El retorno de las derechas y las izquierdas
Salvador Illa se ha definido como socialdemócrata y humanista cristiano en la presentación de su gobierno en el Parlament
Este otoño se inaugurará en Barcelona una exposición sobre Alicia en el País de las Maravillas, esa novela en que unos locos celebran el no-cumpleaños, un gato aparece y desaparece a voluntad y hay personajes asegurando que ya no existen derechas e izquierdas. Vale, esto último no sale en la novela, aunque es igual de fantasioso. En cambio, nos hemos cansado de oírlo en tertulias mediáticas o de coctelería. Ha sido un mensaje subyacente en Catalunya largos años, cuando el relato oficial, implícito o explícito, dividía a partidos, personal político y ciudadanía por su concepto de la organización territorial y, más profundamente, por su adscripción o no a un perfil determinado de catalanidad.
Prescindiendo del estatus social o la conciencia de clase. Parece que ese tiempo ha cambiado, si escuchamos lo que se dice en el Parlament. Este jueves, en la presentación del nuevo Govern de Salvador Illa, se ha repetido 20 veces la palabra “izquierdas” y otras tantas “derecha” o “derechas”. El propio president se ha definido como socialdemócrata y humanista cristiano, y la líder ultra Sílvia Orriols ha usado esta frase de Josep Pla: “el socialismo es la miseria y el comunismo, la muerte”. Hasta hace bien poco, siempre que se citaba a Pla era por aquel comentario seguramente apócrifo de “lo más parecido a un español de derechas es un español de izquierdas”: otra prueba de que esto va cambiando.
Ciertamente, dos grupos, Junts per Catalunya y Partido Popular, han intentado llevar el debate al viejo terreno del Procés: para el puigdemontista Albert Batet, el Govern es “el más españolista de la Historia” -por cierto, el calificativo más sobreutilizado de la Historia-, mientras que Alejandro Fernández (PP) ha vuelto a hablar de sanchismo y ha acusado a Illa de copiar el programa de ERC. Para el resto, una discusión fundamental -no la única- es si este nuevo gobierno catalán es izquierdista o no: la ambigüedad calculada sobre la ampliación del aeropuerto ha recibido ataques de Comunes, ERC y la CUP.
Por supuesto, los tres recelan también de los consellers provinentes de CiU, y de Olga Pané, de Sanitat, autora de comentarios poco entusiastas con el sistema público de salud. No le han caído críticas, en cambio, a la nueva consellera de Interior, Núria Parlón, encargada de demostrar otra frase del president: “La política de Seguridad es de izquierdas, porque está al Servicio de aquéllos que no se pueden proveer de otro tipo de Seguridad que el que proporcionan los servidores públicos”; es uno de los primeros intentos claros de implicarse en este debate, estupefaciente de la extrema derecha y apetecido por la derecha tradicional. Illa ha demostrado en varios momentos su voluntad de ir al choque contra los que “practican discursos de odio”: alzando la voz como no suele ser habitual, ha defendido a la diputada musulmana Najat Driouech (ERC) de los ataques de Aliança Catalana. Un gesto que no ha aplaudido ni Vox ni el PP: pocos minutos antes, Alejandro Fernández afirmaba que los cordones sanitarios “también son odio”.
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