Illa y Trapero preparan un relevo gradual en la cúpula de los Mossos para evitar una nueva crisis

El nuevo Govern trata de no azuzar con ceses fulminantes la agitación interna que anida en la policía catalana

Salvador Illa junto al 'major' de los Mossos d'Esquadra, Josep Lluis Trapero (derecha de la imagen), y el comisario jefe del cuerpo, Eduard Sallent.Quique Garcia (EFE)

El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, se ha tomado unas vacaciones cortas. En su entorno señalan que todo el paréntesis veraniego ha consistido en un viaje de fin de semana a Lanzarote donde, además, mantuvo reuniones con el jefe del Gobierno central, Pedro Sánchez. Y sin interrumpir sus entrenamientos diarios de carrera a pie. Illa aprieta el paso para configurar el equipo de colaboradores que le tienen que acompañar en el Govern, pero ha optado por aminorar el ritmo en lo que refiere a ...

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El presidente de la Generalitat, Salvador Illa, se ha tomado unas vacaciones cortas. En su entorno señalan que todo el paréntesis veraniego ha consistido en un viaje de fin de semana a Lanzarote donde, además, mantuvo reuniones con el jefe del Gobierno central, Pedro Sánchez. Y sin interrumpir sus entrenamientos diarios de carrera a pie. Illa aprieta el paso para configurar el equipo de colaboradores que le tienen que acompañar en el Govern, pero ha optado por aminorar el ritmo en lo que refiere a la composición de la cúpula de los Mossos d’Esquadra. El 7 de mayo, durante un debate electoral televisado, avanzó que pensaba recuperar a Josep Lluís Trapero, exjefe de los Mossos, para ser director de la policía catalana. El líder del PSC tomó posesión de la presidencia el pasado día 10 de agosto y, dos días más tarde, Núria Parlon asumió el control de la consejería de Interior. Sin embargo, el nombramiento de Trapero sigue pendiente. Fuentes del Govern apuntan que se trata de una estrategia medida para evitar un relevo brusco en los Mossos, cuya imagen sufrió un fuerte varapalo el día del debate de investidura, con la fugaz irrupción en Barcelona de Carles Puigdemont.

Durante el debate electoral que se emitió en TV3 la noche del 7 de mayo, cinco días antes de las elecciones catalanas, el PSC lanzaba mensajes en foros internos y grupos de Whatsapp para avisar de que Illa pensaba hacer en directo un anuncio de impacto. El debate fue tedioso y el candidato socialista se esperó casi a la medianoche para revelar que, si llegaba a la presidencia de la Generalitat, recuperaría a Josep Lluís Trapero para ser director de la policía catalana, un cargo de alto mando dentro del cuerpo policial, pero que es de designación política. En realidad, avanzó una dupla, porque junto con el nombramiento Trapero desveló que pensaba poner de consejera de Interior a Núria Parlon, entonces alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet.

Este jueves, la consejera de Interior tiene previsto presidir un acto sobre la nueva promoción de agentes de los Mossos en Barcelona. También está anunciada la presencia de Pere Ferrer en calidad de director general de la policía. “No se trata de llegar y romper de golpe con todo”, manifiestan fuentes del Govern, para explicar la falta de movimientos en ese cargo. Ferrer es una figura vinculada en origen a la antigua Convergència, pero que ha tenido buena sintonía con el equipo de ERC al frente del departamento de Interior. Esquerra considera que recuperando a Trapero para el cargo de director general se está “politizando” la policía autonómica. El major de los Mossos cuenta en Cataluña con una popularidad que traspasa la esfera policial, pero es una figura que despierta animadversión entre los republicanos, que desde que aterrizaron en el departamento de Interior no ocultaron su intención de apartarlo. Entre otras cosas, en su momento pesó en su cese como jefe de los Mossos su declaración en el Tribunal Supremo, que una parte del independentismo considera que sirvió de base para la condena de los líderes del procés. Illa argumenta que Trapero tiene un perfil de “gran servidor público”.

En el centro del debate

Fuentes del Govern sostienen que los Mossos han estado en el ojo del huracán en las últimas semanas y que hay que evitar erosionar más la imagen de los mandos, con ceses fulminantes. Un torbellino de críticas ha afectado la cúpula de la policía catalana desde que, el día 8 de agosto y antes del debate de investidura en el Parlament, Carles Puigdemont hizo un mitin en el centro de Barcelona y luego logró burlar el dispositivo de seguridad que se había montado para detenerlo.

En su última rueda de prensa como consejero de Interior, Joan Ignasi Elena cargó duramente contra Puigdemont. Apareció acompañado del que sigue como máximo responsable de los Mossos, Eduard Sallent, El comisario llegó a comparar al expresidente catalán con Jimmy Jump, un personaje bufonesco que logró cierta popularidad en Cataluña por saltar de espontáneo a los campos de fútbol.

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Sallent verbalizó en su comparecencia la intención de seguir al frente de los Mossos. “El cuerpo necesita estabilidad, y confío que la tendremos y que seguiremos en la línea de transformación”, manifestó. Un presagio que tiene difícil cumplimiento si Trapero llega a la dirección de la policía, porque la relación entre ambos es mala.

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