Los nuevos territorios de la pintura toman la Fundación Miró
Pere Llobera comisaría un ciclo en el Espai 13 con obras de los artistas Victor Jaenada, Marcel Rubio, Marria Pratts y Martin Vitaliti
El comisario de Salto e inmersión, el nuevo ciclo del Espai 13 de la Fundación Miró, que explora las nuevas tendencias de la práctica pictórica contemporánea, es un pintor. Pere Llobera se lanza al comisariado con un programa de cuatro exposiciones de otros tantos artistas del ámbito local que representan la gran diversidad de lenguajes de la escena catalana. Con esta propuesta el Espai 13, creado para dar voz y visibilidad a las generaciones emergentes, vuelve a su esencia primordial, tal y co...
El comisario de Salto e inmersión, el nuevo ciclo del Espai 13 de la Fundación Miró, que explora las nuevas tendencias de la práctica pictórica contemporánea, es un pintor. Pere Llobera se lanza al comisariado con un programa de cuatro exposiciones de otros tantos artistas del ámbito local que representan la gran diversidad de lenguajes de la escena catalana. Con esta propuesta el Espai 13, creado para dar voz y visibilidad a las generaciones emergentes, vuelve a su esencia primordial, tal y como explicó Martina Milla, jefe de exposiciones de la Fundación Miró, en la presentación del ciclo, recordando como el propio Joan Miró llevó la pintura al límite convirtiéndola en un soporte “lleno de riesgos”.
El ciclo toma su título, Salto e inmersión, de la traducción que el poeta gallego José Ángel Valente hizo del poema Il Tuffatore del premio Nobel italiano Eugenio Montale, que a su vez remite a una pintura funeraria del siglo V a. C., hallada en el yacimiento grecorromano de Paestum. Ambas obras reflexionan sobre la vida, la muerte y la circularidad de los ritmos naturales, así como lo hacen los cuatro artistas que componen el ciclo —Victor Jaenada, Marcel Rubio, Marria Pratts y Martin Vitaliti— y que como il tuffatore se tira al agua, se lanzan al vacío de la experimentación artística sin red de seguridad. “El título del ciclo señala de forma simbólica la radicalidad y la profundidad del compromiso de estos artistas con el público, pero ante todo con su obra”, asegura el comisario.
Llobera da inicio al ciclo con Isabel, una instalación envolvente de Victor Jaenada (Esplugues de Llobregat, 1977) que despliega un gran número de fragmentos de papel, tela y cerámica como una especie de pintura explotada. La obra surge de un episodio real de la niñez del artista, en el cual experimentó la posibilidad de morir con menos de dos años. “Estaba en un habitación y de pronto percibí unas formas que me asustaron, me puse a llorar desesperado. Para consolarme mi abuela me sacó del cuarto y a los pocos minutos se derrumbó el techo”, recuerda Jaenada, que admite mezclar en la instalación sensaciones y recuerdos de su infancia con los relatos del acontecimiento de su familia y especialmente su abuela Isabel, a la que está dedicada la instalación.
“Sigo preguntándome si aquellas formas venían a avisarme o tenían pensado llevarme con ellas”, continúa el artista, que ha plasmado el dramático evento en una suerte de pintura fragmentada. Las misteriosas formas, que finalmente le salvaron, se convierten en colgantes móviles que bajan del techo. Para incrementar la sensación de desasosiego y peligro inminente, Jaenada utiliza unas canciones de cuna, que se oyen como desde la lejanía, fruto de la colaboración con el artista Marc Vives. Jaenada, que a menudo en sus obras trata temas como el paso del tiempo y el carácter ineludible de la muerte, en Isabel se enfrenta al “sentimiento trágico de la vida” de Miguel de Unamuno, pero planteado a la inversa. “En este caso la tragedia de morirse es remplazada por un sentimiento de desconcierto ante el hecho de seguir con vida”, asegura.
El artista, que se define “un cantaor cobarde”, admite su pasión y fascinación absoluta por el flamenco, asegurando que también esta exposición “queda atravesada por el duende de la música” y, no por casualidad, las oscuras canciones de cuna de Vives remiten a la gravedad de algunos palos flamencos. “Esta exposición tiene su reflejo en unas intervenciones que Jaenada realizará en la Plataforma de Estudios Independientes Flamencos de Sevilla en los próximos meses”, apunta el comisario.
Dibujos animados
Tras Isabel, que se clausurará el 18 de abril, el ciclo propone Resurrección (del 29 de abril al 3 de julio), una muestra de Marcel Rubio que explora la metáfora de la transmutación alquímica para plasmar el retorno a la vida. Marria Pratts presentará un artefacto pictórico dinámico para materializar la atmósfera de rabia y rebelión que caracterizó el final de los años 70 (15 de julio al 16 de octubre) y Martin Vitaliti cerrará el ciclo con Silly Simphony (del 28 de octubre al 15 de enero), una instalación audiovisual inmersiva que utiliza los primeros dibujos animados de Walt Disney en los años 30, para denunciar la alienación del aprovechamiento extremo de la cadena de producción para incrementar los beneficios.