El impulso público hace crecer al sector de las cooperativas en Cataluña un 46% en los últimos siete años
El Govern prepara una ley de la economía social y solidaria para delimitar qué iniciativas se pueden enmarcar en este ámbito
El ámbito de las cooperativas está en auge en Cataluña. Este modelo de empresa de propiedad conjunta y gestión compartida, muy presente en el ámbito industrial del País Vasco (con la Cooperativa Mondragón como gran ejemplo), en Cataluña estaba circunscrito al ámbito agrario o a sectores con necesidades concretas, pero en los últimos años ha crecido el interés por cons...
El ámbito de las cooperativas está en auge en Cataluña. Este modelo de empresa de propiedad conjunta y gestión compartida, muy presente en el ámbito industrial del País Vasco (con la Cooperativa Mondragón como gran ejemplo), en Cataluña estaba circunscrito al ámbito agrario o a sectores con necesidades concretas, pero en los últimos años ha crecido el interés por constituir iniciativas en este tipo de estructuras, en parte gracias al impulso público y en parte por la tendencia de los consumidores a buscar productos con impacto social. Actualmente hay 4.566 cooperativas activas, y de estas el 26% se constituyó en los últimos siete años. Entre 2016 y 2022 se inscribieron 1.270 empresas como cooperativas, lo que supone un incremento del 46% con respecto a las 871 que se crearon en los siete años anteriores.
Cuando uno aborda el sector de la economía social y solidaria, entra en un bosque de conceptos y tipologías a menudo difícil de comprender. La economía social y solidaria es la que engloba a las empresas y entidades del tercer sector, a las mutuas, a asociaciones sociales, a las fundaciones y a las cooperativas, que no deja de ser una fórmula para constituir una empresa. Con esta mirada global, la economía social y solidaria agrupa un total de 7.198 organizaciones, el 2,19% de las empresas catalanas, según los datos del Observatorio Economía Social. En 2020, los últimos datos disponibles, este ámbito daba trabajo a 142.500 personas en Cataluña (el 5,21% de los trabajadores del régimen general y un 10,82% más que seis años antes). La cifra de negocios conjunta de toda la economía social y solidaria fue de 18.122 millones.
Esta multiplicidad de empresas e iniciativas ha hecho que el Govern esté preparando una ley de la economía social y solidaria, que estará lista en verano, y que ya está redactada y próximamente irá al Consell de Treball Econòmic i Social de Catalunya (CTESC), el órgano consultivo de los agentes sociales por donde pasan todas las normas antes de que el Govern la apruebe para su tramitación en el Parlament. La ley tiene que servir para delimitar qué es la economía social y solidaria, con el objetivo de que las empresas que quieran ser consideradas como integrantes de este sector tengan que cumplir con una serie de requisitos en materia social y de sostenibilidad.
Pese a las malas prácticas en el pasado —por ejemplo, con las cooperativas cárnicas, que fueron objeto de sanciones por parte de la Inspección de Trabajo, o con las cooperativas de trabajadores que eran fraudulentas—, que el Govern considera ya superadas, las cooperativas se entienden como parte de la economía social y solidaria. No hay datos actualizados sobre cuántas personas trabajan en las cooperativas catalanas (la Confederación de Cooperativas de Cataluña, en su página web, cifra los empleados en 40.800, los socios de cooperativas en 2,5 millones y la cifra de negocios en 5.300 millones de euros), pero el director general de Economía Social y Solidaria, Tercer Sector y Cooperativas, Josep Vidal, ha señalado en un encuentro con periodistas que la mayoría tiene menos de cinco trabajadores, empiezan a crecer las que tienen más, y también las que tienen entre 50 y 100 trabajadores. Las cooperativas que más facturan en Cataluña son Fedefarma, Abacus, las agrarias Actel, Plana de Vic o Arrossaires del Delta, la cooperativa SCIAS, que gestiona el Hospital de Barcelona, u otras como Suara y Som Energia.
En los últimos siete años, las cooperativas que más han crecido son las de consumo (que han pasado de nueve a 59), las de vivienda (de 23 a 45), las integrales, que son a la vez cooperativas de consumo y de trabajo (han pasado de 13 a 57), y las cooperativas puramente de trabajo asociativo, las más numerosas, que han pasado de 617 a 997. Las agrarias, en cambio, han caído, de 43 a 15, por la falta de relevo generacional en la agricultura y la necesidad de juntar cooperativas. La Generalitat ha ayudado a este crecimiento general de las cooperativas mediante un presupuesto de 128,5 millones en siete años, desplegado en tres programas: la red de ateneos cooperativos, que funcionan como espacio de impulso y asesoramiento de las iniciativas; los proyectos singulares, subvenciones directas para llevar a cabo proyectos concretos durante un año (540 proyectos desde 2016), y las comunalidades urbanas (para dinamizar la economía de proximidad). Vidal ha explicado que Cataluña ya es un “referente” en el cooperativismo en España por la transversalidad de las iniciativas, pero ha admitido que uno de los retos es entrar en el sector tecnológico, donde las startups son capaces de captar mucha más inversión para crecer, y en el comercio electrónico, donde existe una gran competencia por parte de gigantes como Amazon.
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