Ruben Wagensberg, diputado de ERC instalado en Suiza: “Estamos sufriendo el uso político del terrorismo”
El parlamentario, investigado en la causa de Tsunami, apremia a aprobar la amnistía: “Cada día que perdemos, damos margen al bloque que no quiere esta ley”
Fue un impulso más que una decisión consciente. La necesidad apremiante de alejarse, de salir, de sacudirse la presión. La sintió de modo asfixiante, tras semanas viendo su nombre involucrado en el caso Tsunami Democràtic, una madrugada de las vacaciones de Navidad. Esa misma noche, con su pareja y sin maleta, Ruben Wagensberg, de 37 años, puso rumbo a Suiza, donde otra dirigente de Esquerra Republicana, Marta Rovira, lleva seis años instalada para escapar de la acción de la justicia española. A Wagensberg no le gusta hablar de huida ni de exilio. No es un prófugo porque nadie le ha cit...
Fue un impulso más que una decisión consciente. La necesidad apremiante de alejarse, de salir, de sacudirse la presión. La sintió de modo asfixiante, tras semanas viendo su nombre involucrado en el caso Tsunami Democràtic, una madrugada de las vacaciones de Navidad. Esa misma noche, con su pareja y sin maleta, Ruben Wagensberg, de 37 años, puso rumbo a Suiza, donde otra dirigente de Esquerra Republicana, Marta Rovira, lleva seis años instalada para escapar de la acción de la justicia española. A Wagensberg no le gusta hablar de huida ni de exilio. No es un prófugo porque nadie le ha citado a declarar, pero sí es uno de los investigados por terrorismo en la Audiencia Nacional por su participación en Tsunami Democràtic, la plataforma que organizó las protestas contra la sentencia del procés en octubre de 2019. Está de baja y ahora trata de cuidar su salud mental y de unir esfuerzos con organizaciones proderechos humanos que, como él, ven “absurdas” las acusaciones de terrorismo. No se ve preparado “aún” para volver, pero lamenta haberse alejado de los suyos. “Se ha parado mi vida, y eso es lo que más me hace sufrir”, cuenta en una entrevista por videollamada desde Ginebra.
Pregunta. Dice que se marchó a Suiza porque la presión que sentía era excesiva. Lleva dos meses allí, ¿en qué punto se encuentra?
Respuesta. La situación no ha cambiado mucho desde que llegué. Cada día hay noticias de Tsunami. Mentiría si digo que me acostumbro a esa presión. Es como seguir un true crime, pero siendo tú el protagonista.
P. La Fiscalía ha concluido que no hay indicios para atribuirle, ni a usted ni al expresident Carles Puigdemont, un delito de terrorismo. ¿Le tranquiliza?
R. Creo que esa es la tesis que se ajusta a la realidad. Pero la experiencia demuestra que es mejor no celebrar nada, porque una parte de la judicatura está haciendo un uso político de la causa de Tsunami Democràtic. El juez [Manuel] García-Castellón ha tomado decisiones a medida que avanzaban los acontecimientos políticos. Las imputaciones de delitos parecía que respondiesen directamente a las exclusiones del texto de la amnistía... Tengo una sensación de gran indefensión, y es un precedente grave para el sistema democrático.
P. Como activista y político se ha involucrado en la defensa de los refugiados y los derechos humanos. ¿Cómo vive que esté asociado ahora a un delito como el de terrorismo?
R. Con incredulidad. A veces, por pura supervivencia, con humor. No puedo creer que se me atribuya un delito que implica violencia sistematizada, muerte, uso del terror. Y menos cuando me he implicado personalmente en ayudar a personas a escapar del terrorismo: en Siria, en Irak, en Afganistán. He trabajado por el derecho a la vida, en clave pacifista y militarista. Duele que se me asocie con terrorismo.
P. En el caso de que se le cite a declarar, ¿qué hará?
R. Estoy convencido de que la causa se archivará. Pero no tengo ningún problema en responder ante la justicia, porque no hay delito.
P. Habrá quien piense que no tiene entonces sentido marcharse a Suiza...
R. Me fui por la presión que sentía y en busca de asesoramiento legal. Pero no estoy aquí preparando una declaración judicial, sino trabajando en algo más profundo: denunciar que estamos sufriendo el uso político del terrorismo. Todas las organizaciones de derechos humanos que se han puesto en contacto conmigo estas semanas coinciden en ese análisis.
P. Más allá del delito de terrorismo, durante las protestas organizadas por Tsunami, en octubre de 2019, hubo episodios de violencia. Cinco años después, ¿hace autocrítica?
R. Estos días he repasado tuits y vídeos que se publicaron, y todos hablan de protestar desde el respeto y el pacifismo. Una huelga general puede acabar con altercados puntuales, de unos pocos, y no por ello se imputa a los líderes sindicales. La voluntad masiva de la ciudadanía y de los líderes sociales y políticos era de diálogo.
P. ¿Cuál fue su papel en Tsunami?
R. Se ha inflado el personaje este que dicen que soy yo, Konan [según la investigación, es el apodo que usaba en la organización de Tsunami], que lo único que hace es explicar cómo garantizar que las protestas sean pacíficas. No puedo hablar de un proceso judicial en el que estoy inmerso, pero mi papel en el procés siempre ha sido desde la óptica del pacifismo y la no violencia.
P. Se habla de las trabas que algunos jueces pueden poner a la amnistía, pero lo cierto es que la ley no se ha aprobado por la negativa de Junts en el Congreso.
R. No fue un día de alegría. La ley de amnistía es una victoria colosal, sin paliativos. Cada día que perdemos, estamos dando margen al bloque que no quiere esta ley y a una parte de la judicatura.
P. ¿Cree que se acabará aprobando?
R. Confío en ello, porque de eso depende la situación familiar de mucha gente. Apelo a la responsabilidad de PSOE y Junts.
P. ¿Y piensa que será viable su aplicación con oposición judicial?
R. El proceso está bien articulado, no deberíamos tener dudas. Pero lo que estamos viviendo nos da pistas de que una parte de la judicatura intentará dificultar su aplicación en algunos casos. Pero se hará, porque en Cataluña no ha habido terrorismo ni nada que se le parezca.
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