Illa aspira a convertir la vivienda en el tema central del debate de política general

Esquerra y los comunes, socios de investidura, presionarán por alcanzar una regulación de los alquileres de temporada

El presidente catalán, Salvador Illa, durante la reunión semanal del Govern, el pasado 1 de octubre.Toni Albir (EFE)

Salvador Illa celebrará este martes 60 días en el Palau de la Generalitat con una cita singular y espinosa: su primer debate de política general como president. No han pasado ni los 100 días de gracia que se suelen dar a los nuevos Ejecutivos y el Govern del socialista, con solo 42 de 135 diputados, ha de pasar por el test parlamentario. Illa, que salió investido gracias a los votos de ERC y Comuns Sumar, espera lucir su capacidad de alcanzar acuerdos, pero sabe que ha de mimar a la mayoría progresista. De ahí que opte por la vivienda como el tema estrella de su intervención. Republicanos y comunes, por su parte, presionarán por alcanzar una regulación de los alquileres de temporada.

En el entorno de Illa explican que el discurso con que abrirá el martes el debate aún no está cerrado pero que sí habrá un apartado especial a la vivienda. No es de extrañar: el acceso a un techo digno es la segunda preocupación de los catalanes según el último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) y la polémica desatada por la falta de acuerdo en el Congreso para regular el alquiler de temporada ­—allí Junts votó en contra de la propuesta del Gobierno— ha vuelto a poner bajo foco la problemática. En Cataluña la lucha por el derecho a la vivienda lleva años en el candelero, pero esta vez, además, se solapa con la agenda legislativa en el Congreso.

En su ronda de contactos de estos dos meses con diferentes representantes de entidades, ayuntamientos y diversos colectivos, explican esas mismas voces, el president ha certificado la agudización de la preocupación por la vivienda. Los datos de los que muy posiblemente tire en su intervención sostienen sin fisuras la argumentación: entre 2000 y 2022, según datos del Observatorio Metropolitano de la Vivienda, los ingresos medios de los catalanes crecieron 57,7% y el precio medio del alquiler subió el 114,2%.

Entre 2014 y 2023, se construyeron un total de 36.055 viviendas de protección oficial (una media de 1.200 al año) pero las peticiones para poder acceder a uno de esos pisos superaron las 90.000 en ese mismo periodo. En pleno proceso para diseñar los Presupuestos de 2025, los socialistas ven algo de margen para hacer gestos respecto a la vivienda. El propio Illa ha ido desgranando algunos. Por ejemplo, en su visita oficial a Lleida, el viernes pasado, acordó con el alcalde Fèlix Larrosa la construcción de 250 unidades en solares municipales cedidos.

A falta de la concreción del jefe del Govern, tanto Esquerra como los comunes ya han deslizado que piensan también darle mucho protagonismo a la vivienda en el debate de política general. En los acuerdos de investidura suscritos por ambas formaciones con el PSC también hay compromisos que esperan ser cumplidos. Con ERC, por ejemplo, está el de construir 50.000 unidades nuevas de aquí a 2030. Sin embargo, ambas formaciones ven urgente y con más impacto en el corto plazo, la regulación de los alquileres de temporada.

“Seremos exigentes y ambiciosos con el cumplimiento de la regulación de los alquileres de temporada. Si en el Estado no lo podemos hacer porque no hay las mayorías, lo queremos hacer desde Cataluña”, aseguró hace una semana la portavoz de los republicanos en el Parlament, Marta Vilalta. En las filas de ERC la idea pasa por revivir el decreto ley que en su día, al final de la presidencia de Pere Aragonès, tumbaron PSC y Junts. “Ahora hay la mayoría parlamentaria y la sensibilidad [sobre la norma que también regula el alquiler de habitaciones] y tendría que haber los votos. Hemos perdido medio año”, aseguró el viernes Vilalta en una rueda de prensa.

Republicanos y comunes se esfuerzan en verse como colaboradores exigentes de Illa, al que insisten en que no puede dar por descontado sus votos para todo. La voluntad de los tres, sin embargo, es visibilizar cierto acuerdo en un tema tan delicado y con tantas derivadas. También tienen sus agendas propias. A ERC le va bien dejar en evidencia a Junts per Catalunya, tras su decisión de no apoyar en Madrid la norma y poder así mostrarlos como una fuerza de derechas.

Los de Jéssica Albiach, en pleno proceso congresual, están especialmente interesados en marcar territorio. La propia jefa de filas en el Parlament aseguró el sábado en el consell nacional de la formación que los comunes tienen que aspirar a seguir siendo “el partido de la vivienda” y lograr imponer un “cambio de paradigma” para que no sea un bien de mercado.

La apuesta de los comunes en el debate, aún también pendiente de los últimos retoques, pasa por calendarizar todos los acuerdos a los que los socialistas se comprometieron el verano pasado. El cumplimiento a rajatabla del acuerdo de investidura es la condición de los de Albiach, que también ven una oportunidad en la tramitación de los Presupuestos de la Generalitat para el año que viene. Illa, si bien les ha extendido la mano, siempre ha reivindicado que será él quien determine el tempo.

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