¿Nos merecemos los catalanes los políticos que tenemos?
En Cataluña, cada vez más, la ética navega alejada de la política -vean los apoyos que ha tenido Laura Borràs en redes, son elocuentes-. Veremos a ver si las próximas urnas nos ayudan a remediarlo
Os confesaré que han sido muchas cosas juntas las que se han sucedido alrededor de la persona de Laura Borràs este último mes. Tantas que cada vez que una tenía lugar pensaba: “Mira, Carmen, ahí tienes tu próximo artículo”. Y no, al poco me enteraba de otra, y se sucedía el mismo pensamiento: “Mira, Carmen, ahí tienes…”. Y así, una y otra vez, tantas que una diría que le “si montase un circo, le crecerían los enanos” ...
Os confesaré que han sido muchas cosas juntas las que se han sucedido alrededor de la persona de Laura Borràs este último mes. Tantas que cada vez que una tenía lugar pensaba: “Mira, Carmen, ahí tienes tu próximo artículo”. Y no, al poco me enteraba de otra, y se sucedía el mismo pensamiento: “Mira, Carmen, ahí tienes…”. Y así, una y otra vez, tantas que una diría que le “si montase un circo, le crecerían los enanos” a la ya ex presidenta del Parlament… que parece que se creía inmune a la justicia que ahora considera que va a pedirle que rinda cuentas.
Pero como os decía, se sucedían los despropósitos: Que si el texto del catedrático universitario Jordi Llovet en Facebook detallando, con pelos y señales, cómo él participó en lo que a día de hoy se asume como un apaño para que la ex presidenta del Parlament consiguiera un contrato en la universidad, “a pesar de su escasa competencia” -y él la cátedra-. Que si al poco, otra nota del mismo profesor en la que nos informaba de que quitaba el post (las dos notas siguen hoy corriendo por la web), no porque no dijera la verdad, sino porque acababa de recibir amenazas de denuncias por parte de processistes. Que si días después nos enteramos de que Laura Borràs no hizo nada cuando, en el programa de TV-3 Preguntes Freqüents (FAQS), Francesc de Dalmases, al no gustarle las preguntas que le hicieron los periodistas, encerró en una sala a la subdirectora del programa y le gritó una retahíla de improperios y reproches -”me has traicionado”, “has faltado a tu palabra” y “esto no me lo puedes hacer”- que nadie se atrevió a denunciar hasta bastantes días después.
Y ya, para rematar, ha acabado suspendida de empleo y sueldo en el Parlament y ha pasado a ser ex Presidenta de la cámara. Una suspensión argumentada con la aplicación del artículo 24.5 del reglamento aprobado por el propio Parlament de Catalunya, según el cual se debe suspender a aquellos diputados a los que se haya abierto juicio oral por delitos vinculados a la corrupción, como es el caso de la señora Borràs… y claro, ya es oficialmente ex presidenta del Parlament. Y no, no, yo no le niego la presidenta su presunción de inocencia, faltaría más, pero aplaudo su suspensión asociada a la apertura de juicio oral por delitos de falsedad en documento público y prevaricación, porque estaba claro que necesitaba una ayudita, porque ella, motu propio, no iba a dimitir.
En fin, que una tiene la sensación de que en Cataluña, cada vez más, la ética navega alejada de la política -les conmino a que vean los apoyos que ha tenido la presidenta en redes, son elocuentes-. Veremos a ver si las próximas urnas nos ayudan a remediar esta situación, porque, por si no se ha dado cuenta la señora Borràs, una actitud llamémosla poco ética de una representante política no solo perjudica al representante, sino a toda su formación… o beneficia al resto de partidos, leámoslo como prefiramos.
Aunque, visto lo visto, se entiende mejor por qué la agenda política catalana se limita a hablar de procès y quizás también ayude a asumir que tenemos los políticos que nos merecemos.
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