Flores y libros

Sant Jordi es una maratón. La gente quiere aire libre y amistad. Y las novedades son incontables

Paradas de libros en el paseo de Gràcia en el Sant Jordi del año pasado.Albert Garcia (EL PAÍS)

Faltan menos de cuatro semanas para un Sant Jordi poco pandémico. Días que las editoriales, las librerías y los escritores aprovecharán, unas para muscular el negocio y otros para hacer estiramientos. Sant Jordi es una maratón. La gente quiere aire libre y amistad.

Entre las novedades, que son incontables, resaltan los libros de dos autores muy queridos en Cataluña pero que desgraciadamente nos dejaron hace poco. Se trata de Història de la del segle XX (l’electrònica), de Pau Riba en Males Herbes, y de Les muses, de Jordi Cussà en Comanegra. Dos libros, la verdad, que tien...

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Faltan menos de cuatro semanas para un Sant Jordi poco pandémico. Días que las editoriales, las librerías y los escritores aprovecharán, unas para muscular el negocio y otros para hacer estiramientos. Sant Jordi es una maratón. La gente quiere aire libre y amistad.

Entre las novedades, que son incontables, resaltan los libros de dos autores muy queridos en Cataluña pero que desgraciadamente nos dejaron hace poco. Se trata de Història de la del segle XX (l’electrònica), de Pau Riba en Males Herbes, y de Les muses, de Jordi Cussà en Comanegra. Dos libros, la verdad, que tiene sentido comprar juntos porqué entrelazan la contracultura catalana con el hilo invisible de la historia del mundo. También está presente la última y estupenda novela de Melcior Comes (Tots els mecanismes, Proa), toda una lección de oficio con sabor faulkneriano sobre el caciquismo, la familia y la tierra.

Pasando a las nuevas voces, por decirlo a remolque del tópico, destaca el primer libro de la veterinaria Pilar Codony, Distòcia (L’Altra), pequeña maravilla sobre la maternidad animal, indistinta, sin arabescos literarios, pero con mucha inteligencia. Y sobresale, y es nueva voz porqué la versada poeta Blanca Llum Vidal ha dado con un tono nuevo, La princesa sou Vós (Club Editor), una novela epistolar que domestica la locura del amor con una prosa poética muy bien calibrada.

En el apartado de reediciones, L’Avenç rescata Les presons imaginàries, donde Pere Coromines relata con crudeza su paso por los calabozos del castillo de Montjuïc en 1887, condenado a muerte y luego absuelto y desterrado a Francia: un testimonio escalofriante. En el caso de otros géneros, porqué tiene que haber de todo, es recomendable el libro doble Sismes / Un bibliotecari de Mart (Editorial Chronos), de Sergi G. Oset y Enric Herce, amasijo pulp en toda regla, un doblete loco, divertido, marginalmente genuino.

Este año no faltarán las novedades de los autores más mercantiloides (Albert Sánchez Piñol y Alfred Bosch, por ejemplo), libros que no tienen porqué eclipsar sendos recuentos autorizados sobre nuestro presente, verbigracia Elles competeixen (de la periodista y escritora Anna Ballbona, Ara Llibres), con entrevistas en profundidad a mujeres deportistas de élite; Trencar en cas d’emergència (de la abogada Carla Vall, Univers), sobre la lacra de la violencia vicaria; y Somiant la pau (Rosa dels Vents) de la activista afgana Nadia Ghulam y la periodista Ariadna Oltra, una charla sobre el país de la primera y el retorno de los talibanes.

Flores, amor, libros, paseos, actividades, es difícil celebrar mejor la vida y la comunidad sin haber dejado del todo atrás la pandemia, con el horizonte negro por las guerras en todo el mundo, con las puertas de nuestra casa tan a menudo cerradas ante los que se vieron obligados a huir de la suya. Aprovecharemos Sant Jordi para ser mejores, más humanos, más generosos, más críticos, aunque llueva a cántaros, más cercanos y más libres.

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