“Es bajita y no pudo traer los 4 kilos”: el tráfico de ‘mulas’ de la droga desde Perú llega a juicio
La Fiscalía pide 22 años de cárcel para la líder de un grupo que captaba a mujeres vulnerables para transportar cocaína con ayuda de empleados y policías del aeropuerto de Lima
La investigación judicial contra un grupo de Barcelona que captaba a mujeres en Perú para trasladarlas a España como mulas de la droga ha llegado a su fin. La jueza considera que existen “indicios sólidos” de que Jasmenn Orbegoso, alias Martina, y otras cinco personas que trabajaban a sus órdenes convencieron a mujeres en situación vulnerable para transportar cocaína (ingerida o adherida a sus cuerp...
La investigación judicial contra un grupo de Barcelona que captaba a mujeres en Perú para trasladarlas a España como mulas de la droga ha llegado a su fin. La jueza considera que existen “indicios sólidos” de que Jasmenn Orbegoso, alias Martina, y otras cinco personas que trabajaban a sus órdenes convencieron a mujeres en situación vulnerable para transportar cocaína (ingerida o adherida a sus cuerpos) en avión hasta Madrid. El grupo contaba, presuntamente, con la complicidad de trabajadores del aeropuerto de Lima y de policías de ese país. Una vez en España, algunas de las mujeres eran obligadas a prostituirse en un piso del barrio de Gràcia de Barcelona, según ha constatado la investigación.
El uso de mulas es un método tradicional en el tráfico de drogas internacional. Pocas veces, sin embargo, puede observarse de cerca cómo operan las redes que explotan a las víctimas. En esta ocasión ha sido posible por el dispositivo de captación de sonido que una jueza de Barcelona ordenó instalar en el coche de Martina. La presunta líder de la organización habló largo y tendido sobre cómo organizaba la llegada de las chicas, pero también sobre el pago de sobornos a policías de frontera que, desde el aeropuerto internacional Jorge Chávez, en Lima, presuntamente ayudaban a que las mulas embarcaran sin trabas en el avión.
Los trabajadores y funcionarios peruanos han quedado fuera del radar de la investigación en Barcelona, pero el caso ha llamado la atención de la Fiscalía de ese país, preocupada por la presunta compra de voluntades de funcionarios. “Allí en Perú nos lo sube un policía al avión”, afirma Martina en una de las conversaciones que mantuvo dentro del vehículo, que han sido, junto a los seguimientos policiales, la base de la investigación. Martina afronta una petición de la Fiscalía de 22 años de cárcel por delitos de trata de mujeres, tráfico de drogas, grupo criminal y coacciones, entre otros. Entre los otros procesados por los mismos delitos están su madre, Soledad S., y su pareja, Pedro C.
La investigación judicial ha constatado que, en apenas unos meses, el grupo organizó el traslado de cinco mujeres desde Perú. En tres de los casos (junio, noviembre y diciembre de 2022) la operación prosperó, según el auto que pone fin a la instrucción, firmado por la titular del juzgado de instrucción número 10 de Barcelona, Miriam de Rosa. “Son muchas las conversaciones”, constata la magistrada, sobre “la gestión de prostíbulos” y los “viajes que realizan mujeres desde el extranjero a España”.
Martina pagaba 1.000 euros a un tal “Don Arturo” que, desde Perú, ayudaba a las mulas a prepararse para el viaje. A veces ingerían la cocaína y en otras ocasiones la llevaban adherida a sus cuerpos, en unos vestidos diseñados para ello. La acusada se queja de que, por sus características físicas, una de las candidatas no podrá transportar los cuatro kilos de cocaína que habían planeado traer a España: “Don Arturo ha metido 1.800 [gramos] no más, porque la chica es bajita y se le notaba (…) No pudo traer los 4 [kilos], solo 1.800. Pero ya tengo otra pasajera para el viernes”. Martina aleccionaba previamente a las mujeres para que, en caso de preguntas de las autoridades, dijeran que venían a España de turismo, “a visitar lugares”.
Testigo protegido
La denuncia de una mujer colombiana, en el verano de 2022, fue el origen de la investigación. Había sufrido episodios de depresión y atravesaba una situación económica complicada cuando el grupo de Martina se puso en contacto con ella a través de redes sociales. La acusada le explicó que tenía una oferta para ella: trabajar como niñera en España cobrando 1.200 euros al mes y sin tener que pagar hospedaje. Ella, además, se encargaría de tramitar el visado. La mujer aterrizó sin problemas en Madrid, fue trasladada en AVE a Barcelona y, al día siguiente, cuando le entregaron un bañador y unos tacones, comprendió que tendría que dedicarse a la prostitución. Le retiraron el teléfono y el pasaporte.
En el prostíbulo de Gràcia trabajó junto a otras dos mujeres bajo vigilancia y sin poder apenas salir. Unas semanas más tarde, llegó a sus oídos que Martina había estafado 20.000 euros y que alguien iba a presentarse en el piso de muy malos modos. Ante el riesgo de verse envueltas en problemas, las tres chicas aprovecharon un despiste para escapar. La mujer que denunció, y que se convertiría en la testigo protegido X37, deambuló por Barcelona hasta que se presentó en comisaría. Allí explicó que si no lo hizo antes fue porque Martina le había contado que tenía en su bolsillo a la policía catalana. La denuncia tuvo consecuencias: Martina envió a la víctima una fotografía de su hijo, que estaba en Colombia, y le dijo que si no pagaba o regresaba al trabajo le encontrarían y le harían daño. La amenaza no se materializó, y está previsto que X37 declare en el juicio, para el que aún no hay fecha.
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