El arzobispo de Barcelona pide ayuda a san Isidro para que termine con la sequía

La escasez de agua en Cataluña anuncia un verano crítico y ha puesto en jaque al Govern, que busca apoyos para desplegar un plan de restricciones

El presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella (centro), acompañado a su derecha del cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y del cardenal Antonio María Rouco Varela.Gustavo Valiente (Europa Press)

La tenaz sequía marchita a Cataluña y las esperanzas lluviosas puestas en la primavera se evaporan a cada día que pasa. No llueve y, cuando llueve, llueve poco. Las previsiones meteorológicas no invitan a confiar en un cambio de tiempo que permita afrontar el verano sin restricciones de agua y, ante semejante escenario, se desencadena una tormenta de ideas. El arzobispo de Barcelona...

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La tenaz sequía marchita a Cataluña y las esperanzas lluviosas puestas en la primavera se evaporan a cada día que pasa. No llueve y, cuando llueve, llueve poco. Las previsiones meteorológicas no invitan a confiar en un cambio de tiempo que permita afrontar el verano sin restricciones de agua y, ante semejante escenario, se desencadena una tormenta de ideas. El arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), el cardenal Juan José Omella, ha hecho un llamamiento al cielo para propiciar la llegada de la lluvia. “Pidamos a Dios que, por intercesión de san Isidro, nos conceda el agua que tanto necesitamos”, pone de manifiesto el cardenal, en su carta dominical. El religioso advierte que la situación de sequía es preocupante e invita a pasar a la acción para voltear la dinámica: “Hagamos todo lo que esté en nuestras manos”. De entrada, explica que él ya ha pedido la intervención de san Isidro. Omella explica que la fama avala la capacidad de mediación del santo, llamado Labrador. “Sobresalió por su piedad y misericordia, y le fueron reconocidos varios milagros”.

En Cataluña, la sequía ha puesto en jaque al Govern, que busca apoyos a la desesperada para poder desplegar un plan de choque que posibilite racionar los consumos de agua sin disparar el malestar ciudadano. En la zona de Lleida, donde la agricultura tiene un fuerte peso en la economía, las restricciones al riego han alumbrado una situación crítica. Esta semana, la consejera de Acción Climática, Teresa Jordà, denunció que hace más de medio año la Generalitat alertó a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) sobre los efectos de la sequía y asegura que la respuesta fue: “No os preocupéis, Dios proveerá”. La consejera ha exhibido una gestión errática del asunto. El verano pasado, el president Pere Aragonès advirtió que “la evolución [de la sequía] es preocupante”, y que era menester “estar preocupados por si la situación empeora”. La consejera replicó que “nadie tiene que alarmarse más de la cuenta”.

El Parlament aprobó este jueves una proposición de ley promovida por Junts per Catalunya y que finalmente pone de acuerdo a los tres principales partidos catalanes sobre las medidas para actuar contra la sequía. El Govern ha sido arrastrado por el PSC y Junts a flexibilizar la temporalidad del régimen sancionador que había decretado en marzo. El reloj para las multas ahora comenzará a correr un mes después de que la Generalitat apruebe la orden para dar las subvenciones de mejoras en la red de suministro y otras obras a los ayuntamientos, algo que podría llegar incluso después del verano.

Jordà, muy cuestionada por la oposición por su falta de estrategia ante la sequía, apela a encontrar medidas terrenales. “Está muy bien si Dios proviene, la Moreneta y lo que haga falta, pero de esto no podemos vivir”. Durante la gran sequía de 2008, el entonces consejero de Medio Ambiente Francesc Baltasar, de Iniciativa per Catalunya, reconoció que, a pesar de ser agnóstico, le había pedido a la Moreneta ayuda para que lloviera.

“Que la lluvia sea signo del amor de Cristo, fuente de agua viva”, dice Omella en su carta dominical. San Isidro es el patrón de Madrid y también de los agricultores y, según cuenta el arzobispo de Barcelona, entre los milagros que figuran en su hoja de servicios consta el hacer brotar agua de una roca viva para dar de beber a un sediento.


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