Un tercio de los vecinos de Barcelona ha nacido en el extranjero

La lectura del padrón a 1 de enero de 2024 muestra que los movimientos migratorios marcan el ritmo demográfico de la ciudad

La calle de Ferran, en pleno centro de Barcelona, este viernes.Gianluca Battista

El Padrón Municipal de Habitantes es, de forma simultánea, la foto fija anual de cualquier municipio y también un potente identificador de tendencias. En la lectura de 1 de enero de este año, Barcelona crece en población por segundo año consecutivo (un 2,8%) y ya supera los 1,7 millones de habitantes, una cifra que no se alcanzaba desde 1991. Los vecinos, que de media tienen 44 años de edad, aumentan en toda la ciudad, en los 73 barrios. Y el crecimiento se produce, como desde hace años, por los movimientos migratorios: “La población extranjera sigue marcando el paso demográfico de la ciudad”, destaca el informe de la Oficina Municipal de Datos (OMD) del Ayuntamiento publicado este sábado.

Los extranjeros marcan el paso porque la ciudad no crece por el llamado saldo vegetativo (entre quienes nacen y quienes mueren), sino por la llegada de personas de otros países (54.000) de hasta 180 nacionalidades distintas. Si los vecinos nacidos en el extranjero eran un 31,3% en el padrón de 2023, ahora ya se puede decir que son un tercio: el 33,6%. (572.459 personas). Este colectivo ha crecido en casi 10 puntos porcentuales en solo seis años, pero si se retrocede a comienzos de este siglo, se ha multiplicado por siete. Y, entre las mil curiosidades que arroja el padrón, esta: entre los nuevos vecinos, por primera vez, los hay que proceden de Corea del Norte.

Los datos del padrón son una fuente inagotable de titulares. Como que, por quinto año consecutivo, Barcelona tiene más vecinos nacidos fuera de la ciudad que en ella (ya solo son un 46,1%). O que hay más de un millar de vecinos centenarios: son 1.007, un 83,7% de los cuales son mujeres. Porque la población de la ciudad está ligeramente feminizada, sobre todo en edades avanzadas (los hombres, de media, mueren antes). Las estadísticas también indican que, por primera vez en casi una década, aumenta la población de nacionalidad española: un pírrico 0,1%, algo que no ocurría desde 2015. También sabemos que el 45% de los inmigrantes que han llegado en el último año tiene titulación universitaria. Y que en conjunto, el nivel educativo aumenta: un 36% de los vecinos tiene educación superior (un porcentaje que sube dos puntos porcentuales entre las mujeres).

La calle de Ferran de Barcelona, en pleno centro histórico y turístico, este viernes.Gianluca Battista

La responsable del Departamento de Estadística y Difusión de Datos de la OMD, Maria Jesús Calvo, señala que el salto de vecinos migrantes (10,4%) en Barcelona sigue la tendencia de “otras grandes ciudades”, marcadas por los movimientos migratorios. “Hay mucho movimiento, igual vienen aquí y en un año hacen dos movimientos migratorios, lo que ocurre en Barcelona no es diferente de lo que ocurre en otras ciudades, las grandes ciudades marcan el ritmo de las migraciones”, explica. Los que llegan son “adultos jóvenes (25-40 años), con equilibrio de sexos, con un nivel formativo elevado (el 45% con estudios universitarios) y este año se incrementa el flujo procedente de Colombia, Italia, Pakistán y Perú”. Sobre el incremento, apunta a que “los factores tractores que motivan la llegada a la ciudad pueden tener motivaciones muy diversas: las circunstancias de los países de origen, o lo que Barcelona puede ofrecer, un entorno seguro, oportunidades laborales o un proyecto de vida”, apunta.

Los datos también señalan que “la población nacida en el extranjero, concentrada en edades de formación familiar, ha amortiguado la bajada de la natalidad. Es destacable su aportación en la remontada de la población infantil a partir de la segunda mitad de la década de los 2000”, apunta el informe. Y es que los datos sobre las edades de la población refuerzan la idea de que las migraciones, actuales y las del pasado, han marcado Barcelona. Por ejemplo, si se mira el lugar de nacimiento, la media de edad de los vecinos nacidos en Barcelona es de 41 años, una edad que salta hasta los 65,7 años en el caso de los nacidos en el resto de España, que llegaron a la ciudad en las décadas de los 60 y 70 del siglo pasado, migrando desde otros puntos del país, y se han hecho mayores. Las migraciones del extranjero son más recientes y la media de edad en este caso es de entre 38 y 39 años, en función de si han nacido en Europa o en el resto del mundo. Con todo, si se habla de natalidad, el número de nacimientos sigue a la baja. Los poco más de 11.000 nacimientos de 2023 son el valor más bajo desde 1900 (si se exceptúan los años de la Guerra Civil). La mortalidad baja a 14.700 defunciones, la cifra más baja desde 2019.

El padrón también aporta interesantes datos sobre la composición de los domicilios de la ciudad. Las 1,7 millones de personas empadronadas en la ciudad viven en casi 679.000 direcciones. Y los datos muestran que aumentan cada año los hogares con vecinos extranjeros: tanto si son mixtos (13,3%) como si todos sus habitantes han nacido fuera (13,29%). Otro dato llamativo es que en el 78% de los domicilios de Barcelona no vive ningún menor de edad. O que casi un tercio de los domicilios son unipersonales (215.000).

Puedes seguir a EL PAÍS Catalunya en Facebook y X, o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal

Sobre la firma

Más información

Archivado En