Educación admite el fracaso del plan para adelantar el curso escolar en Cataluña
El Departamento se abre a recuperar la jornada completa en septiembre, tal y como reclama la comunidad educativa en una encuesta
Por primera vez, el Departamento de Educación ha admitido que la experiencia de la jornada intensiva de septiembre que se compensó con horas de ocio educativo con monitores no ha funcionado. Ni llegó al volumen de alumnos esperados, ni se ha asegurado la equidad que tanto defendía el Departamento (la diferencia de seguimiento entre la pública y la concertada es abismal), y en cambio ha s...
Por primera vez, el Departamento de Educación ha admitido que la experiencia de la jornada intensiva de septiembre que se compensó con horas de ocio educativo con monitores no ha funcionado. Ni llegó al volumen de alumnos esperados, ni se ha asegurado la equidad que tanto defendía el Departamento (la diferencia de seguimiento entre la pública y la concertada es abismal), y en cambio ha supuesto un esfuerzo ingente para los trabajadores del Departamento y para las direcciones, un coste económico de nueve millones y un movimiento de protesta y oposición de toda la comunidad educativa. De hecho, esta postura crítica ha quedado reflejada en una encuesta realizada a profesores, familias y expertos, que reclaman que se recupere la jornada completa.
La polémica decisión -por su unilateralidad y falta de consenso- del Departamento de avanzar el inicio del curso escolar al 5 de septiembre comportó que se implantara la jornada intensiva en primaria durante el mes de septiembre y se organizaran actividades de ocio educativo con monitores para completar el horario y facilitar la conciliación familiar. Este dispositivo ha supuesto un coste final de nueve millones de euros.
Educación encargó una evaluación externa para conocer el impacto de la medida y decidir si repite la experiencia el próximo curso. Y los resultados, conocidos este jueves, han confirmado las posiciones que toda la comunidad educativa ha expuesto públicamente los últimos meses: no repetir el modelo de las tardes con monitores de ocio educativo y volver a la jornada completa y lectiva.
La evaluación -realizada a través de una encuesta a solo 20 personas y grupos que reflexión donde han participado 52 personas de los diferentes sectores de la comunidad educativa-, recoge diferentes aspectos negativos de la experiencia, como la falta de personal para atención a alumnos con necesidades especiales, la falta de espacios para evitar el calor, la poca calidad de las actividades que se realizaban e incluso la duda legal sobre el gran volumen de contratos menores que se realizaron (cada escuela el suyo). Como positivo, se destaca la agilidad del departamento para contratar las empresas y los monitores, las facilidades de la concertada para justificar los gastos o que los monitores fueran los mismos que los del comedor.
El informe también recoge las propuestas de cómo deben ser las tardes de septiembre el próximo curso y, de forma abrumadora, los diferentes sectores piden que se vuelva a la jornada completa y lectiva. “Si la comunidad educativa nos dice que las tardes deben ser lectivas, nosotros asumiremos lo que nos dice la comunidad educativa”, ha resumido la secretaria general de Educación, Patrícia Gomà.
Gomà también ha detallado los aspectos que no han funcionado. Uno de ellos es la poca asistencia de alumnos, que fue entre el 40 y el 45% en la pública -la Generalitat había calculado un 80%- y el 90 y el 94% en la concertada. El segundo, es la diferencia de actividades entre la pública y la concertada, ya que mientras en las primeras se hacían actividades sin contenido pedagógico, las privadas programaron para las tardes la sexta hora complementaria -con clases ordinarias- y muchas optaron por no contratar monitores y ampliar la jornada de sus profesores, lo que hace sospechar a Educación que la concertada realizó clases convencionales, abriendo una nueva brecha con la pública. “Una tarde de ocio educativo no es equiparable a una tarde lectiva”, ha sostenido Gomà.
A esto se añade el coste económico: de los 11,6 millones transferidos a las escuelas finalmente se han gastado nueve, según Educación, por la poca asistencia de alumnos, de manera que no ha sido necesario contratar tantos monitores. Gomà ha asegurado que los centros pueden quedarse el importe que no han gastado y que Educación lo restará de las transferencias corrientes de 2023. Asimismo, se añade la inversión en horas del personal de Departamento. “Hemos destinado una gran cantidad de horas, esfuerzo y energías para después tener una participación menor de la que esperábamos”, ha resumido Gomà.
A pesar de tener todos estos elementos sobre la mesa, Educación ha evitado pronunciarse a favor de recuperar la jornada lectiva, porque significaría admitir una corrección en una medida estrella para el Govern como es el avanzar el calendario escolar, y por otra porque tras las protestas del curso pasado, Educación asegura que esta vez quiere abrir un proceso de debate previo con la comunidad educativa. Así, esta mañana el departamento ha reunido, en sendas reuniones, a directores, sindicatos y familias, para presentarles los resultados de la evaluación, y por la tarde ha hecho lo mismo con el Consejo Escolar de Cataluña. Este órgano consultivo tiene ahora el encargo de elaborar su informe sobre las tardes de septiembre y, con ello, Educación hará una propuesta final de aquí a unas semanas.
El adelanto del calendario, fuera del debate
Pero lo que Educación no quiere poner a debate el adelanto del calendario escolar. “Es el Departamento el que tiene las competencias en políticas educativas y esto es una política educativa”, ha resumido Gomà. De hecho, en la evaluación externa no había incluido ninguna pregunta sobre este aspecto. Solo se pondrá a debate con el Consejo Escolar qué día de la primera semana de septiembre empieza el curso. “Lo que debatiremos es si comienza el 4, el 5 o el 6, pero no se volverá al calendario anterior”, ha zanjado la secretaria de Políticas educativas, Núria Mora.
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