Aragonès acelera las negociaciones para aprobar los Presupuestos a partir de la próxima semana
La portavoz del Govern no descarta que se de luz verde a las cuentas en una reunión extraordinaria durante el puente de diciembre
Hay momentos —muchos— en que el discurso oficial y el oficioso de las instituciones y partidos van por derroteros distintos. Eso justamente está pasando con la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat para 2023 y que, por calendario, ya no podrán estar vigentes el 1 de enero del próximo año. En el Ejecutivo catalán insisten en que habrá cuentas sí o sí y se conjuran para acelerar unas negociaciones que, por otro lado,...
Hay momentos —muchos— en que el discurso oficial y el oficioso de las instituciones y partidos van por derroteros distintos. Eso justamente está pasando con la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat para 2023 y que, por calendario, ya no podrán estar vigentes el 1 de enero del próximo año. En el Ejecutivo catalán insisten en que habrá cuentas sí o sí y se conjuran para acelerar unas negociaciones que, por otro lado, los posibles socios dicen aún no haber comenzado “en serio”. Tanto en Junts como en el PSC y los comunes advierten de que el pacto está muy lejos. La portavoz del Ejecutivo, Patricia Plaja, recordó este martes que el proyecto de cuentas solo se llevará al Parlament cuando haya un preacuerdo listo y no cerró la puerta a que puedan aprobarse en una reunión extraordinaria del Consell Executiu durante la próxima semana.
ERC solo tiene 33 escaños en el Parlament, de un total de 135. Para que las cuentas salgan adelante necesita que haya más votos a favor que en contra y las posibilidades aritméticas no son muy amplias. Los republicanos insisten en que su prioridad pasa por contar con los 32 síes de Junts, los 9 de la CUP (que ya se han autodescartado) y los 8 de los comunes. El PSC, con 33 escaños, es el otro socio posible. Tanto los socialistas como los exsocios del Govern han alzado la voz en los últimos días pidiendo al president Pere Aragonès que se aclare con quién quiere pactar las cuentas, sin que llegue una respuesta desde el Palau de la Generalitat.
Plaja defendió este martes que “no es incompatible” pactar las cuentas con el PSC y Junts al mismo tiempo. Preguntada varias veces sobre “los límites” temporales que se plantea el Ejecutivo para una aprobación que según los socios no avanza, la portavoz no se movió de la idea de que eso ocurrirá “en las próximas semanas”, que se han “acelerado” las negociaciones y que el Consell Executiu solo las aprobará y enviará al Parlament cuando haya un “preacuerdo”. La portavoz evitó desmentir que el propio Ejecutivo se haya autoimpuesto los primeros días de diciembre como tope para hacer la aprobación inicial de las cuentas. La idea de una reunión extraordinaria del Ejecutivo, coincidiendo posiblemente con el día de la Constitución o días inmediatamente posteriores, lleva días repitiéndose en algunos círculos cercanos al Govern.
“Seguimos mostrándonos convencidos de que se podrá llegar a acuerdos y los partidos que tienen voluntad real de acordar los presupuestos harán llegar propuestas concretas”, repitió Plaja. Y ahí radica precisamente el descontento de la oposición. Ante una situación de inmensa minoría de los republicanos, concuerdan, su actitud no pasa por un diálogo abierto, con toda la información sobre la mesa, sino por esa invitación a enviar sugerencias, sin conocer a fondo cuál es la propuesta del Ejecutivo y hacer llamamientos a la “responsabilidad” ante el momento de crisis “Lo que no nos gusta es que nos engañen y mareen y generen desconfianzas como creo que se han generado en las últimas reuniones”, ha asegurado este martes la portavoz de PSC en la Cámara Alícia Romero.
Para la derecha en el Parlament, todo se trata de una teatralización por parte de los republicanos y los partidos que sostienen al Gobierno central (PSOE y comunes). Tanto en el PP como en Ciudadanos, que no han participado en las negociaciones y tampoco se les ha explicado el contenido del proyecto de cuentas, creen que ya todo está pactado y que las cuentas catalanas son solo una pieza más dentro de un gran pacto que incluiría también los Presupuestos Generales del Estado (que ERC apoyó en el Congreso) y la reforma del Código Penal. De ahí a que vean como una irresponsabilidad que se dilate una negociación solo para intentar desmarcarla de los otros pactos.
Pese a los mensajes contradictorios, algo parece moverse de fondo. Ahí se inscribe que, por ejemplo, este martes la Mesa del Parlament haya decidido incluir en el orden del día del pleno de la próxima semana la convalidación del decreto ley que permite inyectar a la sanidad catalana 376 millones de euros. Sin ese dinero extra, explican desde el Govern, no es posible responder a la factura de la cartera de servicios. El decreto ley tiene un mes, después de su aprobación, para recibir la luz verde de la Cámara y hace una semana la falta de mayoría (PSC y Junts votaron en contra) impidió que se incluyera en el orden del día de la sesión. Que ahora llegue el debate se puede leer más allá del simple trámite y como la manera de forzar a que haya un pacto por parte de los dos principales grupos de la oposición.
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