Turistas en Barcelona: “No teníamos ni idea de que hubiera sequía”
Los hoteleros temen que la falta de agua ponga en peligro la llegada de visitantes a Cataluña
Lisa, Kristina y Verena tienen 22, 24 y 26 años, son amigas y viven en un municipio cercano a Viena (Austria). Este viernes han aterrizado en el aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat y a media mañana estaban desubicadas y arrastrando sus maletas en la Rambla dispuestas a darse un atracón turístico hasta el lunes. Parece un día cualquiera, pero este viernes es el primero en que, tras publicarse en el Diario Oficial de la Generalitat (DOGC), la capital catalana entra en fase de emergencia por sequía. Ninguna de las tres t...
Lisa, Kristina y Verena tienen 22, 24 y 26 años, son amigas y viven en un municipio cercano a Viena (Austria). Este viernes han aterrizado en el aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat y a media mañana estaban desubicadas y arrastrando sus maletas en la Rambla dispuestas a darse un atracón turístico hasta el lunes. Parece un día cualquiera, pero este viernes es el primero en que, tras publicarse en el Diario Oficial de la Generalitat (DOGC), la capital catalana entra en fase de emergencia por sequía. Ninguna de las tres turistas conocía la situación: “No teníamos ni idea de que en Barcelona hubiera sequía”. Lisa recuerda haber visto algún cartel, discreto, en el aeropuerto, pero nada más. De hecho, la recién decretada fase de emergencia no va a cambiar ninguno de los planes de estas jóvenes dispuestas a disfrutar de la gastronomía, visitar la Sagrada Familia y salir de fiesta en un fin de semana lejos casa.
El presidente del Gremio de Hoteles de Barcelona (integrado por 470 establecimientos de la capital catalana), Jordi Clos, alertaba esta semana a EL PAÍS de que la sequía y “el mensaje de que no hay agua” puede perjudicar al sector porque “los turistas se marcharán” a otras destinaciones. “Nosotros hemos hecho los deberes y gastamos mucha menos agua de la que utilizábamos hace ocho años. Pero lo que no podemos es cerrar piscinas, porque no se pueden rellenar mientras hay pantanos en España que están tirando el agua al mar”, lamenta Clos.
El pasado mes de mayo, el Gremio de Hoteles de Barcelona presentó un informe en el que aseguraba que entre 2016 y 2023 se había reducido un 40% el consumo de agua diaria de los turistas, que han llegado a un consumo similar al de los vecinos: 163 litros por persona y día. En 2016, Barcelona Regional aseguraba que los clientes de hoteles de cinco estrellas gastaban 545 litros al día, frente a los 242 litros que asegura el informe del Gremio de Hoteles que se gasta actualmente. En 2016, los clientes de los hoteles de cuatro estrellas gastaban 373 litros al día frente a los 171 litros diarios de hoy, los de tres estrellas gastaban 232 litros frente a los 143 litros (por debajo del consumo de los vecinos) que aseguran los hoteleros que gastan sus clientes y los turistas de instalaciones de dos y una estrella utilizan hoy 110 litros frente a los 147 litros que reflejaba los estudios de Barcelona Regional.
¿Cómo se ha reducido el gasto de agua? “Reutilizando toallas y sábanas de clientes, reciclando aguas grises, instalando nuevos grifos, duchas y váteres ahorradores, monitorizando el consumo de energía y agua y utilizando el agua de riego y alternativas a la hierba natural, piscinas con sistema de recirculación…”, describe Clos. “Hemos hecho mucha inversión cambiando bañeras por duchas”, sostiene el presidente del gremio de hoteleros.
Los informes no acaban de coincidir porque, también el pasado mayo, el Ayuntamiento de Barcelona hizo público un estudio de la Universidad de Girona que aseguraba que los alojamiento turísticos gastaron 10,7 millones de metros cúbicos de agua en 2019, lo que representa el 9% de los 96,5 millones de metros cúbicos consumidos en la ciudad durante ese año. El informe aseguraba que cada turista consume 238 litros por noche. La Universidad de Girona destacaba que un turista alojado en un hotel de cinco estrellas gastaba 545 litros, en una vivienda particular 237 litros, 207 en un piso turístico y 146 en pensiones.
“Si llegamos al extremo de que venga un turista y no se pueda duchar tenemos un problema grave y la economía de la ciudad, de la que dependen 250.000 familias, caerá en picado”, concluye Clos.
Seis amigas de Milán corren por la Rambla tocadas con diademas en las que aparece el número 50. “Hemos cumplido medio siglo y venimos a celebrarlo a Barcelona”, revela una de ellas. Ninguna sabía que Barcelona está en fase de emergencia por sequía. “Si lo hubieramos sabido, no habríamos cambiado nuestro destino”, destaca una de ellas.
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha manifestado este viernes que espera que la emergencia por sequía afecte “lo menos posible” a la actividad económica de la ciudad y en especial al turismo: “No se tiene que ser alarmista, pero se debe estar muy atento y ser consciente del momento grave que estamos pasando desde el punto de vista del abastecimiento de agua”. Por su parte, el ministro de Industria y Turismo, Jordi Hereu (exalcalde de Barcelona), ha pedido “responsabilidad y adaptación” a la situación de emergencia. “Venimos de una etapa turística buena y el 2024 también será bueno”, ha concluido Hereu.
Un portavoz de la dirección de Turismo de la Generalitat asegura que la administración catalana no teme que la falta de agua afecte al número de visitantes: “No es el único destino con sequía. Nuestras oficinas de turismo están en contacto, siempre, con los operadores de todos los países y no hemos notado ningún retroceso”.
Dos jóvenes piden información en plaza de Catalunya para subir al autobús turístico. Son de Manchester (Inglaterra) y regresarán el domingo a su ciudad. “¿Hay sequía? Primera noticia”, dice una de las jóvenes.
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