La Fórmula 1 ruge en el paseo de Gràcia de Barcelona
La Guardia Urbana cifra en 38.000 las personas que han acudido a presenciar la exhibición
Acelerones, olor a gasolina y sensaciones parecidas a las de una competición urbana. Los aficionados a la Fórmula 1 y al motor en general pudieron disfrutar este miércoles por la tarde de la exhibición de cuatro vehículos monoplaza en pleno centro de Barcelona. El Road Show organizado por el Ayuntamiento y la Generalitat para simbolizar el vínculo de la capital catalana con los deportes de motor y su compromiso con la continuidad de la Fórmula 1 en el Circuit de Catalunya ha permitido a los aficionados ver de cerca sus vehículos favoritos. La Guardia Urbana ha cifrado en 38.000 personas el número de asistentes que se han trasladado, este jueves, hasta el paseo de Gràcia para presenciar la exhibición con las que las instituciones públicas buscan seducir a la organización de la Fórmula 1 para que mantengan el gran premio de Montmeló más allá de 2026, cuando Madrid organizará su propia competición.
“Es impresionante suben los coches por el paseo de Gràcia, hacen trompos y dan acelerones”, resumía Aitor, un joven de Cornellà de Llobregat que ha viajado -esta tarde- en metro desde su municipio buscando disfrutar de la Fórmula 1 en el centro de Barcelona. El vallado -todo el paseo de Gràcia desde plaza Catalunya hasta Aragó- no permitía una gran visibilidad pero hacía que la experiencia fuera muy similar a la de un circuito urbano. Los asistentes se apelotonaban contra las vallas, subían en las marquesinas de los autobuses e incluso en los wc químicos instalados a lo largo del paseo. Cualquier espacio era bueno para divisar a coches subiendo y rugiendo por el icónico paseo.
Los pilotos Carlos Sainz, Jack Doohan, Pepe Martí y Mari Boya han sido los protagonistas circulando quemando rueda y haciendo muchísimo ruido mientras un locutor animaba a las masas de jóvenes armados con teléfonos móviles que grababan cada monoplaza que pasaba delante de sus narices o, en su defecto, las pantallas con las que seguían el trayecto de los vehículos: Los monoplazas salían de ronda Universitat, subían el paseo de Gràcia hasta la Casa Batlló -donde estaba la grada con las personalidades Vip- y giraban dirección sur hasta el punto de partida.
En un momento del espectáculo, el locutor pidió al público que levantara la mano aquellos asistentes que tenían entradas para ir este fin de semana al Gran Premio de Catalunya. No la levantó ni un 1% de los 38.000 asistentes. De hecho, el propio consejero de Empresa y Trabajo, Roger Torrent, en una de las presentaciones del evento gratuito aseguró que uno de los objetivos de la jornada era que aquellas personas que no pueden afrontar el pago de una entrada en el Circuito de Cataluña pudieran disfrutar del ambiente de este espectáculo.
Tras la exhibición, que ha durado una hora, masas de personas abandonaron el paseo de Gràcia orgullosos de las imágenes recogidas en sus teléfonos móviles. Otros se han desplazado hasta la Fan Village de plaza Catalunya donde ha continuado la fiesta del motor con actividades, conciertos y talleres.
La cantidad de euros que ha desembolsado el Ayuntamiento de Barcelona para que se celebrara esta exhibición en el epicentro de la ciudad es todavía un misterio ya que forma parte de la aportación que realiza el Consistorio cada año al Circuito de Cataluña. Una aportación que se está negociando este año pero que el pasado 2023 fue de 750.000 euros.
Protesta contra la contaminación
Más de 400 personas convocadas por 200 entidades vecinales, sociales y ecologistas se han manifestado este miércoles en contra de la exhibición de Fórmula 1.
Los vecinos se han concentrado en la calle Aragó con Balmes y tras una pancarta en la que se podía leer: “Basta Fómula humo. La ciudad no está en venta” se han manifestado hasta pocos metros antes del paseo de Gràcia donde una barrera de Mossos d’Esquadra ha evitado que llegaran a los pies de la exhibición.
Uno de los portavoces de los manifestantes, Jordi Elgstrom, ha denunciado: “Queremos decir basta a este modelo de ciudad insostenible. Es incoherente esta exhibición forma parte de un modelo de ciudad que gentrifica, discrimina y expulsa a los vecinos. Barcelona no puede ser un parque de atracciones”. La manifestación ha sido en todo momento pacífica y los participantes se han limitado a protestar y gritar intensamente “fuera” cada vez que escuchaban rugir a uno de los monoplazas que circulaban por el paseo de Gràcia.
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