Mazón y la mala política
El ‘president’ ha tenido el apoyo del PP a lo largo de este año, que lo ha aplaudido en mítines y congresos
Pocas veces un presidente es imprescindible. Realmente imprescindible, quiero decir. La mayoría de los días de su mandato un presidente puede estar o no estar, porque la máquina funciona sin él. Es importante que esté, obviamente, pero no es imprescindible. Los presidentes tienden a esconderlo, porque nos quieren convencer de que, sin ellos, nada funcionaría. Pero la mayoría de los que han ocupado y ocupan ese cargo saben que no es indispensable que estén… salvo en un día concreto.
Muchos no se encuentran en una situación de ese tipo a lo largo de su mandato, pero algunos coinciden en ...
Pocas veces un presidente es imprescindible. Realmente imprescindible, quiero decir. La mayoría de los días de su mandato un presidente puede estar o no estar, porque la máquina funciona sin él. Es importante que esté, obviamente, pero no es imprescindible. Los presidentes tienden a esconderlo, porque nos quieren convencer de que, sin ellos, nada funcionaría. Pero la mayoría de los que han ocupado y ocupan ese cargo saben que no es indispensable que estén… salvo en un día concreto.
Muchos no se encuentran en una situación de ese tipo a lo largo de su mandato, pero algunos coinciden en un momento en el que su presencia es imprescindible, que necesariamente deben estar ahí, en su puesto. Pues bien, Carlos Mazón, que estaba llamado a ser ese tipo de presidente que casi nadie recuerda, anodino, gris, se encontró de repente con uno de esos días raros en los que un presidente debe estar. Y él no estuvo. Posiblemente el único día de su mandato en el que se requería su presencia, Mazón no estuvo.
Da igual lo que estuviera haciendo. Da igual si estaba comiendo o durmiendo la mona o leyendo las obras completas de Nietzsche en alemán. No estaba el único día en el que se necesitaba que estuviera, que ejerciera su función presidencial de forma presencial. Sólo eso ya lo invalidaba para seguir ejerciéndola ni un solo día más. Si no estás cuando tienes que estar, mejor te vas. Y lo más pronto que puedas, porque has quedado completamente inhabilitado para el cargo.
Pero Mazón no se fue. No se ha ido, de hecho. Ha dicho que se iba, o que se irá cuando le encuentren un remplazo. Las cosas de palacio, ya se sabe. Aparentemente, Mazón quedó tan noqueado el 29 de octubre del año pasado que ha necesitado todo este tiempo para darse cuenta de lo que es evidente: que seguía ocupando un cargo para el que había quedado completamente descalificado. Pero Mazón no es el único responsable. De hecho, no es ni el principal responsable.
Porque, a diferencia de lo que ha intentado hacer entender el PP, Mazón no era (es aún) president de la Generalitat únicamente por su voluntad. Como Feijóo no es presidente de España porque no quiere. Mazón iba en una lista de un partido. De hecho, fue ese partido el que decidió situarlo en el número uno de esa lista por Alicante. Mazón fue propuesto para la investidura por un grupo parlamentario, de ese mismo partido, que efectivamente le invistió con sus votos (y los de Vox, por cierto). Mazón ha tenido el apoyo de ese mismo partido a lo largo de este año, que lo ha aplaudido en mítines y congresos. Porque fue ese partido, no Mazón, el que calculó que le convenía más mantener a Mazón que ir a elecciones o a una investidura incierta. Y el presidente de ese partido aplaude “la lección” que ha dado Mazón anunciando su dimisión, como si él pasara por allí.