Barcelona homenajea a Ibáñez, el padre de Mortadelo y Filemón

Una banda de mafiosos liderada por Lucrecio Borgio está regalando el bacalao en la ciudad provocando que los vecinos lo coman a kilos. Borgio pretende volar las tuberías de agua potable para que los ciudadanos sedientos, tras atiborrarse de bacalao, solo puedan saciar su sed comprando los botellines de agua a un precio desorbitado. Esos botellines los ha introducido en el mercado el propio Borgio. Este es el argumento de El caso del Bacalao, un álbum de Mortadelo y Filemón. ...

Una banda de mafiosos liderada por Lucrecio Borgio está regalando el bacalao en la ciudad provocando que los vecinos lo coman a kilos. Borgio pretende volar las tuberías de agua potable para que los ciudadanos sedientos, tras atiborrarse de bacalao, solo puedan saciar su sed comprando los botellines de agua a un precio desorbitado. Esos botellines los ha introducido en el mercado el propio Borgio. Este es el argumento de El caso del Bacalao, un álbum de Mortadelo y Filemón. Esta aventura de los detectives más famosos de España, fue una de las que se recordaron, este miércoles, en la biblioteca barcelonesa Gabriel García Márquez donde el alcalde, Jaume Collboni, entregó la Medalla de Oro al Mérito Cultural al dibujante –fallecido recientemente- Francisco Ibáñez.

Durante el acto de entrega de la medalla, el fundador de El Jueves, José Luís Martí, recordó que Ibáñez “alegró la vida” a generaciones. “Me explicó que mientras fuera a firmar a un salón o librería y hubiera cola, seguiría trabajando y así lo hizo”, recordaba Martí.

El actor y “fan enfermizo de Ibáñez”, Carlos Areces recordó que el dibujante no se anclaba en la nostalgia y “nunca tuvo la percepción de ser el artista que fue”. “No había ningún divismo en su manera de proceder. De hecho cuando le preguntabas si conservaba los originales te decía: ‘¿Tú sabes lo que abultan 20.000 páginas?”, recordaba Areces. El actor aseguró que no existen en el mundo un dibujante igual con 71 años de carrera profesional.

El divulgador de tebeos, Toni Guiral, dirigió unas palabras al propio Ibáñez: “En todos tus personajes estamos nosotros. Nuestros vicios, nuestras virtudes, nuestros problemas, nuestra forma de ser está en tú obra”.

La hija del dibujante, Nuria Ibáñez, agradeció la medalla: “La familia tiene mucha ilusión pero nos apena que no la hubiera recogido él. Nos habría explicado 50 anécdotas a la velocidad del rayo. Mi madre le diría que hablara despacio que no se le entendía”.

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, defendió que el cómic debe ser “reconocido como género literario y como cultura”. El primer edil recordó que no hay ningún domicilio en España donde no haya habido un tebeo de Ibáñez. “Pronto veremos los semáforos de Mortadelo y Filemón en Barcelona. Cada vez que crucemos esas calles, las historias de Ibáñez estarán presentes”, sentenció, recordando que el Consistorio concedió la medalla al dibujante mientras estaba vivo pero no se le ha podido entregar hasta ahora.

“Ibáñez no daba importancia a la transcendencia. El nuevo Quijote del siglo XX son Mortadelo y Filemón”, ha concluido Areces antes de que el publico disfrutara de una de las últimas entrevistas realizadas y grabadas a Ibáñez para el diario EL PAÍS.

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