La patronal de los cruceros critica la subida de la tasa turística y defiende su aportación a la ciudad
Un estudio de la Universidad de Barcelona encargado por CLIA cuantifica en 14,5 millones la aportación del sector al impuesto que pagan los turistas
La Universidad de Barcelona y la patronal de los cruceros han defendido este martes la aportación del sector a las arcas del Ayuntamiento de Barcelona y han cargado contra el aumento de la tasa turística que pagarán los cruceristas en 2025. Los cruceristas que pasan por el Puerto de Barcelona no paran de crecer: si en 2023 fueron 3,6 millones, en noviembre de 2024 habían superado los 3,5 millones y la previsión es que cuando se cierre el año se bata un nuevo récord histórico. El estudio presentado este martes por Jordi Suriñach, catedrático en Economía Aplicada de la Universidad de Barcelona, y la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros (CLIA), concluye que en 2024 los turistas de cruceros contribuyeron con la tasa turística y el recargo municipal con 14,5 millones de euros (sumados el Impuesto de Estancias Turísticas-IEET y el tramo municipal del impuesto), según sus primero cálculos. De ellos, 11,6 millones fueron a parar a las arcas municipales. El año anterior, el consistorio gestionó 9,8 millones derivados de estas tasas.
El Puerto de Barcelona es el que tiene el gravamen más elevado de la Unión Europea, de entre seis y siete euros al día por crucerista, dependiendo de si pasa más o menos de 12 horas en la ciudad. De los 780 puertos con actividad de cruceros en la Unión Europea, solo 16 imponen un impuesto turístico (casi todos cobran dos euros por pasajero), de los cuales siete están en Cataluña y las Islas Baleares. Incrementar el IEET no es una medida que agrade a CLIA. “No compartimos la idea de modificar la fiscalidad cuando la contribución de los cruceristas va en aumento. La solución es ampliar la base de contribuyentes”, ha defendido el director en España de la patronal, Aflredo Serrano, refiriéndose a los turistas que pagan la tasa y afirmando que también la deberían pagar los excursionistas: turistas que se alojan en otros puntos y pasan solo el día en Barcelona.
El estudio señala que el peso de los cruceristas respecto del total de visitantes es inferior a la aportación de los que viajan en barco al importe total de la recaudación gestionada por el Ayuntamiento: solo el 4,1% de visitantes son cruceristas, pero contribuyen al 7,5% del recaudación. Los 11,6 millones gestionados por el consistorio, compara el estudio, son equiparables al importe total que el Gobierno municipal destinó en 2023 a partidas como la promoción de la infancia y la adolescencia (10,4 millones); personas mayores (11,3 millones); y la atención a la inmigración y a los refugiados (10,7 millones).
Suriñach ha explicado el funcionamiento de la tasa turística. La Generalitat de Cataluña se queda con el 50% de la recaudación y el Ayuntamiento la otra mitad y la totalidad del recargo municipal, que ascendió de 3,25 euros a 4 euros el pasado octubre, el máximo legal que permite la normativa. El motivo de este incremento fue destinar las partidas al Plan de Espacios de Gran Afluencia (EGA) para gestionar las zonas con más tensionadas por el turismo. El Gobierno municipal del alcalde Jaume Collboni defiende con este incremento medias de gestión del sector como aumentar los agentes cívicos, mejorar el espacio público y la gestión de los flujos de turistas o dinamizar el comercio local en las zonas más presionadas.
CLIA ha explicado que “apuntalar Barcelona como un puerto base” es su principal objetivo. “Ha habido un crecimiento moderado en los movimientos de puerto base (+7,6%), mientras que la actividad de cruceros de tránsito se ha contraído (-2,8%)”, ha avanzado Serrano. Los cruceristas que usan Barcelona como base suelen pernoctar varios días. Los de tránsito solo pasan unas horas en la ciudad. El perfil del que pernocta suele ser de mayor edad y gasta más en la ciudad. Destaca la elevada presencia de estadounidenses en esta categoría, más interesados en la cultura y las compras que el resto de visitantes, ha añadido Suriñach.
Objetivo de emisiones cero para 2050
A partir del 1 de mayo entrará en vigor en el Mediterráneo la Nueva Zona de Bajas Emisiones (ECA), a petición de la Organización Marítima Internacional (OMI), que se sumará a las ya vigentes en el Báltico, el Mar del Norte y varias zonas costeras de América del Norte. La patronal CLIA pretende reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 98% mediante dos medidas: el empleo de gas natural licuado y la conexión de los barcos a la red eléctrica de tierra.
Aunque el gas natural licuado es un combustible fósil, Serrano ha asegurado que elimina las emisiones de azufre y reduce un 95% la emisión de partículas en suspensión. “El 45% de los cruceros propulsados con este gas operarán en el Port de Barcelona”, ha asegurado el director. El informe también tiene en cuenta los avances en el uso de combustibles alternativos, pero todavía es una cifra irrisoria: cuatro barcos en servicio utilizan biocombustibles y 24 están en proceso de prueba. Actualmente hay 147 barcos que pueden conectarse a la red eléctrica terrestre, un 23% más que en 2023, y 239 podrán hacerlo en 2028, según detalla el documento. Sin embargo, solo el 3% de los puertos habituales de crucero ofrecen esta conexión; otros 22 ya cuentan con financiación y seis más están en fase de planificación.