Lola, la primera musa de Picasso
El Museo Picasso de Barcelona dedica una muestra a la hermana del artista como modelo y “guardiana” de las obras que el malagueño legó a la ciudad en 1970
Salvador Dalí y Pablo Picasso son dos de los mejores pintores del siglo XX. Pero sus carreras, pese a la admiración que siempre sintió el ampurdanés por el malagueño siguieron caminos distintos. También sus vidas personales. Si Dalí solo se vinculó con una mujer, Picasso tuvo dos esposas y media docena de amantes reconocidas. Y si los dos tuvieron a sus hermanas, Anna Maria y Lola, como primeras musas y modelos en su juventud; Picasso y Lola mantuvie...
Salvador Dalí y Pablo Picasso son dos de los mejores pintores del siglo XX. Pero sus carreras, pese a la admiración que siempre sintió el ampurdanés por el malagueño siguieron caminos distintos. También sus vidas personales. Si Dalí solo se vinculó con una mujer, Picasso tuvo dos esposas y media docena de amantes reconocidas. Y si los dos tuvieron a sus hermanas, Anna Maria y Lola, como primeras musas y modelos en su juventud; Picasso y Lola mantuvieron una relación cordial toda su vida, mientras Dalí y Anna Maria no se hablaron y se evitaron durante los últimos 40 años de sus vidas. Pero no solo eso. Si Lola guardó con celo las obras de su hermano en el piso familiar de paseo de Gràcia desde que su hermano se instaló en París, a comienzos de siglo; Anna María vendió muchas de las obras de juventud de su hermano, algo que disgustó aún más al pintor surrealista.
La intensa relación de Pablo Picasso con su hermana Lola, las obras que el pintor realizó teniendo como modelo a su hermana y el celo con el que ella conservó toda su vida las obras de su hermano en Barcelona (236 óleos, 1.149 dibujos, 17 carnets de dibujo, cuatro libros de textos con dibujos y anotaciones, además de 40 obras de arte de otros artistas), teniendo en cuenta que lo hizo durante una guerra y una dictadura que tenía en el ojo del huracán a Picasso, como abanderado del comunismo, son el núcleo de la exposición Lola Ruiz Picasso que puede verse (hasta el próximo febrero) en el Museo Picasso de Barcelona; el lugar donde desde hace 50 años se conservan y se difunden todas estas obras donadas por Picasso.
Lola Ruiz Picasso (Málaga, 1884-Barcelona, 1958) estuvo siempre a la sombra de su hermano Pablo, pero compartió muchos de los momentos importantes de su vida. Modelo en, al menos, 66 obras de juventud del artista; desde 1894, cuando la familia Ruiz Picasso vivía en La Coruña, la siguió pintando hasta 1901, cuando él tras sus primeros viajes a París, comienza a acariciar su etapa azul. Lo mismo en óleos, como en el enorme Primera Comunión (1896), como en pequeños dibujos a pluma realizados en sus inseparables cuadernos de dibujo, en pasteles y acuarelas. “De hecho, el primer retrato que realiza Picasso en su vida es a Lola, el 1 de diciembre de 1894″, subrayó Malen Gual, cocomisaria de la muestra, junto con Emmanuel Guigon, director del museo.
Según Gual, Picasso lo “mismo representa a su hermana con aspecto infantil como siguiendo diferentes arquetipos y destacando su feminidad”. De los 66 retratos conocidos, 44 se conservan en el museo barcelonés. Y de esos, se exponen 37, ya que pintó varios en un mismo cuaderno.
La exposición permite ver, como esta hija, hermana, madre y abuela de artistas también tuvo interés por la pintura y realizó algunas obras entre 1896 y alrededor de 1900, coincidiendo con el comienzo de las relaciones con el que sería su marido, Juan Bautista Vilató. Diez de ellos, dos pertenecientes al museo y ocho a diferentes colecciones particulares, todos de la familia de Picasso, pueden verse en la exposición, dejando ver que en esta familia todo el mundo tenía vena de artista
Tras la instalación definitiva en 1904 de su hermano en París ella siguió en continuo contacto con él, manteniendo el vínculo del pintor con Barcelona y con España, tal y como demuestra la abundante correspondencia de cartas, postales, documentos y fotografías. Al morir su madre, en 1938, ella siguió siendo la “guardiana del tesoro”, como la califica Guigon. Y cuando ella muere, en 1958, sus hijos continuaron haciéndolo hasta que Picasso lo fotografió e inventarió todo y lo regalo al museo que se había abierto en Barcelona en 1963.
Si en los retratos y dibujos aparece Lola, en las cartas, postales y fotografías cruzadas entre ellos hablan por si solas de la intensa relación entre los hermanos: “Eres bueno bueno y requetebueno como siempre has sido y lo serás”, le dice ella el 10 de mayo de 1949. “Hace mucho tiempo que no nos mandas retratos tuyos veremos si pronto mandas alguno y vemos lo resalao que estás, porque yo creo que aunque haya guerra estarás tan guapito como siempre”, le escribe en 1915.
También en fotografías como dos de 18881 en las que Pablo y Lola, con siete y cuatro años, posan juntos y cómplices en sus gestos y sus miradas. O en la de 1954 en la que Lola, con 70 años, está sentada junto a dos de sus hijos en el salón de su casa delante del lienzo que su hermano hizo de su primera comunión, que reflejan, como ninguna otra, el empeño que tuvo en conservar las obras.
En este sentido Gual comentó la anécdota que se cuenta en la familia Vilató. “Estaban en casa y tras correrse la voz de que había fuego en la finca donde vivían y escucharse las sirenas de los bomberos, ella comenzó a gritar: ‘¡los cuadros, hay que salvar los cuadros!’ Y uno de sus hijos dijo: ‘¿y nosotros, qué?”.
Por otra parte, el museo también inaugura este viernes la exposición Vilató. Dibujos de teléfono, un centenar de composiciones de Javier, uno de los hijos de Lola, también artista, del que este año se conmemora el centenario de su nacimiento y que aprovechaba para dibujar mientras hablaba por teléfono.
La familia donará unas 100 cartas y postales inéditas
Xavier Vilató, nieto de Lola Ruiz Picasso, mostró en la presentación de la exposición su alegría por el homenaje a su abuela y por el hecho de que la correspondencia que puede verse, la mayoría inédita, permita conocer mejor a Picasso, “porque las cartas son la palabra más directa y lo más tangible que hay”.
Vilató anunció que en los próximos meses la familia depositará en el museo barcelonés “gran parte” de la correspondencia del pintor para que se pueda estudiar y dar a conocer y que sea “la fuente principal de la documentación de la figura de Picasso”.
En estas alrededor de 100 cartas están tanto las que Picasso envió a su familia, como la que ellos le enviaron y que él siempre conservó. Tras su muerte, toda la documentación, menos esta correspondencia que recuperó la familia Vilató, se depositaron en el Museo Picasso de París.