080 Barcelona Fashion: Ariadna Massana, la diseñadora y activista que lleva a la pasarela su agresión sexual
La creadora catalana presenta su firma Alsedà con una representación de su violación: “La agorafobia que sufrí tras la sumisión química permitió deconstruirme”
“La moda es el único arte que es obligatorio, y para cambiar la industria hay que ser activista”, afirma Ariadna Massana (Vilafranca del Penedès, 28 años), diseñadora debutante en la 080 de Barcelona. La creadora ha presentado este miércoles su firma, Alsedà, con una representación de lo que vivió en Ibiza a los 18 años, cuando fue víctima de una sumisión química. Como consecuencia, Massana sufrió durante cuatro años estrés post traumático y agorafobia, un trastorno que provoca miedo y ansiedad a permanecer en espacios públicos. Ahora, Massana no solo ha contado su historia, sino que ha hecho una oda a la deconstrucción del patriarcado y una contribución a una sociedad más justa y equitativa.
Deconstruction, forma en la que la diseñadora ha bautizado su estreno en la pasarela de la 080, ha logrado emocionar al público, algo poco habitual en estos eventos. Massana ha dividido en tres actos la presentación de su colección, de la oscuridad al tránsito y la curación, metáfora de las fases vividas. Alba, su modelo de confianza, ha andado a paso firme, cubierta hasta los ojos con un tejido blanco. Mientras avanzaba, dos figuras cubiertas de negro se han abalanzado sobre ella para arrancarle la indumentaria, momento en el que la modelo se ha detenido y ha caído. Tras unas palpitaciones de corazón que han inundado el recinto modernista de Sant Pau, la modelo se ha reincorporado, ha recuperado la compostura, y dejando ver el nombre de la escritora Virginia Woolf en el torso, ha echado a andar de nuevo con firmeza. “Ha sido un momento muy emotivo, hemos demostrado que todo el mundo tiene una cruz, pero que a la vez es capaz de levantarse y empoderarse”, asegura Massana, visiblemente emocionada. La figura de la escritora británica le ha acompañado en todo este camino, en particular su conocida obra La Señora Dalloway, que ahonda en la salud mental femenina.
Para llegar hasta aquí, Massana ha reflexionado en profundidad sobre cómo percibe la industria de la moda. Defiende que la moda debe ser ética y sostenible, y para ello ha empleado a personas en riesgo de exclusión social y utiliza excedentes de telas de grandes marcas. “El diseño me ha permitido descubrir una parte de la moda que desconocía, como la capacidad de acabar con la explotación laboral o la posibilidad de dar carpetazo a una industria contaminante y empezar a hacer moda sostenible”, insiste.
Desde que era una niña, Massana quiso dedicarse al mundo de la moda. Heredó la vocación que siente por la industria gracias a su abuela, que era modista. Empezó a los 16 años cuando fichó por una agencia como modelo. Massana cuenta que le fue muy bien hasta que cumplió los 18. En un viaje a Ibiza, dejó una bebida en la barra de un local y despertó en una ambulancia sin saber lo que había ocurrido. Massana había sufrido entonces una violación a través de una sumisión química. Acabó dejando la ciudad y volviendo a su pueblo natal para tratar de sanar esa herida. “Tenía constantemente la sensación de que me moría cuando revivía el trauma una y otra vez”, sostiene.
La agorafobia y el estrés post traumático derivados del trauma se alargaron cuatro años. Sin embargo, Massana logró sobreponerse a él con el apoyo de su padre, quien al año de estar encerrada, le animó a dar el paso y estudiar diseño de moda desde casa. Massana, sin lamentarse, reflexiona acerca de ese proceso y concluye que la experiencia de estudiar de aquella forma le dio la oportunidad de deconstruirse a sí misma, pero también de replantearse la concepción que tenía de la industria. “Quizás hace unos años necesitaba la superficialidad de seguir las tendencias, pero enfocarlo desde mi casa me ha permitido mantener la parte del arte vivo porque no me siento tan condicionada por los aplausos y las reacciones exteriores”, comenta convencida. Tampoco se avergüenza de su agorafobia. Insiste en que nunca ha querido romantizar su trastorno.
La recuperación de aquellas técnicas y tendencias que ya existían cuando su abuela era modista es lo que le llamó la atención. Poder hacer un producto local, una “costura de hermandad”, como lo define Massana, puede llegar a provocar la reacción visceral del público a través del pensamiento. De hecho, la joven diseñadora catalana ha conseguido con creces dar a conocer un proceso de resiliencia para reclamar su lugar en la industria.