El Parlament de Cataluña noquea el Hard Rock: Comunes, ERC y PSC pactan eliminar las ventajas fiscales del casino

La modificación de la ley que garantizaba exenciones al juego se aprobará la semana que viene y Albiach se reivindica: “Nosotros no nos hemos movido nunca; ustedes, sí”

Jéssica Albiach interviene en el Parlament de Catalunya.Albert Garcia

Tras meses de discusión y debate, y convertido en estribillo de la política parlamentaria catalana a lo largo de este 2024, el proyecto del Hard Rock se aleja casi definitivamente de Cataluña. El Parlament ha tramitado este miércoles con el apoyo de PSC, ERC, comunes y CUP la reversión de las ventajas fiscales autorizadas en 2014 para garantizar el aterrizaje de los inversores en el macroproyecto de la Costa Daurada. El texto definitivo se aprobará la semana que viene. Siete meses después de que, sin llegar a existir, el Hard Rock hiciera caer el gobierno de Esquerra por las diferencias entre socialistas, republicanos y comunes en la materia; las mismas formaciones se han alineado para hacer el camino inverso: Cataluña pone fin a la reducción fiscal del 55% al 10% para los casinos. Adiós a la alfombra roja para el Hard Rock en Tarragona.

La líder de los comunes, Jéssica Albiach, que no quiso apoyar los Presupuestos del anterior Gobierno por la permanencia del Hard Rock en los planes del Ejecutivo, celebró lo que hace menos de un año parecía imposible. “Es justo reconocer el cambio de posición del PSC y ERC. Les felicitamos. La CUP y Comuns hemos estado siempre en la misma posición; ustedes no”, ha reivindicado desde el atril.

Los comunes impulsaron junto a ERC la modificación en el Parlament de la ley que encendía la luz verde del megacasino. Y sacan pecho de lo conseguido. “El Hard Rock situaba Cataluña a niveles del gran casino de Asia que es Macao”, comparó Albiach, que consideró una “indecencia fiscal” la rebaja prevista hace una década. “Pasar de un impuesto del 55% al 10% es un insulto a los trabajadores de este país. Estamos debatiendo si Cataluña está en venda; si cualquier especulador puede venir y si el Govern le pone una alfombra roja o se planta”, remarcó.

Desde ERC, que en su día tuvo dificultades para dar cabida el proyecto en su agenda política de Govern, Raquel Sans ha presentado la transformación “social y económica” vivida en la última década para justificar el cambio de posición del partido, y aprovechó para citar la defensa que el aspirante a presidente del ERC, Oriol Junqueras, hizo del proyecto cuando era vicepresidente del Govern. “Asumimos responsabilidad en el Govern (...). Junqueras dijo que si se tenía que hacer, tenía que hacerse bien”. Las palabras de Sans, una de las impulsoras de Nova Esquerra Nacional, rival de Junqueras en el congreso político de Esquerra que se celebra este sábado, han hecho removerse a más de un republicano en el pleno. Los grupos parlamentarios tienen ahora tres días, hasta el viernes 13 de diciembre, para presentar enmiendas al texto de comunes y republicanos; y el Parlament aprobará la semana que viene el documento definitivo.

Un historia de desencuentros

Hace diez años, la rebaja de la fiscalidad para beneficiar la construcción de un megacasino en Tarragona fue presentado como un éxito negociador del entonces Govern de Convergència, que logró pactar con el PSC cambiar las leyes que hicieran falta para facilitar el macroproyecto de salas de apuestas, hoteles y tiendas junto al parque Port Aventura. Lo que se bautizó de inicio como BCNWorld era una idea de la promotora Veremonte, que exigió reducir los impuestos a casinos del 55% al 10%. El proyecto fue mutando con el paso del tiempo hasta que fue la multinacional Hard Rock quien asumió su construcción. Cambió el nombre y se encogieron las dimensiones del proyecto original, la inversión y los puestos de trabajo que iba a generar, pero se mantuvo intacta la rebaja de la fiscalidad, toda vez que esa siempre se consideró una condición clave para asegurar la viabilidad económica del megaresort.

El recelo social sobre el modelo de negocio que rodeo al juego y a los casinos ha convertido al Hard Rock en un foco constante de tira y afloja político, y ha terminado por ser una piedra en el zapato del Govern de la Generalitat, indistintamente del color político. Esquerra pasó de defender el proyecto con Junqueras a manifestar luego reparos cuando Pere Aragonès asumió el mando del Govern. Sus rodeos con el Hard Rock terminaron por abrirle la puerta de salida del Palau de la Generalitat. Sin mayoría suficiente en el Parlament, y abiertamente enfrentado a Junts per Catalunya, ERC necesitó del apoyo del PSC y de los Comuns para aprobar los presupuestos del 2023. El Hard Rock ya fue entonces tema de discusión y Esquerra tuvo que hacer equilibrios para asegurarle al PSC que no iba a bloquear el proyecto, y para mantener ante los Comuns que el megacasino no era una prioridad para el Govern.

La misma argucia no le sirvió a Esquerra para lograr, luego, aprobar los presupuestos del 2024. Las exigencias de los Comuns para que el Govern manifestara un repudio claro al proyecto frustró un acuerdo a tripartito ERC, PSC y los propios comunes. Una desavenencia que hizo naufragar un pacto por las cuentas y que forzó la convocatoria de elecciones anticipadas. “Entonces tuvimos que sufrir una estrategia de desgaste ingente” ha denunciado Jéssica Albiach en el atril. Salvador Illa ganó aquellos comicios, pero sin la mayoría suficiente para asegurarse la presidencia por la vía directa. Una vez que tuvo el sí de ERC, el PSC buscó el apoyo de los Comuns. Su líder, Jéssica Albiach, aseguró que harían president a Illa pero que el Hard Rock nunca iba a ser una realidad. Diez años después, el Parlament noquea el Hard Rock.


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