeres no solo mueven marionetas, también despiertan la memoria y tejen, entre generaciones, un pequeño respiro frente al ruido de Barcelona.