El segundo gran cambio del litoral

La Barcelona que queda después de la Copa del América es una ciudad más conectada con su litoral y que avanza hacia una economía azul

El Port Olimpic tras la reforma.Massimiliano Minocri

La Copa del América en Barcelona ha tenido un impacto que va mucho más allá de la competición deportiva. Así como los Juegos Olímpicos de 1992 fueron una herramienta para transformar la ciudad, ahora la competición de vela ha sido una herramienta para hacer posible la segunda gran transformación del litoral que nos ha permitido recuperar nuevos espacios públicos, mejorar las conexiones de la ciudad con el mar e impulsar nuevos equipamientos que reforzarán la apuesta por la economía azul.

Somos una ciudad con puerto, pero durante muchos años vivimos de espaldas al mar y no lo descubrimos hasta la gran transformación olímpica. Aquel fue el primer gran momento de conexión entre el puerto y la ciudad, un redescubrimiento centrado en la dignificación de espacios destinados en gran medida al ocio.

El cambio que ahora afrontamos quiere dar un paso más. Creemos que la relación de Barcelona con el mar debe integrar usos típicos del resto de la ciudad como pueden ser la cultura, la actividad económica, los centros de investigación o la estancia y el paseo en espacios públicos de calidad.

Y para hacerlo lo primero que hace falta es adaptar todos los espacios de contacto con el mar a la nueva realidad climática. Es necesaria una nueva gestión del litoral y de los elementos urbanos que lo conforman. Si queremos mantener el disfrute de este espacio, debemos adaptarnos y debemos adaptar las configuraciones físicas del paseo, como haremos en el paseo de la Mar Bella.

El segundo paso es la renovación de los principales espacios que conectan mar y ciudad. Actuaciones como el nuevo Puerto Olímpico, la reforma de los Tinglados del Muelle Oriental o la culminación de la apertura ciudadana de la Nueva Bocana, han permitido recuperar espacio público. También la aceleración de las transformaciones urbanísticas de la nueva Rambla y la Via Laietana han permitido integrar aún más el litoral en la ciudad.

Pero la gran transformación que hemos impulsado todavía no la podemos percibir. Si en su momento imaginamos una Diagonal que tenía que llegar al mar, antes de poder impulsar la nueva economía en el 22@, ahora estamos haciendo la transformación urbanística para poder impulsar la economía azul en el litoral.

Barcelona quiere convertirse en un referente de la economía azul. Por eso junto con otras administraciones estamos trabajando en tres proyectos que crearán 45.000 metros cuadrados de espacios dedicados a la investigación y el emprendimiento.

El primero es el futuro Parque de Tecnología Marina, que permitirá a la UPC ampliar sus infraestructuras dedicadas a la ingeniería marítima y náutica. El segundo es el Barcelona Mar de Ciencia, donde el CSIC podrá ampliar el Institut de Ciències del Mar para crear un nuevo espacio donde la ciudadanía pueda acercarse y conocer la cultura de los océanos. Y finalmente el Blue Tech Port será un nuevo hub de innovación del Puerto de Barcelona para fomentar el emprendimiento en proyectos de economía azul.

Esta es la Barcelona que queda después de la Copa del América, una ciudad más conectada con su litoral y que avanza hacia una economía azul. Un legado que nos adentra definitivamente en el mar.



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