Ratas y acoso psicológico: los trabajadores de un centro de menores de Cruz Roja Cataluña denuncian las condiciones de trabajo

La ONG investiga los hechos mientras se suceden las críticas por presunto acoso laboral y situaciones insalubres

Un grupo de menores extranjeros no acompañados en un centro de Barcelona, en una foto de archivo.GIANLUCA BATTISTA

Trabajadores del Dispositivo de Atención Inmediata (DAI) de Cruz Roja en Cataluña, destinado a menores extranjeros no acompañados, han denunciado este jueves frente a la sede de la organización las circunstancias “humillantes” que afectan tanto a sus condiciones laborales como al servicio que prestan. Fuentes de la ONG reconocen que están en medio de un proceso interno de investigación “complicado”. La Generalitat, que adjudicó el proyecto a la entidad en contratos que suman tres millones de euros, mantiene que el fu...

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Trabajadores del Dispositivo de Atención Inmediata (DAI) de Cruz Roja en Cataluña, destinado a menores extranjeros no acompañados, han denunciado este jueves frente a la sede de la organización las circunstancias “humillantes” que afectan tanto a sus condiciones laborales como al servicio que prestan. Fuentes de la ONG reconocen que están en medio de un proceso interno de investigación “complicado”. La Generalitat, que adjudicó el proyecto a la entidad en contratos que suman tres millones de euros, mantiene que el funcionamiento de la prestación ha sido “muy positivo”.

El Govern trasladó el centro desde Vallvidrera (Barcelona), en la sierra de Collserola, hasta una casa en una población del Vallès Oriental (Barcelona) el pasado febrero. Las denuncias de la “mayoría” de trabajadores, que en total son unos 25, según han señalado estos durante la presentación de un manifiesto, exponen unas condiciones que “empeoraron hasta límites inaceptables” desde el inicio del proyecto a mediados de 2019. Convivir con plagas de ratas y arañas; falta de agua caliente; que los menores tuvieran que ducharse con cubos de fregar, o dormir sobre colchones en el suelo y sin calefacción, con temperaturas bajo cero, son algunos de los elementos que enumeran.

Fuentes de Cruz Roja defienden que se ha hecho un control de plagas anual. “Si la caldera se estropeaba, se reparaba. Si se volvía a estropear era por el estado de las instalaciones”, ha argumentado la ONG, que también alude a los temporales, o a la “presión sobre el espacio” que ha supuesto el paso de 3.000 menores durante el tiempo en el que el servicio ha estado activo.

En cuanto a sus condiciones laborales, los trabajadores exponen una serie de excesos, como insultos y amenazas recibidas por la responsable del proyecto, apartada recientemente por la ONG mientras dure la investigación interna que se ha abierto por los motivos denunciados. También mantienen que han debido realizar funciones que no les correspondían, como cocinar o lavar las dependencias del edificio, entre otros aspectos.

Los representantes de Cruz Roja, agrega el manifiesto, calificaron los hechos denunciados de “un montaje”; aunque al día siguiente fueron a las instalaciones para observar la situación del centro. Pronto reasignaron a los menores y al personal a otro espacio, mientras intentaban subsanar los desperfectos. En ese tiempo, algunos de los monitores tuvieron que ir a limpiar la residencia, según denuncia N.H., una trabajadora que prefiere no dar su nombre, aunque la organización afirma haber enviado un servicio de limpieza. Fuentes de Cruz Roja han reconocido que “seguía siendo inviable” vivir allí, y por eso concertaron reinstalar a los menores y a los trabajadores en una casa cedida en el Vallès Oriental.

El proceso de investigación interna ha transcurrido durante dos meses sin obtener respuesta, critican los trabajadores; mientras que la referente del proyecto, a la que según el manifiesto se investiga por malas prácticas y/o malversación de fondos, “continúa cobrando y formando parte de la institución”. Cruz Roja mantiene que no hay un tiempo estipulado para el proceso de investigación: “Si finalmente se detectan faltas graves, ahí tenemos la obligación de ejecutar las conclusiones en un período de dos meses”, argumentan.

Muchos de los trabajadores sociales están de baja por ansiedad, de acuerdo con algunos de sus compañeros. Hakima, presente en la lectura del manifiesto, forma parte del equipo del DAI. “Yo hace una semana que tuve que coger la baja por hacer sobreesfuerzo de trabajo”, señala. La monitora ha tenido que desempeñar funciones que no le correspondían. Según expone, ha ejercido de enfermera, de limpiadora, de conductora, de integradora, de responsable, de entrevistadora... Algunos de sus compañeros consultados coinciden en que habitualmente tienen que hacer trabajos diferentes a aquellos para los que han sido contratados. Respecto a esto, Cruz Roja ha concedido que los trabajadores “se han tenido que ir adaptando” porque el número de menores que debían monitorizar ha ido variando.

Hakima, que antes de formar parte del DAI fue voluntaria en la misma organización durante 15 años, ha lamentado la situación: “Estoy decepcionada con Cruz Roja. El proyecto [del DAI] nos gusta muchísimo, nos da mucha satisfacción, y la gente que se ha ido quería quedarse, pero no veíamos ninguna solución”.

El Dispositivo de Atención Inmediata se hace cargo de los menores que llegan a Cataluña durante un máximo de 48 horas, para después destinarlos a un centro de protección, aunque en la práctica este periodo de tiempo se ha extendido de manera frecuente. Según la Generalitat, esto se debe a los casos de positivos por coronavirus que han debido hacer cuarentena durante la pandemia. Los trabajadores reunidos este jueves, apoyados por el Sindicato de Comisiones de Base (COBAS) y CGT, han llamado a manifestarse frente a la sede de Cruz Roja el próximo 10 de marzo.

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