Muere El Petitet, el artista que llevó la rumba al Liceu
Joan Ximénez Valentí ha fallecido este vienes, diez días antes de que se celebrara un homenaje en su honor en la sala Paral·lel 62
El rumbero Joan Ximénez Valentí, conocido artísticamente como El Petitet, ha fallecido este viernes a los 62 años después de años de lucha contra la miastenia gravis, la enfermedad rara que padecía. La muerte de este percusionista gitano y barcelonés ha entristecido al pequeño mundo de la rumba que, precisamente, le estaba preparando un homenaje para el próximo 21 de octubre. Con la muerte del Petitet se va uno de los últimos vecinos de la calle de la Cera del Raval que fue testigo del nacimiento de este estilo musical único en el mundo. Además, El Petitet llevó la rumba al gran teatro del Liceu y la fusionó con una orquesta sinfónica, una promesa que le hizo a su madre antes de que falleciera. El rumbero cumplió la última voluntad de su progenitora y el Liceu abrió las puertas el 17 de octubre de 2017 a la Rumba.
Rogeli Herrero es uno de los integrantes del grupo musical Los Manolos. Además, es autor del libro El Gran Peret. De Rumba por la Vida de la editorial Larousse y conoce la historia de El Petitet. “Su padre era Ramón el Huesos, uno de los palmeros de Peret. Esa unión laboral y que viviera en la calle la Cera le permitió participar, desde muy niño, en las actuaciones del rey de la rumba”, destaca Herrero. Al ser percusionista participó en varios grupos he incluso llegó a actuar junto al Gato Pérez o Los Amaya. “Sin duda, su gran epopeya fue llevar la Rumba al Liceu. Los gitanos de la calle la Cera iban al cine Padró y veían las películas del Gran Caruso y para ellos el Liceu era algo inalcanzable”, destaca Herrero.
La madre de El Petitet falleció en 2013 y, en el lecho de muerte, Ximénez le prometió que llevaría la Rumba, a la que se había dedicado toda la familia, al ansiado Liceu. En 2015 unió a rumberos con músicos de orquesta y dos años después (en octubre de 2017) cumplió la promesa y 27 músicos de la Orquesta Sinfónica Rumba del Raval actuaron en el templo barcelonés de la ópera. La proeza del rumbero quedó registrada en un documental de Carles Bosch titulado Petitet. “Después llevó la actuación a la plaza de la Catedral de Barcelona durante unas fiestas de la Mercè e incluso llevó el espectáculo a Galicia”, recuerda Herrero.
A lo largo de su vida, Valentí también quiso dar visibilidad a la enfermedad minoritaria que sufría. Una enfermedad que le había dejado postrado en una silla de ruedas y con la necesidad de utilizar un respirador continuamente. Este verano decidió reunir a sus amigos para volver a escuchar rumba. Él mismo se había preparado un autohomenaje que iba a celebrarse el 21 de octubre en la sala Paral·lel 62 y en el que participaban la mítica vedette Lita Claver (La Maña), Miliu Calabuch, Manel de la Plateri, Sicus Carbonell o Los Manolos, entre otros.
La Maña estaba, este viernes, muy afectada por la muerte de su amigo El Petitet. “Era uno de los grandes y nos teníamos muchísimo cariño. Yo le admiraba y él a mi y eso que somos de mundos artísticos muy diferentes”, asegura la vedette. “Lo único que sé es que todos los rumberos le rinden pleitesía y todos estamos muy apenados”, concluye La Maña. Rogeli Herrero informa que el homenaje se pospuso en los últimos días debido al grave estado de salud de El Petitet pero creen que sería, aunque tarde, bueno hacerlo para recordar al rumbero fallecido.
EL PAÍS contactó con Ximénez en enero de 2018 después de que el Ayuntamiento instalará un polémico mural dedicado a la rumba en el Raval. “La calle de la Cera es el Bronx de la Rumba. Aquí empezó todo y han diseñado un monumento donde aparecen los grandes. Pero los puristas deben saber que la rumba no es solo ni de payos ni de gitanos, ni de alemanes ni de franceses”, sentenció El Petitet.