El Cruïlla arranca con una jornada pensada para los más jóvenes
La veteranía de Tote King se impone en la inauguración del festival barcelonés
Mal lugar para tener más de 30. Los que los superaban, o estaban allí trabajando, o eran padres y madres que acompañaban a sus criaturas, o cantaban allí más que... alguien de más de 30 años en el primer día del Cruïlla, en el Fórum. Entradas a precios juveniles, a partir de 25 euros por la jornada, y un cartel de música urbana han cincelado la tipología de la afluencia, que la organización esperaba llegase a unas 10.000 personas en este primer día de festival, con sólo tres escenarios funcionando...
Mal lugar para tener más de 30. Los que los superaban, o estaban allí trabajando, o eran padres y madres que acompañaban a sus criaturas, o cantaban allí más que... alguien de más de 30 años en el primer día del Cruïlla, en el Fórum. Entradas a precios juveniles, a partir de 25 euros por la jornada, y un cartel de música urbana han cincelado la tipología de la afluencia, que la organización esperaba llegase a unas 10.000 personas en este primer día de festival, con sólo tres escenarios funcionando y el espacio limitado a la explanada central. Y por todas partes alegría, la de jóvenes, que con los ojos brillantes por sentir que estrenan la vida, imitaban a sus mayores en esto de los festivales. Música rimada para almas aún tiernas.
Pero en los accesos del recinto, a eso de las 17:00 horas, en la cola de personas que esperaban entrar, serpenteaba un perro y tres guardias urbanos. “Busca sustancias ilegales no sintéticas”, ha informado uno de ellos con altura suficiente como para intimidar a Tony Soprano, “ya sabe, marihuana, cocaína, chocolate y dinero de curso legal”, remató con una carcajada. El perro, Bronx, “como el barrio”, ha aclarado por si acaso el amable y simpático urbano, iba más nervioso que un drogadicto en busca de su dosis, que de eso parece ir la cosa. Sí, esta es otra forma de ser acogidos en el mundo de los adultos. Preguntar por qué este operativo no se dispone en otros festivales pareció inadecuado. El pobre Bronx iba como una moto, pero no halló nada, al menos a esas horas.
Abriendo festival, una gaditana que sólo se diferenciaba de su público en que ella estaba sobre el escenario. Diez y nueve años bajo el nombre de Judeline, aún algo verde, pero con suficiente soltura para obligar a su público a acercarse al escenario de la carpa bajo la que todo el mundo sudaba. Bochorno fuera con nubes más oscuras que un estribillo de Joy Division. Doscientas veintidós personas la vieron, según indicó el ciclómetro de quien controlaba el acceso. Y todas cantaron En el cielo, que es donde se encontraban. Acabó su actuación antes de tiempo, no tenía más repertorio de lo joven que es. Tiempo de salir al aire libre.
En uno de los dos escenarios de la explanada actuaban 31 FAM, y allí el griterío femenino era descomunal. Más música urbana, hip-hop, reguetón y estribillos que hablan de divertirse. Unas bailarinas salían de vez en cuando para menear el escenario, y frente a él, una joven posaba como ha visto en las revistas hacen las modelos, y exagerando el papel hacía morritos a su amiga, la de la cámara. Entre tanto, justo cuando entraban los bajos de Magdalenas, un relámpago acompasado cortaba el cielo de Barcelona recordando que amenazaba lluvia. Poco más tarde, el grupo de Sabadell hacía una pregunta groseramente tautológica “¿dónde están las nenas solteras de Barcelona?” y las adolescentes, las había menores de 15 cuando no directamente niñas, se dejaban la garganta para manifestar su presencia antes de bailar con Wan Tun. Deliro hormonal, tierno y divertido, otro Fórum para otro festival.
Y por allí andaba, cara satisfecha de quien parecía sentirse padre de la concurrencia, Jordi Herreruela, director del Cruïlla, afirmando que habían triplicado los accesos para menores y que su teléfono indicaba que estaba lloviendo. Quizá por respeto, la lluvia llegó en cuanto marchó a ser entrevistado por una radio. Amanecieron paraguas y 31 FAM concluyó su actuación tras un breve chaparrón, logrando que el público hiciese el parabrisas con los brazos. Y aunque parezca mentira, buena parte de ese público se acercó al escenario principal al para ver a ToteKing, el rapero que lleva más años en los escenarios que aquel público viviendo. Rap clásico que habla de zapatillas, Botines, y que abrió con No hay manera un concierto categórico trufado con hits arrolladores, demostrando que no todos los mayores de 30 años estaban allí perdidos. Restaban Trueno y Rels B. El Cruïlla, que acababa a las 23:00h, iniciaba entre sonrisas y música su caminata hasta la madrugada del sábado.
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