Catástrofe climática, ¿a qué estamos esperando?

Todos podemos contribuir a reducir las emisiones: utilizar el transporte público, el coche eléctrico y las bicicletas. Preferir el tren al avión. Pensar en una dieta vegetariana

El río Muga a su paso por Peralada (Girona), este verano, afectado por la sequía.David Borrat (EFE)

A diario recibimos noticias alarmantes, en la prensa escrita, en la televisión, en la radio y en las redes: el planeta se está calentando de manera acelerada y las temperaturas alcanzan cifras récord este verano. A mediados de agosto, en Canarias se llegó a 45 grados, cuando hace 40 años solíamos ir allí una semana cada año con mi familia para disfrutar del clima templado que entonces reinaba en las islas. En Hawái se han vivido unos incendios ...

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A diario recibimos noticias alarmantes, en la prensa escrita, en la televisión, en la radio y en las redes: el planeta se está calentando de manera acelerada y las temperaturas alcanzan cifras récord este verano. A mediados de agosto, en Canarias se llegó a 45 grados, cuando hace 40 años solíamos ir allí una semana cada año con mi familia para disfrutar del clima templado que entonces reinaba en las islas. En Hawái se han vivido unos incendios catastróficos que probablemente han dejado centenares de muertos, en Tenerife se han quemado casi 20.000 hectáreas y en Grecia han sufrido el mayor incendio registrado hasta la fecha en Europa. Este año, la sequía en Cataluña no tiene precedentes, al menos en los 60 años que llevo dedicándome a las viñas. En el Penedès, concretamente, la vendimia será un 50% menor que en un año normal.

En junio pasado, en las XI Jornadas Ambientales que se celebran anualmente en la Universidad de Barcelona, se habló extensamente de la “ecoansiedad” que preocupa gravemente a la mayoría de nuestros jóvenes, al ver con inquietud su futuro en una Tierra demasiado caliente… Algunos se rebelan con acciones puntuales de protesta en algún museo, unas protestas que podrían acabar convirtiéndose en un futuro en actos violentos de “ecoterrorismo”. ¿A qué estamos esperando para reaccionar?

Muchos piensan que la ciencia encontrará una solución al problema. Es cierto que a principios del siglo XX el método Haber-Bosch consiguió absorber el nitrógeno (N) del aire para fabricar fertilizante. ¿No sería realizable captar el CO2, que es el principal gas de efecto invernadero (GEI), y, por tanto, responsable directo del calentamiento? En la actualidad es imposible, puesto que el nitrógeno constituye el 78% del aire mientras que todos los GEI en la actualidad se sitúan en 422 ppm (partes por millón), es decir, 0,0422% del total.

No, la solución solo la podemos encontrar si somos capaces de evitar nuestra dependencia del petróleo: se utilizan unos 100 millones de barriles cada día en todo el mundo y los gobiernos continúan apoyando al sector. En 2022, las ayudas destinadas al sector sumaron siete billones de dólares según el Fondo Monetario Internacional. Afortunadamente, algunos bancos han dejado de financiar a las compañías de las energías fósiles.

Es cierto que las energías renovables (ER) han progresado considerablemente y en España, por ejemplo, entre el 40% y 50% de la electricidad se produce con ER. Pero en cuanto a coches eléctricos, nos situamos a la cola de la UE.

La plantación de árboles, sobre todo en zonas tropicales, es la mejor solución para absorber GEI. Pero habría que plantar un billón de árboles en todo el mundo para absorber entre un cuarto y un tercio de las emisiones antropogénicas.

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Lamentablemente los incendios forestales cada vez más virulentos, reforzados por las altas temperaturas y la sequía, juegan en contra de los esfuerzos por reforestar la tierra. A pesar de todo, en nuestra familia hemos plantado ya más de 125 hectáreas de árboles entre España y Chile y queremos llegar a las 1.000 hectáreas en los próximos años. También, junto con la familia Jackson de California, fundamos hace cuatro años la International Wineries for Climate Action (IWCA) que, afortunadamente, cuenta ya con 45 bodegas de todo el mundo que han aceptado cumplir con un estricto protocolo de reducción de emisiones.

Todos podemos contribuir a reducir las emisiones. Y las empresas que lo estamos haciendo ya percibimos una favorable reacción por parte de nuestros clientes. Conviene recordar la conveniencia de utilizar en las ciudades el transporte público, el coche eléctrico y las bicicletas. Preferir el tren al avión. Y pensar que una dieta vegetariana y de pescado tiene muchas ventajas y puede armonizarse perfectamente con un buen vino.

Miguel Á. Torres es presidente de Familia Torres.

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