El feliz regreso al Cafè Teatre Orient
Renace este local polivalente de Prats de Lluçanès, reforzando su historia y carácter asociacionista de los muchos ateneos y casinos que facilitaron la cohesión social y el tejido asociativo de Cataluña
La pareja de jubilados se coge de las manos en el momento en que la pantalla proyecta la figura de Ramon Muntaner. Ambos tararean “Cavem els fonaments d’una vida més alta” con la voz del cantautor catalán grabada en el Teatre Orient en 1975. No olvidan la actuación de Muntaner ni tampoco la de Ovidi Montllor, espléndido cuando enfatizó el “Perquè vull”, cuando fueron contratados por la quinta del 55 de ...
La pareja de jubilados se coge de las manos en el momento en que la pantalla proyecta la figura de Ramon Muntaner. Ambos tararean “Cavem els fonaments d’una vida més alta” con la voz del cantautor catalán grabada en el Teatre Orient en 1975. No olvidan la actuación de Muntaner ni tampoco la de Ovidi Montllor, espléndido cuando enfatizó el “Perquè vull”, cuando fueron contratados por la quinta del 55 de Prats de Lluçanès, los soldados llamados a filas para cumplir el servicio militar, y su intervención fue incluida en la película documental La Nova Cançó de Francesc Bellmunt con guion de Ángel Casas.
Hoy, cincuenta años después, vuelve a sonar Cançó de carrer en el mismo escenario y los dos abuelos se emocionan como cuando eran novios, igual de amantes, antes explosivos y ahora refugiados en “una dulce costumbre” como diría Pepe Mújica, el entrañable expresidente de Uruguay. Hay varias parejas del Lluçanès, como la de los jubilados que ahora reviven la inolvidable actuación de Ramon Muntaner, que se casaron después de haberse conocido en el Cafè Teatre Orient.
Aquel local tan polivalente fue el punto de encuentro de muchos jóvenes con macuto y melena larga de los 13 pueblos de la comarca, algunos especialmente sensibilizados y movilizados en los años setenta, antes y después de la muerte de Franco, familiarizados con las canciones de Raimon y Lluís Llach y devotos de figuras como Ovidi. Imposible olvidar La fera ferotge y el Homenatge a Teresa. La figura de Ramon Boladeras, conocido como Rambol, fue entonces tan capital para algunos de nosotros como la de Quim Capdevila en tanto que miembros de la Assemblea Democràtica de Catalunya.
No era fácil promover y formalizar candidaturas democráticas a las elecciones municipales de 1979 en territorios constreñidos como el del Lluçanès. La tarea de Rambol, activista vinculado a los grupos de resistencia y a los movimientos culturales catalanistas, fue tan decisiva como la de Capdevila, militante del PSUC y pastelero de La Lionesa de Vic, el mismo que fabricó aquella mona de Pascua en 1975 que fue requisada por la Guardia Civil por llevar el lema Llibertat, Amnistia, Estatut d’Autononia. Los hubo muy valientes y se contaron también los que exhibieron el progresismo con su presencia en recitales como el de Muntaner.
El Teatre Orient, que funcionó sobre todo como un negocio, se convirtió con el tiempo en el motor de muchas causas, también, por su puesto, para celebrar a gritos la presencia de algunos de los protagonistas de la Nova Cançó. Los tratos de muchos payeses se cerraban en el café, escenario igualmente de diferentes partidas de cartas; las mejores películas se vieron en aquel local en el que se estrenaron simultáneamente varias obras de teatro locales -Vila, Perusa, Parereda, Piteu, Pelut son nombres y apodos muy conocidos en Prats- y se representaron cada año Els Pastorets en competencia con el Centre Casals Castell.
El futbolín y la máquina del millón alegraron muchas tardes de adolescentes que después se escondían en los bajos del escenario en el que tocarían grupos y orquestas como La Companyia Elèctrica Dharma, los Mustangs, los Sirex, los Brincos, la Maravella, la Rosaleda o els Montgrins. Acudir los días festivos al Orient era una ocasión única para los que buscaban un novio o una novia casaderos, siempre que supieran bailar y no fueran uno de los muchos patosos que no paraban de dar vueltas a la pista y de recibir calabazas de las jóvenes acicaladas, sentadas y vigiladas por un gallinero repleto de guardianes de la moral de Prats y del Lluçanès.
Aquel edificio construido en 1907 se ha reformado y reconstruido hasta convertirse en un espacio multidisciplinar con una programación profesional estable para teatro, música, circo y danza, especialmente habilitado para las entidades municipales como la Escola de Música i Arts del Lluçanès, y en el que tendrán protagonismo las figuras locales como Mar Pujol, Ada Vilaró o Josep Maria Miró. La reforma iniciada en 2023, después de más de dos décadas de inactividad, ha sido impulsada por el Ayuntamiento, previa consulta en asamblea con los vecinos de Prats. El local, de gestión privada hasta entonces, pasó a ser municipal en 2024.
La inversión ha sido de unos tres millones, cubiertos en su 70% por subvenciones, y la obra más señalada es una sala con 270 butacas y 450 localidades de pie con una grada retráctil que permite diferentes actividades, así como un espacio gastronómico decorado por Sofia Gildööf, que será dirigido por el equipo de Isaac Monzó, chef tan entrañable como exquisito del ya consolidado restaurante Cal Trumfo de La Torre d’Oristà, que se ha convertido en un emblema del Lluçanès La gracia es que el edificio conserva elementos patrimoniales intactos como la fachada modernista que refuerza su historia y carácter asociacionista, como si hubiera querido cumplir una función parecida a la de los muchos ateneos y casinos que facilitaron la cohesión social y el tejido asociativo de Cataluña.
Jordi Batriu y Maria Faura son de alguna manera los herederos de la fuerza y creatividad de aquellos que hicieron de espacios como el hoy Cafè Teatre Orient el centro de vida de mucha gente y de muchas parejas, simplemente dependientes del baile incluso sin saber bailar y más o menos politizadas, como la de los jubilados que se emocionan de vuelta con Ramon Muntaner.