Sin restricciones, el virus se instala en la zona alta de Barcelona

Los barrios acomodados registran el 58% de los positivos durante la sexta ola tras la reapertura total de la mayoría de sectores económicos

Largas colas en el punto de vacunación covid en la Fira de Barcelona.CARLES RIBAS (EL PAÍS)

El comportamiento del coronavirus ha cambiado en Barcelona en esta sexta ola. Los contagios se han disparado especialmente en los barrios de zona alta. El 58% de los positivos registrados a partir de noviembre se detectaron en los barrios con las rentas más altas (Sarrià, Les Corts, Eixample, Gràcia y Sant Martí), por un 40% en el resto de la ciudad (Ciutat...

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El comportamiento del coronavirus ha cambiado en Barcelona en esta sexta ola. Los contagios se han disparado especialmente en los barrios de zona alta. El 58% de los positivos registrados a partir de noviembre se detectaron en los barrios con las rentas más altas (Sarrià, Les Corts, Eixample, Gràcia y Sant Martí), por un 40% en el resto de la ciudad (Ciutat Vella, Sants, Nou Barris, Horta y Sant Andreu), según datos de la Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB). El fin de las restricciones abre la incógnita sobre si el escenario actual tendrá continuidad o si la afectación se irá equilibrando, como ocurrió en la quinta ola.

”No tenemos una explicación clara para este fenómeno”, admite la gerente de la ASPB, Carme Borrell. “Pero es probable que las personas más acomodadas tengan más posibilidades de salir y socializarse”, apunta. La incidencia acumulada ha aumentado semana tras semana en Cataluña tras el fin de las restricciones, el pasado 15 de octubre. “En un momento sin casi limitaciones sociales, la capacidad económica puede marcar una diferencia en los contagios”, apunta Borrell. De los casi 7.600 contagios detectados en Barcelona desde el 1 de noviembre, más de 4.400 se registraron en los barrios altos.

El escenario actual plantea un cambio de paradigma en la afectación de la covid y se aleja de la idea de que la pandemia golpea más a las zonas desfavorecidas. Si 2020 fue el año de las restricciones y el virus perjudicó a las rentas más bajas que no podían quedarse en casa para trabajar, en este 2021 la pandemia golpea a las zonas más acomodadas con la recuperación de la normalidad. Es la diferencia entre la necesidad y la capacidad.

Las cifras lo confirman: en 2020, el 45,5% de los positivos totales se detectaron en los barrios ricos de Barcelona, mientras que su afectación alcanzó el 50,7% de enero a septiembre de 2021; y subió hasta el 52% en el último trimestre de este año. El porcentaje se ha disparado hasta el 58% desde noviembre, la cifra más alta de la pandemia. La reapertura económica se anuncia clave: los restaurantes, las discotecas y los teatros funcionan con casi total normalidad en Cataluña y la mayoría de las fronteras europeas están abiertas con el certificado digital covid. Todos estos sectores sufrieron severas restricciones en 2020.

Impacto en las zonas vulnerables

Los responsables políticos, en todo caso, defienden que el impacto global de la pandemia ha dañado en global a los colectivos vulnerables. “Las desigualdades sociales y económicas impactan mucho sobre la salud”, insiste a menudo el consejero de Salud de la Generalitat, Josep Maria Argimon. El estudio Los que no pueden quedarse en casa (Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 2020) ya alertó de un mayor número de desplazamientos en las zonas más vulnerables durante los confinamientos principalmente por tener que ir a trabajar o no poder hacerlo desde casa. “Las reducciones de la movilidad son particularmente acusadas en los barrios acomodados situados en los distritos de Sarrià-Sant Gervasi o les Corts, mientras esta se mantuvo más elevada en los barrios de renta baja situados en Nou Barris, Sant Andreu y Sants Montjuïc”, asegura el informe después de analizar el número de validaciones de los títulos de transporte. Otro estudio publicado en la revista Journal of Public Health calculó una incidencia 2,5 veces mayor en el distrito más pobre de Barcelona en comparación con el más rico entre febrero y abril del 2020.

En esta sexta ola, como pasó en el inicio de la quinta, la movilidad parece más vinculada al ocio y a la capacidad adquisitiva que a la necesidad: la Dirección General de Tráfico (DGT) contabilizó siete millones de desplazamientos en España el pasado puente del Pilar, dos más en comparación con 2019, y el organismo prevé ocho millones en este puente de diciembre, una cifra ligeramente superior a las prepandemia. “Las personas de clase media-alta pueden tener una mayor interacción social por su participación en viajes y actividades de ocio”, admite la secretaria de Salud Pública de la Generalitat, Carmen Cabezas.

La responsable sanitaria acepta que la situación actual tiene ciertos paralelismos con la llegada de la quinta ola en Cataluña y Barcelona. “Es un escenario parecido”, compara. Los positivos se dispararon exponencialmente en verano entre los jóvenes de zona alta, aún sin posibilidad de vacunarse, durante los viajes de fin de curso y los festivales musicales de junio y julio. Después, la incidencia se reequilibró por todos los barrios de la ciudad. La quinta ola acabó afectando entre junio y octubre en un 50,9% a los distritos más ricos de Barcelona, y en un 46,9% a los más pobres. La ASPB y el Ayuntamiento piden ahora tiempo para observar la evolución de esta sexta ola. “Ahora tenemos una situación de casos similar a la de la quinta ola, pero hay que seguir la evolución de la actual”, reclama la regidora de Salud del Consistorio barcelonés, Gemma Tarafa.

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